Obama en Costa Rica: Un silencio que empieza a hacerse atronador

Una reunión de mínimos: ni declaración, ni acuerdos. “No hubo ningún comunicado”, lamentó el presidente de Guatemala, general Otto Pérez, al concluir la visita,

Una reunión de mínimos: ni declaración, ni acuerdos. “No hubo ningún comunicado”, lamentó el presidente de Guatemala, general Otto Pérez, al concluir la visita, en breves declaraciones a la prensa después de la reunión del presidente Barack Obama con empresarios centroamericanos, el sábado, en la vieja aduana de San José.

Sin duda, un silencio poco habitual en reuniones de este tipo, que deja  en evidencia por lo menos dos cosas: primero, la dificultad para llegar a acuerdos, aunque mínimos, que pudieran darle un sentido a la reunión y señalar un camino conjunto hacia el futuro. La otra evidencia es que tampoco había mucho interés en realizar los esfuerzos necesarios para llegar, en estas circunstancias, a un acuerdo mínimo. No valía la pena.

Podría agregarse una tercera (y quizás más importante) evidencia dejada por esa reunión: la falta de alternativas, de opciones que ofrecer, más allá de las usuales en esas reuniones. Y que, por usuales (sobre todo en el actual contexto de crisis), han dejado claro el vacío de su contenido y perdido poder de seducción, como las referencias a la democracia, a los derechos humanos o a los beneficios del libre mercado. Un silencio que, con el pasar de las horas, empieza a hacerse atronador y que despierta la sospecha de que, si los mandatarios no dijeron nada, es porque no tenían nada que decir.

 

A QUÉ VINO

Si es así, persiste la pregunta: ¿A qué vino el presidente Obama a Centroamérica? Quizás un viejo artículo de la revista británica The Economist, de septiembre del 2010, dé algunas pistas. “Patio trasero de nadie” (“Nobody’s backyard”) se titula.

En él se analiza el desempeño de América Latina desde que estalló la crisis financiera mundial, en el 2007. “En los cinco años anteriores a 2008 la región creció a una tasa anual promedio de 5,5%, con una inflación de un solo dígito”, dice la revista, que luego especula sobre las razones del buen comportamiento económico de la región.

Sigue con el análisis de los que, en su criterio, son problemas pendientes: el primero, la “barroca” regulación laboral, cuyas reformas –recomienda– deben estar ligadas a una red de seguridad social más fuerte.

No vaya a ser –advierte The Economist– “que el triunfalismo por haber escapado de la crisis financiera promueva el retorno a un mayor, y más pasado de moda, papel del estado en la economía”.

“Resolver estos problemas podría ser más fácil si las relaciones con Estados Unidos mejoran”, sugiere.

Para esto, concluye el artículo, América Latina debe dejar de lado su viejo complejo de ser considerado el “patio trasero” de los Estados Unidos. Pero “Estados Unidos debe cambiar también su actitud”. La preocupación sobre crímenes e inmigración: “está llevado a poner el énfasis en los riesgos de su relación con los vecinos en vez de ponerlo en las oportunidades”.

Esto es doblemente malo, dice la revista, porque los latinoamericanos son el segundo grupo étnico en Estados Unidos, y derrotista: “mientras más abierto sea Estados Unidos hacia América Latina, mayor la ocasión para crear prosperidad lo que, finalmente, es la mayor protección contra los conflictos y el desorden”.

La receta suena demasiado parecida a lo que oímos en estos dos días para pensar que no tiene nada que ver con los objetivos de la visita que el presidente Obama hizo a San José el 3 y el 4 de mayo recién pasados. En todo caso, parece lo suficientemente sugerente como para ponerle atención.

OTRAS RAZONES

Si se quiere ver así, Centroamérica podría ser como un “tapón” entre el norte y el sur de América, lo que hoy no es solo un problema geográfico, sino geopolítico.

No se trata solo de países con gobiernos más cercanos o más lejanos de los intereses norteamericanos. Eso es circunstancial y puede variar, inclusive en el corto plazo. Pero la derecha, apoyada e identificada tradicionalmente con las posiciones de Washington, no solo cuenta con menos recursos sino también con menos ideas con las que entusiasmar a la gente. En todo caso, hay que evitar la propagación de las nuevas, que vienen del sur, y Centroamérica parece una buena trinchera donde dar la batalla.

Por un lado, ese tapón se construye con la cooperación militar justificada por la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. El encargado de esto no es el Departamento de Estado, sino el de Defensa y su brazo en la región, el Comando Sur. Al contrario de los que dicen (o se lamentan) de que América Latina no haga parte del discurso del mandatario norteamericano (como en el caso de las pasadas elecciones), la región no deja de estar permanentemente en la agenda de Washington, a cargo de diversos departamentos del gobierno.

Por otro lado, se habló en la reunión de una iniciativa estratégica de largo plazo, cuya aplicación requerirá aún algunos años para ser operativa: un acuerdo energético. Por su misma complejidad se insistió en la necesidad de buscar el apoyo de organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de los gobiernos de la región, para avanzar en las necesarias negociaciones de ese acuerdo.

“Hemos explorado las posibilidades de usar la plataforma del CAFTA (el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y los países de la región) para gozar de algunas preferencias en la importancia de gas natural licuado de los Estados Unidos”, dijo la presidenta Laura Chinchilla durante la cumbre.

Eso es posible considerando que Estados Unidos es actualmente  autosuficiente en gas. En el 2030 lo será también en petróleo.

La propuesta trata, por lo tanto, de “amarrar” Centroamérica a la matriz energética del norte, lo que podría evitar futuros encantamientos con el sur. No se trata solo del programa Petrocaribe, de Venezuela. Brasil está comenzando la exploración de petróleo en el fondo marino adyacente a sus costas que lo transformará en una potencia energética posiblemente en este mismo lustro. Y, como recordó el canciller Enrique Castillo, la presidenta Dilma Rousseff es esperada en San José en junio próximo, para la clausura del semestre en que Costa Rica ejerció la presidencia rotatoria de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA).

No se puede descartar propuestas de cooperación en esta área, suficientemente importante como para inclinar la región hacia un lado u otro.

DIPLOMACIA INTENSA

Al contrario de los reclamos contra el “olvido” de Centroamérica en las agendas internacionales, en los últimos meses ha habido una intensa actividad diplomática en la región y, en particular, en Costa Rica. En tan solo un semestre, habrán visitado San José los presidentes de México, Estados Unidos y Brasil (si se confirma la visita de Dilma), los tres países más influyentes de la región.

Además, aunque pasó desapercibida en los medios locales, un cable de la agencia AP, fechado en Washington el 26 de abril, anunció una visita a la región del presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata de origen cubano, Robert Menéndez.

Menéndez dijo que visitaría Guatemala, El Salvador y Honduras, del 29 de abril y el 3 de mayo, prácticamente coincidiendo con la visita de Obama a San José. Parecen demasiadas coincidencias para una región “sin importancia”.

El objetivo del viaje, afirmó, es “reevaluar las prioridades de la asistencia estadounidense a América Central”. Menéndez dijo que pretendía «ver la sinergia de los programas para el desarrollo, seguridad y otros que tenemos en la región para evaluar qué funciona y qué no funciona». «Ahí podré determinar si debemos hacer cambios».

No se ha conocido aquí los resultados de la visita que, sin duda, serán contrastados con las impresiones del presidente Obama después de la suya.

Quizás destaquen los cambios que están ocurriendo en la región, aunque no necesariamente se den cuenta, por ejemplo, de uno que no deja de llamar la atención: la ausencia de calor en la calle donde, además de algunos centenares de curiosos, faltó entusiasmo, tanto para apoyar como para protestar. Para la gente, quizás bastó el show mediático.

 


 

Visita de Obama deja muchas expectativas, pero nada en papel para Costa Rica

JAVIER CÓRDOBA MORALES

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió varias solicitudes de apoyo por parte de la presidenta Laura Chinchilla, aunque ningún compromiso quedó firme sobre papel. (Foto: Katya Alvarado)

La visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, deja muchas expectativas sobre posibles apoyos de ese país a Costa Rica en diversos campos, aunque ninguno quedó plasmado como compromiso sobre el papel.

Obama tuvo como primer punto en su visita una reunión con la presidenta Laura Chinchilla y algunos de sus ministros, quienes procuraron plantear una agenda con temas distintos al de la seguridad y lucha contra el narcotráfico, en que se había centrado la relación con ese país en los últimos años.

El presidente norteamericano recibió solicitudes de apoyo y cooperación en temas de energía, educación, comercio y participación de Costa Rica en foros y acuerdos en los que Estados Unidos podría convertirse en una “puerta de entrada”.

Sin embargo, algunos de estos proyectos dependen de conseguir un mecanismo que los haga posible, del seguimiento por parte de funcionarios de ambas partes, o de una decisión política que el propio Obama deberá tomar más adelante

INVITACIÓN A LA PRIMERA DAMA

El ministro de Educación, Leonardo Garnier, comentó tras la cita con Obama, que se le planteó al presidente estadounidense la importancia de fortalecer el dominio del idioma inglés en Costa Rica, para lo cual Estados Unidos incrementaría la presencia del “Cuerpo de Paz”.

También se solicitó reactivar los programas de becas de posgrado para jóvenes costarricenses en universidades de Estados Unidos, a lo que el Presidente manifestó su anuencia para incluir a Costa Rica en la iniciativa “100.000 Strong in Americas” (programa de intercambio de estudiantes).

La presidenta Chinchilla también planteó dos temas en los que, según Garnier, su administración ha puesto énfasis, como los son el “bullyng” (o acoso y violencia entre estudiantes) y la nutrición en centros educativos; que son puntos de interés para la primera dama estadounidense.
“La presidenta Chinchilla le planteó la invitación al presidente Obama para que su esposa pueda visitar Costa Rica para tratar esos dos temas. El presidente dijo que eso era posible, que Michelle prefería venir sin él, pues con él es muy complicado el viaje”, indicó Garnier.

ENERGÍA INCIERTA

Otra de las solicitudes que más destacó en esta visita de Obama tiene que ver con que Estados Unidos facilite al país (y también a la región centroamericana) acceso a la reserva de gas natural de Estados Unidos, una de las más grandes del mundo.

El ministro de Ambiente y Energía, René Castro, reconoció en días previos a la visita, que el país tiene como uno de sus principales obstáculos para alcanzar la meta de ser “carbono neutral” en el 2021, la alta dependencia del sector transporte a los combustibles derivados del petróleo.

El gas natural sería una alternativa más económica y menos contaminante, aunque la adaptación a ese combustible no parece tan sencilla, y ni siquiera el propio Estados Unidos ha dado ese paso en firme.

El presidente Obama aseguró que su país será exportador neto de gas natural para el año 2020, y dejó en suspenso la posibilidad de ofrecerlo a Centroamérica a un precio preferencial, pues no está claro cuál mecanismo se utilizaría para lograr un acuerdo de este tipo.

El científico Franklin Chang también consideró importante la visita de Obama para dar impulso a la investigación que se realiza en el país para desarrollar un combustible a base de hidrógeno, pero dejó claro que este no estaría disponible en el corto plazo.

NO MILITARIZAR

En el tema de la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, si bien tras la reunión bilateral no se anunció ninguna solicitud en específico de parte de Costa Rica, Obama negó que tenga interés en “militarizar” la cooperación en este campo.

“No tengo interés en militarizar la lucha contra el narcotráfico. Eso compete a las fuerzas policiales de nuestro país y otras partes. En la medida que se siga apuntalando ese elemento podremos avanzar”, respondió Obama tras una pregunta de la prensa.

Pese a esto, el gobierno estadounidense sigue enviando naves de tipo militar como parte del convenio de patrullaje conjunto que tiene con Costa Rica, y no unidades policiales como se establece en ese mismo acuerdo.

En agosto de 2012, Estados Unidos solicitó a Costa Rica permiso para el atraque y abastecimiento de tripulaciones de 22 naves de guerra de la Marina. Entre esos buques se incluían barcos equipados con misiles guiados y buques para el desembarco anfibio de tropas.

Sobre el apoyo que solicitó Costa Rica para el ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, y la Alianza Transpacífico, Obama reconoció ante la prensa que Costa Rica es “un buen candidato”.

“Costa Rica es un líder y un modelo internacional en materia de comercio internacional, libertad de prensa, democracia y respeto a los derechos humanos, lo cual lo convierte en un candidato excepcional para ser miembro de la OCDE. Continuaremos apoyando a Costa Rica para que siga ejerciendo su liderazgo en la región”, expresó.

 


 

San José fue una ciudad con más policías que peatones

Alina Rodríguez [email protected]

Daniel Salazar ([email protected])

Un policía con una cámara de video grabó todos los movimientos de los manifestantes que protestaban contra la visita del presidente Barack Obama a Costa Rica. (Foto: Mauricio Herrera)

No cabía una protesta entre tanto policía. Vallas metálicas amarillas con la inscripción de la “Asociación Cívica Palmareña” y más oficiales que manifestantes fueron la constante en las dos manifestaciones pacíficas, realizadas el viernes durante la cumbre Centroamericana con el presidente Barack Obama.

En el Parque Central, último punto de la capital hasta donde se permitía el paso de los transeúntes,   algunas decenas de seguidores del Nuevo Partido Socialista (NPS) y del Partido de los Trabajadores (PT) se plantaron para mostrar su repudio a la visita del presidente estadounidense invitándolo a volver a su país con carteles que decían  “Obama go home”, o, más en tico, “Obama, ¡pa´l carajo!”.

Otro grupo con un poco más de suerte fue la comunidad de activistas en defensa de los derechos de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (grupos LGTBI) que se encontraban reunidos en el Gran Hotel Costa Rica para la Cumbre Centroamericana de Organizaciones de la Diversidad Sexual. De esta manera, burlaron los retenes que impedían el paso al resto de los mortales al Teatro Nacional y sin ser sometidos a chequeos de seguridad permanecieron la noche del viernes a la espera de los líderes centroamericanos, para llamar su atención acerca de la necesidad de una  convención de derechos humanos sobre el tema de orientaciones sexuales.

De cualquier manera, las actividades estuvieron marcadas por un enorme despliegue de fuerzas policiales que sumó casi dos mil efectivos organizados para mantener seguros a los mandatarios de cualquier ciudadano que no se trasladara en carro blindado. Sobrevuelos de helicópteros militares y francotiradores en azoteas se mimetizaron con el paisaje de techos herrumbrados que nadie pintó a pesar de la insistencia de Ottón Solís.

“Tenemos a todos los cuerpos de policía del país. El grueso lo tiene Fuerza Pública pero tenemos Policía de Tránsito, la DIS [Dirección de Inteligencia y Seguridad], la Unidad Especial de Intervención, miembros de la Policía de Migración y compañeros de la Policía Municipal. La operación suma alrededor de 1800 policías”, dijo Juan José Andrade, director de la Fuerza Pública al comentar la distribución de los equipos policiales para las actividades de la cumbre del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) y Estados Unidos.

Los grupos socialistas que protestaron cerca de las tres de la tarde en el Parque Central tuvieron una acogida llena de sospecha: un contingente policial que fácilmente duplicaba a los manifestantes rodeó la protesta del NPS. Habían caminado desde San Pedro y se quejaron de que durante el camino fueron sometidos al marcaje estricto de al menos cuatro patrullas. Ya en el parque gritaron “El Nobel de la Paz dónde está dónde está, por qué tanta policía y tan poca libertad”.

Después intentaron unirse los miembros del PT a quienes las autoridades impidieron el ingreso al parque durante algunos minutos. Ante la insistencia de los seguidores del NPS, y después de comprometerse a mantener el orden, los policías dejaron pasar al grupo del PT que entró al parque entre vítores y agitación de banderas rojas. Héctor Monestel, candidato presidencial del PT, enfatizó que la visita de Obama nada bueno traería para los trabajadores pues era una “cumbre de negocios entre el imperialismo y la oligarquía”, que solo aumentaría la dependencia centroamericana.

Más tarde, los policías permitieron a los activistas LGTBI permanecer frente al Teatro Nacional junto a la prensa que había sido sometida a una serie de exhaustivos controles. Incluso, dos representantes del grupo lograron acercarse a conversar con el presidente Porfirio Lobo, de Honduras, al finalizar la ceremonia.  Eso sí, el presidente Obama salió por una puerta lateral: no fuera a ser que recibiera el beso de algún manifestante ajeno al cateo de seguridad.

Roberto Bolaños, de la organización “Miss Gay Nicaragua”, explicó que procuran un mayor control para países de Centroamérica donde las personas son perseguidas y víctimas de violencia debido a su orientación sexual y por eso deseaban llamar la atención de los líderes de la región.

SEGURIDAD IN ENGLISH

Los operativos de la fuerza policial contaron con la colaboración de personal de Seguridad de los Estados Unidos, incluyendo marines y perros que controlaron el ingreso de los periodistas y camarógrafos en la conferencia de prensa entre la presidenta Chinchilla y Barack Obama y en el Foro Empresarial realizado la mañana del pasado sábado en la Antigua Aduana.

Los oficiales dieron órdenes en inglés a los periodistas, revisando los equipos con perros entrenados para la detección de explosivos, utilizando detectores de metales y registrando todos los equipos electrónicos que los comunicadores portaban.

Durante el viernes, oficiales costarricenses grabaron con cámaras de video la manifestación de los grupos socialistas y parte de las actividades en el cierre de la Avenida Central, en el que se limitó el libre tránsito de los peatones y se cerraron comercios temporalmente.

En un San José  con poca gente y protestas cercadas por policías, cámaras y francotiradores, las posibilidades de que algo rompiera el orden se redujeron tanto como las presas. “En realidad ha sido una jornada cívica, me parece que el pueblo respetó. Se pudo ver a lo largo de la actividad. Y no hemos tenido ningún contratiempo. La actividad ha sido en realidad una fiesta para el país”,  afirmó  el director de la Fuerza Pública respecto a los resultados del operativo desplegado.


 

 

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