Pacto entre Iglesia Católica y Partido Comunista facilitó las garantías sociales en 1943, revela libro

Picado- Miguel PicadoMiguel Picado  (Foto: Katya Alvarado).El nuevo libro “Secretos de un acuerdo, Monseñor Sanabria y Manuel Mora”, del presbítero Miguel Picado Gatjens −teólogo

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Picado- Miguel Picado

Miguel Picado  (Foto: Katya Alvarado).

El nuevo libro “Secretos de un acuerdo, Monseñor Sanabria y Manuel Mora”, del presbítero Miguel Picado Gatjens −teólogo e investigador costarricense− trae una colección de hallazgos en el Archivo de la Curia Metropolitana, relativos al pacto  logrado entre el entonces arzobispo Víctor Manuel Sanabria Martínez y el líder comunista Manuel Mora Valverde, en junio de 1943.

Tras dicho acuerdo el arzobispo Sanabria, con el apoyo del clero y del Papa Pío XII, dio luz verde a la participación de los católicos en dicho partido y a los sindicatos adscritos a éste.

En la investigación de Picado destaca la figura del arzobispo Sanabria, su estatura intelectual, lucidez teológica y compromiso social, con que participó en la construcción de una Costa Rica más justa y solidaria.

Desde esa posición tendió una alianza con el Gobierno del médico socialcristiano Rafael Ángel Calderón Guardia y con el Partido Comunista −encabezado por el abogado Manuel Mora− para la aprobación del Código de Trabajo y las Garantías Sociales, la más importante reforma social de Costa Rica, que le dio prestigio y progreso al país en la segunda mitad del siglo pasado.

Entre los documentos inéditos incluidos en el libro de 296 páginas −editado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia− se lee un breve texto escrito de puño y letra de Manuel Mora, en una hoja con membrete del arzobispado: “El Partido apoya la política social del Presidente Calderón Guardia, basada en las encíclicas papales y declara que esa política se enmarca sin contradicciones en los planes del Partido para la organización económico-social del país”.

La tesis del investigador es que la negociación entre Mora y Sanabria “fue un factor determinante para librar al presidente Calderón Guardia de las presiones golpistas que lo amenazaban y, al consolidar su permanencia en el poder, aseguraba la aprobación definitiva de las Garantías Sociales y el Código de Trabajo”.

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Nuevo libro de Miguel Picado sobre el acuerdo entre la Iglesia Católica y el Partido Comunista.

Como consecuencia de la negociación entre Mora y Sanabria, se disolvió el Partido Comunista para convertirse en el Partido Vanguardia Popular, el cual incluyó en su programa una referencia explícita a la doctrina social de la Iglesia. A la vez, la Iglesia permitía a los católicos participar en el nuevo partido y en los sindicatos adscritos a él, al tiempo que se reservaba el derecho a impulsar un sindicalismo propio, no confesional, inspirado en sus principios doctrinales.
El autor ubica la documentación encontrada en la Curia Metropolitana en el contexto de la crisis nacional e internacional que se generó a partir de la crisis capitalista de 1929. Particular atención merecen en el libro dos documentos, que son el “Programa del Partido Vanguardia Popular” y las “Palabras al Venerable Clero de la Arquidiócesis de San José”, en las que el arzobispo  expone las razones que lo llevaron a suscribir el acuerdo.

Durante muchos años –anota Sanabria− la doctrina social de la Iglesia permaneció ignorada por los más, y hasta causó escándalo cuando recientemente llegaron a conocerse los grandes alcances de esa doctrina.

“Se pensó que la misión única de la Iglesia en estas materias era predicar la conformidad a los pobres, o bien recomendar tan solo el cumplimiento de los deberes de la caridad, a los que buenamente quisieran cumplirlos. La doctrina católica, sin embargo, ha enseñado siempre que en la solución de la cuestión social han de entrar la justicia y la caridad, y precisamente en el orden enunciado, y que justicia sin caridad es injusticia y caridad sin justicia es egoísmo”.

Desde esa perspectiva, la Iglesia está llamada a colocarse en “un plano superior”, que no es “ni del lado de los pobres, ni del lado de los ricos. Siempre del lado de la justicia y del lado de la caridad. Y como la justicia suele estar con más frecuencia del lado de los pobres, no rehusemos estar, con esa misma frecuencia, del lado de los mismos pobres”, sostiene el jerarca católico.

MEMORANDO

“Uno de los documentos que más me impresionó –recordó Picado a UNIVERSIDAD−  es el “Memorando sobre gestiones para disolución del Partido Comunista”, que es una bitácora que Sanabria hace de cada una de las conversaciones que se realizaron durante 15 días y que culminaron con la firma del acuerdo del 14 de junio de 1943.

La existencia de este acuerdo −comentó Picado−  ha sido negada por historiadores como Gustavo Soto del Valle, Guillermo Malavassi y Ricardo Blanco Segura, a quienes les ha de haber parecido “horrible” que la Iglesia Católica fuera capaz de entenderse con los comunistas.

“Otro hallazgo que me impresionó muchísimo, y eso no estaba investigado, es la unanimidad en el clero de entonces, porque a Sanabria lo apoyó el cabildo metropolitano y el resto del clero, lo mismo que el nuncio apostólico y el Papa Pío XII”.

Esto se dio porque como lo dice el documento escrito de puño y letra de Manuel Mora en papel membretado del arzobispado, el Partido Comunista dejó de ser comunista, lo que fue fruto de una intensa discusión.

La negociación fue secreta hasta que el arzobispo y el Partido Comunista lo sacaron a la luz pública el mismo día, y entonces vinieron las reacciones.

A Sanabria lo atacaron durísimo, tanto que años después se vio obligado a presentar la renuncia por causa de esto, como él mismo lo dijo. Sin embargo, Pío XII no se la aceptó, porque aceptarle habría sido decapitarlo, consideró Picado.

En su criterio, Pío XII –un Papa controvertido− “tiene su mérito a favor nuestro, porque en todo momento apoyó a monseñor Sanabria y a Calderón Guardia, a quien le mandó una carta respaldándolo por el impulso de una reforma social inspirada en la doctrina social de la iglesia”.

ÚNICO

Para Picado, Sanabria es el único arzobispo que logra transformar la estructura social de un país. Ha habido obispos mártires en el entorno regional, como monseñor Óscar Arnulfo Romero en El Salvador, “pero Sanabria es el único que logra dar un golpe de timón”.

Efectivamente, a Calderón le iban a dar un golpe de Estado; fue lo que le dijo Manuel Mora al historiador Óscar Aguilar Bulgarelli. Ese hecho golpista ha sido negado por muchos historiadores, pues dicen que no hay pruebas más que esa única entrevista de Manuel Mora, y una prueba con un solo testigo no es válida.

Pero Picado alega que se dio a la tarea de leer las declaraciones de Ivonne Clays, la primera esposa de Calderón Guardia, donde ella dice que hubo varios intentos de golpe. Lo mismo dijo Fernando Soto Harrison, ministro de Gobernación de Calderón y de Picado. De modo que hay varios testimonios concordantes.

Calderón estaba siendo apoyado en su intento de reformas sociales solo por la Iglesia Católica y por el Partido Comunista. Pero si los comunistas seguían apoyándolo, en vez de fortalecerlo, lo debilitaban “porque eran comunistas”, y la Iglesia no podía estar aliada con los comunistas.

Mora tuvo el mérito de entenderlo y decide que había que hacer algo para lograr la aprobación de las Garantías Sociales. Se acerca a Sanabria, resuelve cambiarle el nombre al Partido y que este puede seguir adelante con los planteamientos de la Iglesia Católica. La Iglesia dice que puede estar aliada con los excomunistas y con el Gobierno, y así se consigue la base política para la aprobación de las Garantías Sociales, detalló Picado.

Según Picado, la investigación la hizo para recuperar el auténtico pasado de la Iglesia Católica y de la historia nacional, que están sumamente unidos. Para demostrar que hubo una capacidad de entendimiento extraordinaria y que si eso ocurrió en el pasado puede ocurrir en el futuro.

“De alguna manera las fuerzas de izquierda tienen que entender que sin la Iglesia Católica no van más allá. Pero a la vez la Iglesia debe entender que sus aliados históricos están en la izquierda,  que es posible llegar a entendimientos con ellos y que sus enemigos históricos son los liberales y los neoliberales. Creo que nuestras autoridades eclesiásticas ahora eso lo entienden poco y tienen que cambiar de mentalidad”, afirma el religioso. 

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