Un duchazo de «realpolitik» comienza a afectar las expectativas de los sectores nacionales que quisieran ver aprobado lo antes posible el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés), como el grupo del Partido Liberación Nacional que lidera el precandidato y expresidente, Óscar Arias Sánchez, y la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP).
Y es que la alta probabilidad de que John Kerry, candidato por el Partido Demócrata, de Estados Unidos, triunfe en las elecciones presidenciales de noviembre próximo, está llevando a más de un patriarca a remojar las barbas.
Esto, porque no solo Kerry ha manifestado que de llegar a la presidencia, pedirá una revisión del TLC para incluir en su texto estándares laborales y ambientales de cumplimiento obligatorio para las partes, sino porque la intensificación de la lucha electoral también radicaliza las posiciones contra el Tratado al interior del Congreso de EE.UU.
Así, en una carta enviada a la diputada Marta Zamora, del Partido Acción Ciudadana, el 22 de abril, 19 congresistas se manifiestan contra la intención de la administración Pacheco de flexibilizar la jornada laboral de ocho horas diarias y advirtieron que el tratado no es un hecho seguro.«Este tipo de reforma «flexibilizadora», la cual ha sido considerada por los parlamentos en otros países de América Central, podría tener varias consecuencias desafortunadas: la reducción de los salarios, el abandono de horarios de trabajo acordados, y una reducción del nivel de vida para los trabajadores en general. Este es un modelo que tiene el efecto de atraer capital mientras se menoscaba la legítima aspiración de la ciudadanía por un mejor nivel de vida económica y social. Lo anterior socava y hasta anula el objetivo de incrementar la inversión extranjera», dicen los parlamentarios.
Y advierten que «el aval del CAFTA por el Congreso de los Estados Unidos no se puede dar por sentado y ninguna acción dirigida a debilitar derechos laborales básicos debe tomarse con fundamento en esta cuestionable predicción.»
«TENDRÍAMOS QUE REVISARLO»
Ante un triunfo de Kerry, el líder liberacionista Arias Sánchez, reconoció a UNIVERSIDAD que: «Sí, tendría que consentir en la revisión de la negociación. No sé si saldrían cosas mejores o peores, aunque en toda negociación no se consigue lo que se quiere, sino lo que se puede.»
El expresidente consideró que Kerry cambió su posición original de respaldo al TLC, debido a la coyuntura electoral, en particular tras lo que llamó la «presión» de otro precandidato demócrata, y por haber recibido el respaldo de la central sindical estadounidense, la AFL-CIO.
«Como Ud. sabe, en los países ricos, fundamentalmente en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, prevalece un proteccionismo muy elevado, un temor muy grande a la disminución de los aranceles y a la integración con el resto del mundo», dijo. Agregó que «este temor es de los políticos, no de los intelectuales. La mayoría de los intelectuales son partidarios de un comercio cada día más libre, porque están convencidos de las bondades de este proceso. Los políticos son los que tienen miedo porque ven cómo cada día se cierran fábricas, sobre todo de productos manufacturados, para instalarse en el extranjero», argumentó.
Arias Sánchez dijo haber debatido en cuatro oportunidades con el candidato independiente a la presidencia de EE.UU, y «principal crítico del NAFTA», Ralf Nader, en universidades de ese país, sobre «la necesidad de un comercio cada día más libre.»
«Le echan la culpa a México del cierre de muchas fábricas en Estados Unidos, sin considerar que se fueron para China y más recientemente a India». «John Kerry no es la excepción a este temor. Y fue empujado por John Edwards -el precandidato demócrata que quedó en segundo lugar-, que es muy proteccionista. Y al recibir ahora Kerry el apoyo de los sindicatos, se ha mediatizado y argumenta que se revisará el TLC con Centroamérica si gana las elecciones.»
En cuanto a su propio apoyo al TLC, dijo: «Ud. conoce mi punto de vista: es la mejor oportunidad de Centroamérica para dar un salto al desarrollo. Pero si él quiere renegociar el Tratado y Centroamérica quiere, vamos a tener que hacerlo. Estados Unidos es un mercado de 290 millones de personas, y el más rico del mundo», enfatizó.
«SE FIRMARÁ EN MAYO»
Por su parte, Marco Vinicio Ruiz, coordinador del grupo especial de trabajo de la UCCAEP para las negociaciones con EE.UU (CONCAUSA), pareció interpretar el futuro del TLC ante un eventual triunfo de Kerry, no tanto desde la «realpolitik», sino al estilo de una «fantasiepolitik».
«Kerry no ha pedido ni va a pedir una renegociación, él ha dicho que quiere una revisión del estatus de todos los TLC. Entonces, es probable que si gana, el CAFTA, tendría que ser revisado. Pero él manifestó que no aprobaría un Tratado que no fuera superior al TLC con Chile, y el CAFTA lo es», añadió.
Al precisarle que Kerry dijo que la revisión consistirá en incluir estándares laborales y ambientales de cumplimiento obligatorio, y no simplemente la vigencia de las leyes laborales de cada país, como está en el texto actual, el líder empresarial dijo que si bien la parte ambiental quedó pendiente de discusión en enero, «nos sentimos fuertes», porque las normas establecidas en éste «son bastante superiores a las del TLC con Chile».
Agregó que además hay un proceso para fortalecer a los ministerios de trabajo de la región, a cargo de la organización no gubernamental FUNPADEM, y aseguró que existe un estudio de la Organización Internacional del Trabajo que «respalda la legislación laboral centroamericana».
«Hasta Kerry, siendo senador, ha votado a favor de los TLC. Pero ahora está en campaña y tiene el apoyo de la AFL-CIO. El Partido Demócrata tradicionalmente siempre ha dado un apoyo importante a Centroamérica. Si hubiera revisión general, estamos claros que en las condiciones laborales estamos bien. Lo que sí es interesante es que los sectores más progresistas entre las textileras, están adoptando voluntariamente las normas laborales.» Puso como ejemplo de ello a la transnacional GAP, que «en base a presiones» ha hecho que las firmas centroamericanas con las cuales contrata la confección de prendas «sean más rigurosas».
«Prácticamente todas las textileras de Centroamérica comprenden que ya no son las de hace diez años. No es necesario ampliar lo laboral. Que se respete la legislación nacional es suficiente. Tengamos calma, Centroamérica tiene que seguir mejorando», dijo.
Ante la consulta de UNIVERSIDAD sobre el cabildeo que las propias transnacionales estadounidenses establecidas en Costa Rica estarían haciendo en Washington, a favor del TLC, Ruiz reconoció que este existe y es permanente, de parte de más de 100 empresas estadounidenses «con intereses en Centroamérica». «Esto es normal y es protagonizado por las cámaras estadounidenses de comercio presentes en la región y por las respectivas embajadas de ese país».
Según una nota del diario La Prensa Gráfica, de El Salvador, esas compañías han contratado a «tres reconocidas firmas de cabildeo que en promedio cobran por sus honorarios $44 mil mensuales cada una.»
Ruiz también dijo que ante la coyuntura electoral en Estados Unidos, y el cambio de Gobierno en El Salvador -el próximo 1 de junio- «es importante dejarlo firmado en mayo.»
«Si los presidentes lo firman en mayo, a partir de ese momento cada país sigue el curso de su discusión legislativa, de acuerdo con sus plazos. Lo que veo difícil es que el Congreso de Estados Unidos lo discuta antes del receso de agosto, y luego tampoco durante la campaña política», agregó.
No obstante, Ruiz dijo que «sí existe la posibilidad real de que los parlamentos centroamericanos lo aprueben en diciembre. De ser así, el CAFTA tendría una ventana de oportunidad (en el Congreso de EE.UU), después de las elecciones, entre diciembre y enero.»
Para ese momento, ya se sabría si Kerry es el próximo Presidente de EE.UU -que asumirá en 2005-, pero faltará saber si mantendrá su posición de revisar el Tratado. De no mantenerla, la «fantasiepolitik» -esta vez de quienes se oponen al TLC y ven en Kerry a un aliado- recibiría su propio duchazo de «realpolitik».