Solís versus Solís

Ottón Solís (izquierda) junto a Luis Guillermo Solís en la presentación de la candidatura del actual mandatario en octubre del 2013 (Foto: Katya Alvarado).Echando

Ottón Solís (izquierda) junto a Luis Guillermo Solís en la presentación de la candidatura del actual mandatario en octubre del 2013 (Foto: Katya Alvarado).

Echando mano de un arma retórica, Ottón Solís llamó sicarios a gente cercana al presidente Luis Guillermo Solís, con lo que quedó a plena luz la división entre el diputado y fundador del Partido Acción Ciudadana (PAC) y el Gobierno, que se ya se conocía, pero se disimulaba.

Ottón Solís se negó a dar las disculpas públicas que le solicitó el Presidente, por el grueso calificativo para sus colaboradores, y que lo  salpicaba a él. Aunque luego el mandatario dijo que las relaciones siguen cordiales, declaraciones contradictorias de Ottón Solís desnudaron el desencuentro.

Como telón de fondo están los resquemores que desde las elecciones de febrero traen los miembros del “ottonismo” dentro del PAC, quienes ven a Luis Guillermo Solís y sus más cercanos colaboradores como una especie de anticuerpos, que arribaron al partido sin comulgar cabalmente con las propuestas y rigores éticos de la agrupación.

En este contexto, en el programa de televisión “Noches sin  tregua”, del politólogo Claudio Alpízar, Ottón Solís se dejó gustoso “tirar” de la lengua por la fisga del anfitrión.

“Encuentro a los hombres del presidente siendo muy rudos en los conceptos hacia usted”, le dijo Alpízar, a quien se le conoce como cercano al Partido Liberación Nacional.

“Yo –respondió Solís− quiero pensar que no son sicarios de don Luis Guillermo ni de nadie, sino que actúan por su propia voluntad; pero sí hay un persistente deseo de atacar”.

Son personas –añadió− “un poquito emocionales”, que no comprenden la pausa que hay que tener, que hay cuatro años por delante y que los enemigos son otros y le hacen un mal al mandatario con esa actitud. “Dios guarde uno reaccionara asumiendo que es don Luis Guillermo el que tiene de sicarios a esas personas; yo asumo que no es don Luis Guillermo”, disparó el fundador de PAC.

La palabra sicarios es gruesa, le indicó Alpízar. “Bueno, es que cuando un político usa a otro para atacar a un tercero y no lo hace directamente es un sicario”, arguyó Solís empleando un término que en la acepción de la Real Academia de la lengua significa: “asesino asalariado”.

La petición para que rectificara se la hizo el Presidente a Solís en una carta personal que le envió. Pero, la carta fue filtrada y casualmente la copia que circuló lleva un sello que iba en la misiva remitida a Solís, y que no está en la copia que quedó en la Presidencia, según relató una fuente de esa sede, que observó la diferencia.

“Había un plato que estaba ya quebrado, solo que ese plato estaba debajo de la mesa”, y lo que ya estaba dividido en el mundo de los hechos hoy ya está dividido públicamente, concluyó por su parte el analista político Víctor Ramírez, en Radio Universidad.

Afirmó que cualquiera que conoce por dentro el juego político sabía, desde tiempos de la campaña, que Ottón Solís no es diputado de este gobierno ni de ningún partido de la oposición, sino que actúa solo y es diputado de sí mismo, “y cualquiera de los otros 56 diputados sabe que es así”.

La existencia de “dos PAC” ha sido una realidad disimulada e incluso reconocida por algunos diputados; ese disimulo se acabó, y parece “una escisión muy seria”, aseveró Ramírez. En su opinión, aunque lo haya usado metafóricamente, el término sicario es una palabra muy gruesa, y más empleada por Solís, quien −como lo sabe cualquiera que lo conoce− tiene una “piel débil” y toma muy a pecho y convierte a sus adversarios en enemigos, cuando alguien discrepa de él.

DIPLOMÁTICOS

En la entrevista con Alpízar, Solís aludió a su enfrentamiento con el Poder Ejecutivo con motivo de la discusión del proyecto de presupuesto nacional del 2015 en la comisión de Asuntos Hacendarios, que él  preside en la Asamblea Legislativa,  donde el legislador ha llevado la voz cantante exigiendo recortes de los gastos del Gobierno.

Afirmó  que conoció el proyecto de presupuesto cuando este llegó a la Asamblea Legislativa (el pasado 1 de setiembre), y cree que es la  primera vez que el presidente de Hacendarios, siendo del Gobierno, no participa en la construcción de la propuesta oficial de gastos. Por eso se ha sentido con libertad de ver el presupuesto con el papel que le corresponde a la Asamblea Legislativa y llegar a sus propias consecuencias sobre la conveniencia del gasto planteado, explicó.

Sobre otro punto de desencuentro dijo que las reuniones que ha tenido la fracción del PAC con el Presidente no han tenido resultado porque ahí participan ministros, viceministros y jefes, y terminan siendo un ejercicio de diplomacia donde no hay transparencia.

Aseguró que le ha dicho a la fracción que las reuniones deben ser solo con el Presidente, porque si hubiera algo de fondo que decirse, nadie va a tener un  intercambio sincero estando terceros presentes, pero  la fracción no estuvo de acuerdo.

Estas reuniones valen la pena si son solo con el mandatario, porque si no nos quedamos en el mundo de las cortesías. Nadie va a decirle al Presidente que un ministro no está haciendo bien las cosas, estando el funcionario presente, señaló.

Mientras tanto, Carlos Carranza, sociólogo y  politólogo de la Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica, es del criterio que la oposición más fuerte no ha sido fuera del Gobierno, sino la de Ottón Solís. “Cuando usted usa un léxico de sicarios, palabras muy duras, está dividiendo claramente a su partido”, aseguró en una entrevista en Radio Universidad.

Su colega José Carlos Chinchilla mencionó que a pesar de que en la descripción discursiva Ottón Solís diga que espera que los hombres del presidente no sean sicarios, obviamente la impresión que causa es de duda sobre el Presidente. Y por otra parte, cuando en la Asamblea legislativa se ve al libertario Otto Guevara y a diputados de Liberación Nacional −como Rolando González− coincidir con Ottón Solís, “uno dice qué hay detrás de esto?”.


Quería el Ministerio de Hacienda

En la entrevista con Claudio  Alpízar, Ottón Solís dejó ver las raíces de sus diferencias con el Gobierno, al revelar que quería ser el ministro de Hacienda y se lo pidió a Luis Guillermo Solís, quien en cambio le ofreció el primer puesto para diputado por San José.

El ministro de Hacienda puede tomar decisiones, mandar, definir rutas y “yo me imaginaba haciendo el trabajo sucio para que don Luis Guillermo hiciera las cosas bonitas, porque en el Ministerio de Hacienda si usted no está peleando con todo el mundo, es que no está haciendo nada”.

“Me gusta esa pelea de reducir gastos, de meter eficiencia en todo el sector autónomo y el gobierno central, y por otro lado cobrar impuestos”, reconoció, tras insistir que en Costa Rica hace mucha falta subir la carga tributaria, que es ridícula, y desde hace años se mantiene en alrededor de 13%, cuando el gasto va por más del  20% del Producto Interno Bruto (PIB).

Dijo que él quería hacer grandes cambios para Costa Rica (en tres ocasiones aspiró a la presidencia como candidato del PAC), quería una revolución en la transparencia, la ética y la eficiencia del Estado, y tenía ánimo para eso.

Pero, Costa Rica no le dio la posibilidad, y entonces ve un país que escogió una ruta en que los cambios tienen la velocidad de la tortuga, “cuando yo creo que se requiere la velocidad de la gacela, porque el mundo nos alcanzó y nos pasó adelante”, y hoy este es un país  mediocre.

Externó que, ahora, en la Asamblea Legislativa, trata de armonizar con el resto de los 56 legisladores, todos diferentes, “para que caminemos juntos en esa velocidad de tortuga”.

¿Hay dos PAC? Su respuesta es que quiere creer que “estamos en un periodo de acomodo; que el Presidente y los ministros están empapándose de la situación y tomando impulso”.

El  Gobierno se está acomodando en una experiencia un poco traumática, donde los mandos medios y altos en alguna medida tratan de impedir que la acción fluya, aseguró Ottón Solís, tras afirmar que es “un peón del Gobierno”, defendiendo las tesis que cree que fortalecen las del mandatario.


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