Recientemente la Caja Costarricense de Seguro Social emitió una resolución en la que señala a los responsables de una sobreexistencia de sueros que se dio en marzo de 2003, debido a licitaciones innecesarias que se promovieron, y que generaron pérdidas por aproximadamente ¢490 millones.
Los hechos se remontan a febrero de 2001, cuando la Gerencia de Operaciones promovió dos licitaciones para comprar suero glucosado, aparentemente sin contabilizar las existencias del Laboratorio de Soluciones Parenterales. La Caja aprobó las compras y luego vino el problema, pues en marzo de 2003 se dieron cuenta de la sobreexistencia. Sin saber qué hacer, finalmente se destruyeron más de 4.000 unidades.
En junio del año pasado, se emitió un informe de auditoría titulado «Evaluación administrativa de los procedimientos de compra, producción, almacenamiento, distribución y control de electrolitos y soluciones parenterales». Posteriormente el entonces presidente ejecutivo de la institución, Eliseo Vargas, solicitó una investigación al Centro para la Instrucción de Procedimientos Administrativos (CIPA) y aunque los imputados pidieron que se anulara el asunto por prescripción, el 27 de mayo de este año se emitió una resolución que señala a los responsables.
COMPRAS A BAXTER
Según consta en una carta que la Junta Directiva envió a Gilbert Alfaro, coordinador del CIPA, en junio de 2003, el órgano pide incluir como parte procesal en la investigación a Sergio Carmona Roblero, exgerente de operaciones de la Caja, a quien se le atribuye «no concretar acciones en el corto plazo, antes de diciembre de 2003, para reducir la sobreexistencia de sueros y reducir las pérdidas económicas».
«Carmona presentó a la Junta Directiva, entre febrero y marzo de 2001 la propuesta para adjudicar las licitaciones públicas PU-98-007 y PU-2000-022 sin contar con un criterio técnico y administrativo actualizado que permitiera conocer con certeza las existencias reales y la demanda existente, lo que contribuyó a que en 2003 se presentara una sobreexistencia».
Las 2 licitaciones se adjudicaron a la empresa Baxter, según consta en el informe de auditoría, así que mientras ingresaba mercadería producto de las compras, el Laboratorio de Soluciones Parenterales estaba produciendo algunas de las líneas de sueros adquiridas.
Geovanny Ramírez Guerrero, dirigente del sector salud en la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), denunció a UNIVERSIDAD que para justificar la compra de los sueros, Carmona usó criterios añejos de 1998. «El laboratorio de sueros parenterales de la Caja estaba produciendo estos productos pero Carmona insistió en la licitación para comprar a Baxter, lo cual era innecesario».
Según contó Ramírez, como tenían demasiado suero, la Caja intentó vendérselo a Honduras, pero cuando se iba a concretar la negociación faltaban tres meses para que éstos vencieran y Honduras perdió el interés.
«En el Laboratorio de Solucioness Parenterales vaciaron el contenido de las bolsas por el caño y éstas aparecieron en Puntarenas. No se firmó ningún acta para que quedara constancia de esto», dijo el dirigente.
De acuerdo con el informe de auditoría, se estimó una posible pérdida de aproximadamente $1.2 millones (¢490 millones) aunado a la destrucción de sueros en marzo de 2003, por 4.470 unidades, lo que representa una pérdida económica de $11.136.
Esto se dio «por ausencia de una adecuada planificación, coordinación, control y supervisión por parte de las unidades involucradas y por la adquisición mediante el sistema de licitación pública y contratación directa».
FALTA SUPERVISIÓN
Por otra parte, se determinó incumplimiento por parte de la empresa que almacena los medicamentos y demás implementos médicos de la Caja, Almacenes Generales y Fiscales del Sur S.A. (Algefissa), «en cuanto al almacenamiento de los productos, debido a la falta de supervisión y mantenimiento de registros apropiados por parte del Departamento de Almacenamiento y Distribución de la Caja».
De acuerdo con datos del Departamento de Almacenamiento y Distribución de la CCSS, entre marzo del año pasado y marzo de este año, la Caja pagó a Algefissa aproximadamente ¢1.217 millones ($2.8 millones).
En el informe de auditoría se señala que se visitaron estos almacenes en abril de 2003 y que se evidenció falta de un adecuado sistema de localización que permita ubicar los productos, rotura de cajas, tarimas en mal estado y que los empaques de sueros no estaban en las cajas del fabricante.
UNIVERSIDAD entrevistó a Arturo Murillo, gerente general de Algefissa, quien mostró que tienen rotulada toda la mercadería y una bodega ordenada y ventilada, que cumple con todas las exigencias de la Caja.
Ellos trabajan con la CCSS desde 1998 y manejan entre ¢12.000 y ¢15.000 millones en mercadería de esa institución. «La situación de los sueros nunca obedeció a que no se pudieran contar; si no controlaron las fechas de vencimiento es su problema. La que maneja los inventarios es la Caja. Lo único que ha variado de 2002 para acá es que la mercadería que almacenamos se ha duplicado», afirmó.
Según Ramírez, con lo que esta empresa cobra a la Caja se podrían construir las mejores bodegas. Ante esto, el gerente de los almacenes explicó que la ventaja para la Caja es que en caso de huelga, los almacenes no se van a paralizar. «Si esta bodega fuera administrada por la CCSS, ¿qué pasaría cuando hay una huelga? No se podría sacar nada, es una ventaja y una seguridad para la entidad».
¿ASUMIRAN RESPONSABILIDAD?
De cualquier manera, la resolución del CIPA pide investigar a Martín Gutiérrez León y Julio Monge, jefe general y jefe de Sección de Bodegas por ser responsables del contrato con Algefissa y por no supervisar el manejo de la mercadería. También menciona a Víctor Rodríguez Mariño y Oscar Guzmán, jefe y subjefe de la Bodega de Inyectables, responsables de administrar los inventarios. A Randall Herrera, jefe del Laboratorio de Soluciones Parenterales se le responsabilizó por no supervisar las labores de la bodega de ese laboratorio en este caso.
Y en cuanto al procedimiento contra Sergio Carmona Roblero, se indica que aunque ya no se le puede imponer una sanción disciplinaria porque no es funcionario de la Caja, se puede determinar su responsabilidad patrimonial.
UNIVERSIDAD solicitó una entrevista desde la semana pasada con Carmona, quien en la actualidad es gerente de proyecto de OCR en la Corporación Fischel, pero aunque dijo que se comunicaría, no lo hizo a la fecha de cierre.
Para Geovanny Ramírez, el asunto de fondo aquí son los procedimientos de compras. «La Gerencia es la responsable de todas las compras que hace la institución. Debió haber reducido o previsto esta sobreexistencia».
Ahora el caso se envió a la Gerencia para que tome acciones y aunque los imputados pidieron que se anulara el asunto por prescripción, se rechazó esto pues según el CIPA faltarían dos años para que el caso prescriba.