Entrevista a Sergio Alfaro, ministro de la Presidencia:

Ministro de la Presidencia: «Tenemos una priorización de proyectos, pero me la guardo»

Alfaro asegura haberse reunido con cerca de 40 legisladores.
Ministro sostiene que gasto estatal puede revitalizar la economía.

En el segundo despacho más importante de Costa Rica, un país sin ejército, cuelga una reproducción de Guernica, el famoso cuadro con que Pablo Picasso retrató en 1937 los horrores de la Guerra Civil española.

Allí lo llevó Sergio Alfaro, nombrado en abril pasado ministro de la Presidencia por el mandatario Luis Guillermo Solís. Desde que lo trajo al país desde España, en el 2001, el cuadro ha viajado por sus oficinas: estuvo en la Asamblea Legislativa, en los bufetes donde ejerció su carrera como abogado y en la Presidencia Ejecutiva del Instituto Nacional de Seguros.

Sobre este cuadro, Picasso dijo: “La pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo” (el original está en Madrid y otra copia, a tamaño real, está en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas).

¿Es también un ministro de la Presidencia un instrumento de guerra, tanto ofensivo como defensivo? Alfaro no tuvo oportunidad de responder esa pregunta, porque la cita de Picasso apareció rebotando en Internet después de la entrevista, pero sí pudo explicar por qué tiene Guernica en su despacho: “es la estupidez humana en su máxima expresión”.

Esto es mirar el pasado a la cara, para no olvidarlo cuando haga falta.

En casi dos meses en el cargo, Alfaro ha mantenido un perfil bajo. Lejos de las polémicas tempranas que protagonizó su predecesor, Melvin Jiménez, ha tenido una visibilidad menor en prensa y admite que una parte importante de su trabajo ha estado enfocado a poner en sintonía las diferentes instituciones que componen el Poder Ejecutivo.

Este es un extracto de la conversación que tuvo con UNIVERSIDAD, donde explica su dinámica de trabajo, detalla las preocupaciones que tiene con el déficit fiscal y confiesa que, por ahora, se guarda la priorización de proyectos del Ejecutivo.

Uso una frase que escuché en pasillos: cuando usted entró, el partido lo iban perdiendo al minuto 23 y el técnico puso un ‘10’ en el campo para cambiar el equipo. ¿Cuál será la visión del Gabinete con su llegada?

−Creo que cuando el Presidente decide hacer una serie de cambios tras su primer año de Gobierno, no decide poner únicamente un nuevo ministro de la Presidencia, sino también incluir un ministro de Comunicación.

Eso tiene un riesgo, pero también una ventaja: cuando el ministro de Comunicación asume labores de vocería, puede generar una condición doble de cabeza en Casa Presidencial. Eso en otros gobiernos ha tenido problemas. A buena hora me pude enterar de quién era la persona que el Presidente quería y para mí no vi ese riesgo, porque con el ministro de Comunicación me entiendo y puedo trabajar bien.

Pero el Ministerio de la Presidencia tiene además otras funciones que están más hacia lo interno del Gabinete y cómo se logra esa comunicación hacia adentro. El Ministerio de la Presidencia juega con tres factores al mismo tiempo: el Gobierno ante el Poder Legislativo, ante la sociedad civil y el Gobierno hacia adentro. Dentro de estos tal vez uno de los más importantes es el Gobierno hacia adentro. Si bien la prioridad en un principio estaba puesta en el Gobierno ante la Asamblea, se ha venido dando y hay una necesidad que se está trabajando desde el principio, pero que nos pone de cara hacia lo interno y de cómo se da el seguimiento al trabajo del Gabinete. Ese es un aspecto fundamental que se trabaja fuertemente.

Sergio Alfaro, Ministro de la Presidencia. Foto: Adriana Araya
Sergio Alfaro, Ministro de la Presidencia. Foto: Adriana Araya

¿Sobre ese aspecto, cuál es su estilo de trabajo? Cuando usted llegó dijo que tenía su método.

−Hay un equipo de seguimiento de planes de proyectos del Ejecutivo y de interacción entre miembros del Ejecutivo, que tal vez es la parte más importante, de cómo interactúan las distintas partes entre sí. Para generar cualquier política de gobierno hay convergencia de dos o más organizaciones y, a veces, por las cuestiones cotidianas de cada jerarca, el tema de la relación entre instituciones se vuelve complejo y ahí es donde creo que debe intervenir el Ministro y el Ministerio de la Presidencia, y para eso hay que hacer un seguimiento a lo que se ha venido haciendo. Ese es un seguimiento por programa, por temas y eso es lo que he tratado de construir a través de un equipo de trabajo.

Usted, apenas asumió, le dijo a La Nación que estas eran sus prioridades: establecer diálogos con la Asamblea Legislativa lo más rápidamente posible, establecer su equipo de trabajo y coordinar con sectores sociales. ¿Cómo va con eso?

−Con la Asamblea estamos en un proceso de construir reuniones con todos los diputados. Cada vez me faltan menos, pero todavía hay con quienes no me he reunido.

¿Cuántos le faltan ahora?

−No tengo la cifra, pero está muy avanzado. Debo haber visitado unos 40 diputados; entonces el trabajo se ha hecho y se ha adelantado. Me faltan algunos diputados que son fracciones unipersonales, pero es un avance y creo que en la Asamblea los contactos se han hecho y más bien está en proceso el contacto cotidiano de algunos proyectos, como el tema de las prioridades fiscales. Aunque el contenido de las normas lo maneja Hacienda, tengo una responsabilidad de que las relaciones sean fluidas. Con la sociedad civil han aumentado bastante en las últimas tres semanas o un mes. Progresivamente he tenido que comenzar a recibir a organizaciones de la sociedad civil que por diferentes razones tienen una prioridad emergente, pero también hay la necesidad de construir un programa de trabajo con las diferentes organizaciones. Ese va más despacio, porque son mucho más organizaciones de la sociedad civil que diputados.

Siempre la relación Asamblea Legislativa-Poder Ejecutivo es tensa y es así con todos los diputados, incluyendo aquellos que les llaman oficialistas. Siempre hay un grado de tensión que está en el día a día de trabajo, en el control político.”Sergio Alfaro, Ministro de la Presidencia

Don Melvin tenía un “expertise” en movimientos sociales u organizaciones sindicales. ¿Cuál es su fuerte en la sociedad civil?

−En sociedad civil he tenido relaciones tanto con organizaciones, tanto de la parte social como empresarial. Cuando fui diputado me tocó tener espacios de diálogo con ambos. Intervine en temas sindicales y también en empresariales e hice una relación durante mi paso por el bufete, hubo una relación con las partes empresariales. No quiero tampoco decir que no tengo relación con sindicatos, porque las he tenido y con algunas organizaciones no gubernamentales también, en términos de que en el pasado fui abogado de asociaciones de desarrollo y grupos de sociedad civil.

¿Como diputado, cuál fue su legado?

−Si usted me pregunta de qué estoy más orgulloso, es del Código Electoral. Fue un proyecto dificilísimo de sacar, en una Asamblea muy complicada. Fui diputado en la época en que se estaban discutiendo las leyes de implementación del TLC y fue una batalla campal con momentos de muchísima tensión. Lo difícil es que para tener el Código Electoral había que superar esas tensiones políticas, porque era un proyecto que además de requerir 38 votos era muy fácilmente bloqueable si algún diputado quería. Finalmente el Código salió con más de los 38 y creo que fue una reforma adecuada, a tiempo, tal vez no todo lo profunda que uno quería, pero fue lo posible.

Digamos en tres años o cuando usted salga de la Casa Presidencial, ¿cuál le gustaría que fuera ese legado?

−A mí me gustaría que el Gobierno, si llegara yo a terminar el período, sea exitoso en término de sus metas, que logre sus objetivos y tenga su reconocimiento social por sus logros. Ese es el principal objetivo y es un objetivo de que salga una percepción de haber cumplido la tarea.

Entonces replanteo un poco: ¿Cuáles indicadores podrían señalar que se cumplió la tarea?

−En el Plan Nacional de Desarrollo pusimos una serie de metas; hay tres campos de acción: la lucha contra la pobreza es el eje central, aparejado con el crecimiento económico y un tema de transparencia y eficacia y eficiencia del Gobierno. Con solo que este Gobierno logre echar a andar de nuevo el proceso de construcción de obra pública, que creo que lleva muchos años echado, creo que habría un gran paso económico y de creación de empleo. Si logramos trabajar muy bien tanto Puente para el Desarrollo como Tejiendo Desarrollo, tendríamos un mejor uso de los recursos de asistencia social y una mejor funcionalidad del Estado. En el tema de transparencia, debemos dar cambios fuertes hacia legislación que procure la abertura de la información y el libre acceso a la información pública. Si logramos avanzar en gobierno abierto y digitalización de procesos, pueden ser grandes cambios donde el Gobierno puede dejar una huella.

Sobre ese punto, el desempleo está más alto que cuando ustedes ingresaron. Hay causas estructurales que ustedes han señalado.

−Hay causas estructurales sobre el tema económico en Costa Rica, que tiene múltiples aristas y una de las fundamentales es el déficit fiscal. Hoy, las condiciones de gasto que tiene el Gobierno y de estructura impositiva nos pone en una situación muy complicada, que impacta la economía, porque finalmente el Estado es el mayor comprador de bienes y servicios que hay en este mercado y si el Estado restringe su consumo, normalmente impacta negativamente la economía y si restringe su capacidad de contratación de personal… Sí estamos en un entorno internacional donde la inversión extranjera directa ha sido importante pare el país, pero la competencia se ha ido arreciando en todo el mundo, tenemos dificultades. Creo que hay oportunidades de mover el tema del empleo, principalmente en infraestructura y cuando me refiero a infraestructura no solo hablo de la civil del Estado, sino que hay todo un tema de capacidades, de mejorar servicios electrónicos y poder llevarle a la gente mejores capacidades de educación técnica. Toda esta construcción de capacidades modificaría esta tónica de empleo.

Entonces, ¿el Ejecutivo entiende el gasto estatal como un catalizador para el empleo del país?

−El problema es que cuando el Estado está con déficit, el dinero para pagarlo tiene que tomarlo de la economía y es cierto, provoca un gasto, pero cuando ese déficit se vuelve muy grande, empieza a encarecer las tasas de interés y generar problemas que son severos. Además, achica la capacidad del Estado de comprar bienes y servicios. Ya llevamos cerca de un tercio del presupuesto nacional que se dedica al servicio de la deuda; es un tercio de dinero público presupuestado que podría estar invirtiéndose en otras cosas. Son cerca de ¢2,5 billones, así que ahí hay una capacidad perdida por estar pagando la plata que hemos pedido prestada.

¿Ustedes ven un vínculo entre déficit y crecimiento económico?

−Para mí el déficit no ayuda al crecimiento económico; hay un tema que hay que atacar con fuerza y es una paradoja que una reforma fiscal que aumente los precios, aumenten los ingresos del Gobierno. Por otro lado, no dejan de tener razón las personas que dicen que hay una necesidad de mejorar las condiciones de competitividad del país, para que las empresas puedan desenvolverse mejor. Hay mucho trabajo que hacer sobre cómo el Estado logra que las personas que hoy hacen producción agrícola primaria, tomen sus productos, los industrialicen y les añadan valor para venderlos directamente al consumidor. Todas estas cosas se logran con dinero.

En 8 palabras

Mentor: mi madre.

Legado: mi familia.

Familia: mis hijas y mi esposa.

Finanzas públicas: una preocupación de todos los costarricenses.

Luis Guillermo Solís: el Presidente de la República.

Ottón Solís: un líder del Partido Acción Ciudadana, muy relevante.

El precio de la electricidad: algo que no ha subido en los últimos meses.

Sueño: un país mejor, la verdad que sí. Si no pensara en eso, no estaría aquí.

 

En la Asamblea está la posibilidad de que cada fracción plantee sus prioridades para hacer agenda. ¿Si el Ejecutivo fuera ahora una fracción, cuáles serían los 5 o 6 proyectos claves que presentarían?

−El Presidente mencionó los proyectos que considera claves para el Ejecutivo. En este momento tenemos una priorización de proyectos que hemos trabajado con la fracción del Partido Acción Ciudadana, pero me la guardo.

¿Se la guarda?

−Sí, porque en este momento hay en la Asamblea Legislativa un proceso de negociaciones y consultas que está abierto y nos pidió la contraparte −el grupo de diputados que tomaron el Directorio Legislativo− un compás de espera para plantear la negociación, y en ese sentido, el Gobierno es respetuoso y queremos y necesitamos desarrollar una óptima relación; entonces tenemos nuestras prioridades claras y queremos esperar a que haya un ambiente adecuado.

¿Cuánto durará este compás y cuál será el indicador para un ambiente adecuado?

−Eso en la Asamblea es difícil de decir; puede ser que mañana se den las condiciones para dar el paso que sigue. Por ahora, estamos esperando.

¿Hasta qué punto el Ejecutivo va a esperar o a darle espacio a la alianza opositora?

−En la Asamblea no se puede poner ultimátum, es un proceso de construcción permanente y diario.

Don Marco Redondo planteó algunas prioridades para la fracción del PAC: la ley del Incofer, la ley de transferencia de competencias para municipalidades, el acuerdo Costa Rica-China para inversiones y el acuerdo Costa Rica-Alemania para evitar la doble imposición y la de transparencia en contrataciones administrativas.

−Hay una lista de proyectos que se plantearon con el artículo 36 y eso es porque la Asamblea tiene varias marchas. Las del artículo 36 son las prioridades de cada fracción y los jefes de fracción intentan trabajar una agenda con temas prioritarios. Muchos de ellos son proyectos que el Presidente mencionó en su discurso y algunos que son importantes para el Poder Ejecutivo, que tienen que ver sobre todo con la aprobación del convenio con China, un paso importante para llevar adelante las relaciones con ese país; el tema del Incofer, que se ha dicho hasta la saciedad que urge al país y hay un acuerdo en la Asamblea de que esto debería estar en las prioridades nacionales del primer orden. Don Marco sí llevó una lista, pero esa es la agenda que están fijando entre los diputados y se espera una agenda más amplia.

Donde el Ejecutivo podría poner input.

−Sí, no es que esos proyectos estén fuera de las prioridades del Gobierno; sin embargo, es un espacio que debe respetárseles a los diputados.

Don Melvin en varias ocasiones habló de intenciones de deslegitimar a la Casa Presidencial desde la Asamblea. ¿Cuál es su valoración en su relación actual con los diputados?

−Siempre la relación Asamblea Legislativa-Poder Ejecutivo es tensa y es así con todos los diputados, incluyendo aquellos que les llaman oficialistas. Siempre hay un grado de tensión que está en el día a día de trabajo, en el control político. Yo no lo vería como un tema de deslegitimación, sino como parte de la relación natural entre poderes, como parte del sistema de pesos y contrapesos que tiene la democracia. Respeto mucho el trabajo que tienen los diputados de control político, porque me tocó hacerlo y me tocó ser diputado de oposición, que tienen cierto deber de llamar la atención donde ven que las cosas no se están haciendo de la manera que consideran correcta. Ese es un tamiz ideológico que también está presente. No lo siento como un intento de deslegitimar, sino como una cuestión natural de cómo funciona la democracia.

 

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