Primero café, luego la guerra

Diplomacia aparte, Costa Rica tardó casi cinco meses entre la conquista de Granada por parte de William Walker y la primera batalla real entre

Diplomacia aparte, Costa Rica tardó casi cinco meses entre la conquista de Granada por parte de William Walker y la primera batalla real entre los ejércitos nacionales y los filibusteros. ¿Qué hizo retardar tanto las acciones?

Según Antonio Vargas, historiador del Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, la clave para entender la demora es la época de cosecha y exportación de café, el motor de la economía costarricense.

«En esos meses está la recolección del café. Es decir, primero se recolectó el café y se exportó lo que se tenía que exportar; ahora sí, podemos ir a la guerra y ahí viene la segunda célebre proclama de Juan Rafael Mora Porras: marchemos a Nicaragua», explica Vargas, quien labora desde hace una década en el museo.

Además, el país estaba esperando la respuesta de otras repúblicas centroamericanas, a quienes había enviado misivas y emisarios para sondear su posible participación en  una acción conjunta contra los filibusteros.

El 13 de octubre de 1855, Walker toma la ciudad de Granada y se convierte en el gobernante de facto de Nicaragua. Unos quince días después, el presidente Juan Rafael Mora envía al general Jose María Cañas de Puntarenas a Liberia, para fortalecer la zona en caso de una invasión filibustera.

La diferencia entre las dos proclamas de Mora Porras señala el largo tiempo que tomó el ejército nacional para ponerse en marcha.

«En noviembre de 1855, con Juan Rafael Mora Porras hace su primera proclama donde dice a los costarricenses que se preparen, pero que no dejen de trabajar

«Noviembre, diciembre, enero, febrero y es hasta el 3 de marzo que el ejército se reúne en San José para marchar al día siguiente. ¿Qué pasó entre noviembre y marzo? ¿Por qué tardó tanto en marchar el ejército costarricense si se conocía el peligro?

«Ya Costa Rica estaba preparada militarmente, pero la economía tenía que salvaguardarse para la guerra que venía», explica el historiador.

El camino

A mediados del siglo XIX, salir de San José hacia el Pacífico era un reto considerable. Existía solo una ruta: el llamado Camino Nacional, una calzada empedrada que comunicaba Cartago con Puntarenas y que tenía como fin permitir la exportación de café.

La Sociedad Itinerante –un colectivo de empresarios cafetaleros a quienes fue «concesionado» este camino– abrió tajos entre Cartago y Puntarenas y los fue llenando de piedras chicas y grandes. Esto se hizo así porque el Gobierno de la época alegaba no poder mantener la ruta por su cuenta.

Sin esta ruta (y sin el café que justificara su creación) la salida de los ejércitos del valle Central hacia Puntarenas y Guanacaste hubiera sido una complicación logística mucho mayor.

 

 

 

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