Gracias a una donación de los japoneses, la reforestación comercial se reactiva, lo cual permitirá pagarle por adelantado a quienes dediquen sus tierras a esta actividad.
Impulsar la reforestación comercial para bajar la presión sobre el bosque natural, es una de las metas del sector forestal.
Sembrar 50.000 hectáreas anuales de teca y melina, durante un plazo de diez años, es el objetivo del Proyecto de Reactivación de la Reforestación Comercial en Costa Rica (REFORESTA), que se financia con una donación del gobierno de Japón de $302.250, (¢108 millones).
Esta actividad generaría entre $20 y $30 millones (de ¢7.200 a ¢11.000 millones) en los próximos diez años, y permitiría abastecer la demanda local de madera, así como eliminar la presión sobre nuestros bosques y disminuir la tala ilegal. Así lo comentó Constantino González, presidente de la junta directiva del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO), que manejará los recursos donados.
La firma de la donación, realizada a través del Banco Mundial, se realizó el 2 de junio en Casa Presidencial, acto durante el cual el Presidente de la República, Dr. Abel Pacheco, recalcó la necesidad de luchar por las especies autóctonas y detener el «nacismo» vegetal.
Los recursos japoneses se utilizarán para el diseño y ejecución de un mecanismo financiero, denominado REFORESTA, que permitirá comprar plantaciones forestales por adelanto, dar crédito de inversión y pago de servicios ambientales a pequeños y medianos agricultores de Costa Rica.
Con este mecanismo, los productores podrán destinar sus tierras con vocación forestal a la reforestación, sin esperar entre 10 y 20 años para recuperar la inversión.
La donación también se utilizará para desarrollar productos innovadores con la madera reforestada e impulsar una campaña de divulgación que promueva el uso de madera de plantaciones, pues no hay una cultura de consumo de esta materia prima.
En 1997 se reforestaron 5.140 hectáreas de bosque, bajo el incentivo del programa de Pago de Servicios Ambientales (PSA), sin embargo, para 2000 sólo se lograron plantar 2.450 hectáreas, las cuales en estos momentos suman 150.000 en total, sobrepasando a sectores tradicionales como el café , el banano y la caña de azúcar.
Esta disminución plantea la necesidad de reactivar la reforestación con fines comerciales y evidencia que los incentivos por pagos ambientales no cubren los requerimientos de los reforestadores, denunció Edgar Ortiz, director de REFORESTA, cuyo proyecto empezará a ejecutarse dentro de un año.
Este es parte de los esfuerzos que se hacen para reactivar el uso de maderas costarricenses, el cual ha disminuido debido a la importación de muebles y a la baja de las exportaciones desde 1999, cuando se vendieron $50.6 millones, suma que para 2001 fue de apenas $31.5 millones, según datos de la Promotora de Comercio Exterior.
Algunas de las maderas que Costa Rica exporta al mercado internacional son caobilla para puertas, ceibo y cativo para hacer «plywood» y teca para pisos. De esta última se incentivaría la producción. Así mismo, puertas, marcos, cajones y tablilla para piso, ente otros.
CENSO DEL SECTOR
Otro esfuerzo por reactivar el sector es el estudio «El impacto económico del uso de la madera en Costa Rica, cuyos resultados fueron divulgados el 4 de julio por la Oficina Nacional Forestal (ONF), en el cual participaron junto con FONAFIFO y el proyecto COSEFORMA/GTZ.
Con esta investigación se pretendía realizar un censo del sector y determinar su impacto económico en la economía nacional, pues durante años ha estado excluido o relegado a los últimos lugares en la asignación de recursos o definición de estrategias de desarrollo y políticas nacionales.
Así lo denunciaron personeros de la ONF, durante la actividad en que se presentó el informe, ante la prensa y representantes de instituciones y organismos del sector.
Agregaron que solo se conocían las estadísticas que emplea el Sistema de Cuentas Nacionales del Banco Central para estimar el Producto Interno Bruto (PIB), las cuales únicamente contemplan el valor agregado de los árboles sin procesar, excluyendo otros derivados de la madera -como la fabricación de tarimas para el embalaje de productos agrícolas- cuyo valor agregado se le contabiliza a otras actividades productivas.
Según los resultados del estudio, el sector de la madera aportó al país en 2001 un valor agregado de $141.138.451, lo cual justifica una mayor inversión en materia de servicios ambientales que la realizada hasta el momento, la cual, entre manejo de bosques y reforestación, no alcanza los ¢1000 millones por año.
Así lo plantearon Alfonso Barrantes y Jorge Mario Rodríguez de FONAFIFO, durante la presentación de los resultados del estudio, el cual fue realizado por Thomas Mc. Kensy, economista forestal, durante tres años.
De esta forma, se divide al sector en seis subsectores, de los cuales el primario es el que más aporta con $85.848.199, que corresponde el aprovechamiento forestal del bosque natural y plantaciones, viveros (producción de plantas), reforestación, aserraderos y fabricación de paneles y molduras.
En el secundario el que más aporta es el de la fabricación de muebles, con un monto de $20.214.479.57, cifra muy parecida al subsector de la construcción, apenas con un millón menos. Los otros subsectores son el de transporte, el del comercio y el gubernamental.
Las estadísticas recopiladas por el estudio también ofrece datos sobre el número de empresas que se dedican a cada una de esas actividades, la mayoría de las cuales corresponden al sector de vivienda (4771) y al de fabricación de muebles (1400).
Respecto a la generación de empleo, el documento dice que el aporte del sector forestal es de 18.247 puestos, cuyo mayor aporte corresponde al de la construcción y la fabricación de muebles.
De esta manera, plantea que el impacto económico del uso de la madera va mucho más allá que la simple extracción, pues hay una serie de actividades directamente relacionadas que se inician con la venta de la semilla y terminan en la venta del producto de madera terminado.
Los resultados serán utilizados por la ONF con el fin de proponer al Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) las políticas y estrategias para el sector, lo cual forma parte de sus tareas, así como apoyar las investigaciones aplicadas a los recursos forestales y divulgar información sobre mercados, costos, precios y tendencias, explicó Luis Felipe Vega, presidente de la ONF.
Agregó que estas son las primeras estadísticas que se recogen sobre el sector y será necesario en el futuro realizar otros trabajos para abarcar temas que no fueron cubiertos esta vez, como es la tala ilegal, que fue planteada por uno de los participantes en la actividad.
También se constató la necesidad de incentivar el consumo de madera nacional, así como brindar mayores ventajas competitivas al sector, analizar y revisar las restricciones a la tala en el bosque, pues si bien hay partes que son de protección, otras son más bien de producción, y propiciar la reforestación, pues esta ha disminuido en los últimos años.