Una pequeña parte del empedrado utilizado en 1856 todavía se preserva en un segmento entre Atenas y San Mateo. Crédito: David Bolaños.
Escuchen el escándalo. Sobre estas piedras marcharon miles de hombres hace siglo y medio, seguidos por carretas cargadas de maíz para saciar su hambre, y pólvora para alimentar sus rifles. Imaginen el retumbo de las ruedas de madera sobre la calzada empedrada, los gritos de los hombres y el relincho de las monturas de los oficiales.
Ahora está en silencio. Olvidado. Del largo camino de piedra que conectó el valle Central con Puntarenas quedan solo unos kilómetros: lo demás está asfaltado.
Para los iniciados, esta es una sección de la Ruta de los Héroes, el camino que recorrieron los ejércitos costarricenses en 1856 para combatir a los filibusteros de William Walker. A ojos de todos los demás –donde nosotros nos contábamos hasta hace unas semanas– esto es solo un camino abandonado.
Vea nuestro especial multimedia con el recorrido de la Ruta de los Héroes
Quien busque indicios del paso de esos soldados hace 159 años tendrá que mirar con lupa, pues quedan pocas pistas. A lo sumo, hay tres monumentos a esta marcha en Ciruelas de Alajuela, Puntarenas y Bebedero de Cañas, pero con astas vacías. No hay banderas para los ejércitos olvidados.
Siguiendo los pasos de estos hombres y mujeres, UNIVERSIDAD tomó a finales de marzo el camino hacia Santa Rosa. Cruzamos de San José a Puntarenas; atravesamos los cañales entre Bebedero y Bagaces y luego la larga pampa de las haciendas guanacastecas.
Nuestra intención era retratar esos 300 kilómetros que separan el valle Central de las haciendas guanacastecas, cómo eran antes y cómo son ahora. Antes era un país en ciernes; ahora es una nación rebosante de industrias y residencias, pero omisa de un elemento crucial del pasado.
Que ahora un costarricense pueda salir del centro de San José y sepa cómo repetir los pasos del ejército de 1856 es la culminación de un esfuerzo realizado durante años por parte del Museo Histórico Cultural Juan Santamaría (MHCJS) y bautizado por esta institución como Ruta de los Héroes.
Este trazado fue depurado por el Museo—con el liderazgo del topógrafo Juan Manuel Castro— y declarado de interés público por el Ministerio de Educación Pública en 2005. Durante años tuvo cierta relevancia en las escuelas por donde pasaba, pero ha caído en el olvido.
CAMINOS Y PUENTES
Durante muchos kilómetros, la antigua Ruta de los Héroes apenas parece serlo (vea el mapa en páginas 6 y 7). Saliendo de San José es la populosa calle que cruza el río Torres hacia La Uruca y cuando pasaron por ahí los soldados, la zona estaba poblada de cafetales y potreros.
Desde Lagunilla de Heredia y hasta San Antonio de Belén sigue parte del recorrido de la interlínea Santa Ana – La Valencia, ahora un destino chic para industriales y empresas de servicios. Por ¢350 que cuesta el pasaje de autobús, un viajero desprevenido puede ser parte de la historia patria.
En Guanacaste sigue el Camino del Arreo, un polvazal disfrazado de calle que corre paralelo a la Interamericana y en Atenas, es la carretera que utilizaba el valle Central para visitar el Pacífico antes de abrirse la nueva ruta a Caldera.
Sobre el río Grande, cerca de la antigua aduana de La Garita, todavía está en pie el puente de piedra que sostuvo el paso del ejército. Mientras nosotros en el 2015 seguimos batallando con la platina, todavía los autos cruzan de La Garita hacia Atenas sobre el puente que utilizaron los ejércitos costarricenses hace 159 años.
FIESTA PATRIA
En 2005, el Ministerio de Educación Pública (MEP) dispuso la ejecución anual obligatoria de esta ruta por parte de estudiantes, docentes y jerarcas de la institución y por un tiempo logró su cometido: los centros educativos de la zona «asumían» parte del recorrido y entre todos sumaban toda la ruta.
«Ha dependido mucho de los gobiernos de turno. Algunos gobiernos le han dado más énfasis al asunto que otros. Este asunto de la Ruta de los Héroes, antes se celebraba a nivel nacional y se hacía desde el 3 de marzo», explica Jorge Cartín, Asesor Nacional de Estudios Sociales de I y II ciclo del MEP.
El Museo Juan Santamaría todavía intenta divulgar la ruta y organiza caminatas en partes del camino. Durante el 2015 tendrán actividades donde los costarricenses podrán caminar una docena de kilómetros siguiendo los pasos del general José Joaquín Mora, el presidente Juan Mora Porras y otros cientos de costarricenses que los siguieron.
¿Por qué es importante un camino? Tan enfrascados estamos en las batallas de Santa Rosa y Rivas, o en las figuras de Juanito Mora o Juan Santamaría, que olvidamos un hecho fundamental: nadie llegó a Liberia en Pulmitan. Antes de siquiera pensar en disparar una salva, los soldados costarricenses debieron pasar dos semanas marchando. Este viaje fue un homenaje a la fatiga.
Sin embargo, la larga caminata es opacada por hitos más puntuales, como las batallas del 20 de marzo y el 11 de abril.
«Dura uno más explicando la batalla (de Santa Rosa) que lo que realmente duró. En 14 minutos se cayó el halo de invencibilidad que tenían los filibusteros», explica Antonio Vargas, historiador del MHCJS.
La otra parte del recorrido de la Ruta de los Héroes –todavía más oscura que la que comunica San José con Santa Rosa– es la segunda campaña nacional, que tomó a finales de 1856 el camino hacia San Carlos para tomar militarmente el río San Juan.
EL OTRO PAÍS
Hace 150 años, cuando William Walker tomó Nicaragua y los barcos de vapor transportaban europeos y norteamericanos por el río San Juan, Costa Rica era, naturalmente, otra.
La demografía delata la diferencia: por cada habitante que tenía entonces el país, ahora hay 45. No había tendido eléctrico, ni puerto nacional u holandés en el Caribe, ni un torneo futbolístico con 12 equipos donde solo saben ganar dos o tres.
Entonces, todas las exportaciones salían cargadas en carretas desde el valle Central hacia Puntarenas en caravanas de hasta 100 carretas llenas de café (vea la nota secundaria sobre Puntarenas).
El Camino Nacional, la ruta empedrada que todavía mantiene unos kilómetros íntegros cerca de Atenas, era la única vía de comunicación hacia el Pacífico. Hoy, casi todos los productos locales salen por el Caribe donde pronto iniciará la construcción de un megapuerto de $1.000 millones.
El recorrido fue un homenaje al pasado pero un guiño al presente, un recordatorio de que para que en 160 años recuerden las gestas del 2015, hará falta tiempo y héroes invisibles cuyos nombres nadie sabrá. ¿Quién puede ahora recitar los apellidos de los hombres que murieron en Santa Rosa? ¿Del médico que salvó cientos de vidas? ¿De las mujeres que mantuvieron las fincas activas?
Los conflictos que aquejan ahora a Costa Rica —la inequidad en la distribución de los recursos, la exclusión del sistema educativo, la discriminación laboral contra mujeres, la apatía política de los jóvenes, por nombrar solo algunos— solo podrán solucionarse así: con un proceso.
En lugares como Santa Rosa veremos los frutos. Nicole Quesada, una muchacha de 16 años de Pérez Zeledón que pasaba vacaciones con su familia en la zona, caminaba por la Casona Santa Rosa cuando llegamos a nuestro destino.
Mirando las altas tablas del artesonado: «Mi mamá dice que no es gran cosa, pero a mí me parece linda».
En la TV
Este sábado 11 de abril, el Canal UCR transmitirá la serie documental Gesta 56, que sintetiza la Campaña Nacional en ocho capítulos de media hora cada uno. La serie es el producto de una investigación realizada durante más de cuatro años en la cuenca del río San Juan y otros sitios históricos de Costa Rica y Nicaragua.
La transmisión iniciará este sábado a las 5 p. m. y terminará a las 10 p. m.