Traslado de precarios y empleo inestable agravan delincuencia en Pococí

Drogas, delincuencia, falta de oportunidades y muchos otros flagelos se han incorporado en el diario vivir de los ciudadanos de la mayoría de cantones

Drogas, delincuencia, falta de oportunidades y muchos otros flagelos se han incorporado en el diario vivir de los ciudadanos de la mayoría de cantones de la zona Atlántica del país, sobre todo de lugares como Pococí, Guápiles, Guácimo, Siquirres y otras zonas.

De acuerdo con los índices del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), a julio del 2010 la tasa de desempleo abierto en la zona Atlántica era de 8,1%, es decir existen 14.862 personas sin trabajo en la región, lo que ha generado que la pobreza total sea del 28,1%.

Por su parte, el Informe Estado de la Nación reveló que la región Atlántica muestra unos elevados niveles de desempleo, así como subutilización de la fuerza de trabajo y alerta sobre la desfavorable situación que tiene el mercado laboral.

Esto sostiene la tesis de muchos expertos y ciudadanos de la zona que sienten un cambio negativo en los niveles de seguridad, un incremento de la corrupción y una mayor intromisión del narcotráfico en todas las actividades que se desarrollan en los cantones del Caribe costarricense.

En los últimos años, estos cantones han sido noticia constante en los medios de comunicación, relacionadas con gran cantidad de muertes, violencia en los hogares, robos y actividades ilícitas.

Dada esta situación, UNIVERSIDAD se dio a la tarea de visitar la zona de Pococí y Guápiles para conversar con las autoridades locales, fuerzas ciudadanas, expertos y habitantes de la zona, en una búsqueda de las posibles causas de estas problemáticas y las soluciones de corto y largo plazo.  Esta semana le presentamos la primera entrega sobre la situación que vive esta zona del país.

MIGRACIÓN A LA VISTA

“Tengo 44 años de vivir en Cariari, soy  maestra pensionada, dirigente comunal y actual vicealcaldesa de la Municipalidad de Pococí, conozco la situación del cantón.  El principal problema que tiene la región es que en los últimos años el Gobierno ha trasladado a gran cantidad de personas que vivían en tugurios en el Valle Central, lo que ha incrementado la demanda en los sistemas de educación, salud y empleo y en muchas ocasiones, la gente que ha llegado, viene a delinquir”, contó Celenia Cordero.

Por ejemplo, en un barrio que llaman La Sole se desarrolló un proyecto con unas 580 casas y solamente unas 100 familias son originarias de la zona, el resto fue llevado de La Carpio a Pococí.  En ese lugar hay mucha droga y delincuencia entre la gente joven, según la vicealcaldesa, y requieren de un EBAIS, ampliar la escuela, mejorar la plaza de deportes y hacer un centro comunitario para la distracción de los niños y jóvenes.

En Cariari, otra zona del cantón, también existe un asentamiento donde se trasladaron personas de Guararí y de Pavas.  En el barrio Nuevo Caribe se levantaron unas 600 casas, especialmente para personas con discapacidad o adultos mayores, en el cual introdujeron muchas familias de Los Guidos, y la situación se repite en muchos otros lugares.

Estos datos son consecuentes con la información publicada por el último Estado de la Nación, el cual señala que la tasa de migración a la región Atlántica es alta, pues los migrantes sin origen extranjero representan el 9%, mientras que los extranjeros que llegan a la zona alcanzan el 9,9%, entre el 2002 y el 2007.

Un agravante a esta situación es que muchas de las personas que han llegado a estos asentamientos no saben sembrar plátano, banano o piña, principales cultivos de la zona, entonces no encuentran una actividad económica en la cual desarrollarse.

“No hay campo en las escuelas, no hay campo en los colegios y el sistema de salud ya colapsó, hasta las pastillas más comunes que da el Seguro están agotadas; la gente hace fila desde las cuatro de la mañana en los EBAIS y a las siete que abren, ya no hay citas”, manifestó la vicealcaldesa de Pococí.

Esto habla sobre otra problemática de la zona, como es la falta de planificación del Gobierno central, pues no se previó que este aumento de población, debía ir de la mano con una planificación integral, que incluyera más médicos, personal de atención primaria, docentes, aulas, infraestructura académica, atracción de inversiones y nuevas opciones de trabajo.

EMPLEO DEFICIENTE

La zona de Pococí y en general, la mayoría de la región Atlántica cuenta con las bananeras y piñeras como actividades productivas fundamentales y generadoras de empleo; sin embargo, estas solamente dan trabajo, pero no desarrollo comunal.

El trabajo que ofrece se da por temporadas, es decir, las personas tienen empleo durante tres meses, luego son cesadas y recontratadas dos o tres meses después; esto produce una enorme desestabilización de la economía de los hogares y graves problemas familiares.

Las personas reciben un salario para subsistir, incluso hay a quienes les entregan una parcela para que la trabajen; esas personas subcontratan a otros de la comunidad, pero no cuentan con seguro social, ni garantías.

Wilbert Picado de la Asociación Cívica de Pococí explicó que los subsidios del Estado no se ven en la comunidad, crecen cada vez más los tugurios y de ahí sale la mayor parte de la delincuencia, pues, aseguró que los padres cuando ven a sus hijos con hambre, hacen lo que sea por alimentarlos.

Esta situación va de la mano con la expulsión de los jóvenes del sistema educativo, ya que la pobreza de las familias, la falta de programas estudiantiles adecuados a las necesidades de la zona y la desintegración de los hogares obliga a los niños y jóvenes a salirse de las aulas.

“Cuando los muchachos no tienen opción de ir a la escuela, porque sus padres no les pueden dar ni siquiera la comida, además el sistema no les permite trabajar para ayudar a sus familias, ellos buscan algo que hacer, y por lo general es a través de la delincuencia”, detalló.

CRIMINALIDAD ACTUANDO

De acuerdo con Picado, este cantón no se escapa a una realidad que es nacional, que se enmarca en la criminalidad, la poca respuesta positiva de las autoridades y la mínima participación de los ciudadanos en la búsqueda de soluciones integrales.

“La criminalidad se da en su gran mayoría por situaciones sociales, mientras no entienda el Estado que hay que atacar la raíz del mal, no se podrá contener y no es  mediante la represión o el cambio de leyes que se encontrará la solución a esta problemática, sino que se trata de una serie de acciones que se deben tomar y buscar nuevas ideas para enfrentar el problema”, argumentó el líder comunal.

Y precisamente la raíz de los problemas en estos cantones está relacionada con la droga y el narcotráfico.

“La droga es el papá de todos los males que tenemos.  Hay comités de seguridad, pero no funcionan mucho, porque los delincuentes amenazan a los integrantes de estos grupos con matarlos, les roban y los atacan, incluso hay gente que abandona sus casas por la persecución que viven al tratar de cambiar la situación”, contó Celenia Cordero.

Además, al parecer, este flagelo ha penetrado las instituciones encargadas de luchar contra el narcotráfico y los grupos organizados conocen la mayoría de los pasos que se están dando.

Tienen la facilidad de moverse de un lado a otro, si los persiguen en Limón, se trasladan a Siquirres y de ahí se pasan a Guácimo o Pococí y a las personas que denuncian a los vendedores de drogas, las desaparecen o las matan.

Según Wilbert Picado, otra de las problemáticas que se relacionan con las drogas y la delincuencia, es que en el cantón está uno de los centros penitenciarios más grandes del país, La Leticia.

“Muchos de los privados de libertad son traídos a este centro y a la par de ellos se vienen las familias, ya sea aquellos que los visiten y los que se queden en la zona para verlos frecuentemente.  Muchos de los visitantes llegan en bus y se devuelven en moto o carro”, contó.

Esto también ha impactado fuertemente en materia de inseguridad ciudadana, pues muchos de ellos vienen de ambientes familiares desintegrados y sin oportunidades y solo conocen la delincuencia como el medio de subsistencia.

“Es necesario atacar la situación social, llegar a las pueblos marginales y ofrecerles soluciones, darle participación a la ciudadanía en la acción contra la criminalidad y generar oportunidades a los jóvenes de integrarse en actividades que les permitan crecer y desarrollarse como personas que requieren de un espacio positivo”, indicó Picado.

ESPERANZAS EN EL CAMBIO

Pero quienes critican los graves problemas que viven los pobladores de estos cantones, no son omisos en considerar que existen alternativas para revertir la situación e integrar a los ciudadanos en proyectos viables y seguros.

Así lo confirmó Minor Vargas, regidor de la municipalidad de Pococí y presidente del Comité Cantonal de Deportes, quien explicó que se está trabajando en identificar a las personas que tienen necesidades de vivienda, educación y salud.

“Hay una comisión municipal integrada por las personas que recomendarán a quienes requieran cubrir necesidades especiales y buscar que se les dé prioridad.  En la parte de seguridad existe un grupo llamado Pococí Territorio de Paz y existen convenios para garantizar la seguridad de la comunidad”, contó Vargas.

Incluso están en camino de consolidar un bloque con todos los alcaldes de la provincia para buscar el desarrollo integral de las comunidades, ya sea en materia de infraestructura, seguridad, búsqueda de oportunidades, creación de escuelas deportivas, impulso a los atletas de la zona y grupos culturales.

“No todo está perdido, la esperanza está presente, lo que se requiere es que la sociedad civil, el Gobierno y las instituciones nos unamos en la búsqueda de soluciones reales y efectivas, que ataquen la raíz de los problemas sociales”, concluyó Picado.

Lea la próxima semana la segunda entrega de este reportaje y conozca la realidad que viven los niños y jóvenes de estas comunidades, las oportunidades de turismo, los problemas de violencia familiar y las alternativas que desarrollan grupos organizados para darle un giro a la situación.

 


La voz ciudadana

UNIVERSIDAD consultó a varios vecinos de la comunidad de Pococí para conocer su opinión con respecto a la inseguridad y criminalidad que vive la zona.

Marco Tulio Zúñiga

Comerciante

“La situación es preocupante. No hay policías, la droga tiene mercado libre, estamos manos arriba. Tengo treinta años de tener un comercio acá en la zona y conozco muy bien cómo funcionan las cosas; algo sucede y la policía puede durar tres o cuatro horas en llegar, nos encontramos a expensas de la mafia y el desarrollo económico está congelado”.

Eliécer Sibar

Comerciante

“La realidad que vivimos es terrible, hay menor seguridad, uno prefiere no salir muy tarde porque da miedo, incluso hay lugares que se ven sanos, pero en realidad no se sabe.  Una parada de buses puede representar un peligro. Hay muchos asaltos, robos de carros, casi no hay policías”.

Marina Solano

Ama de casa

“La situación está mal, hay mucha delincuencia y drogadicción, abundan los ladrones, una no se puede descuidar.  Se han perdido mucho los valores.  Por ejemplo, mi hijo estudia en la universidad y yo no estoy tranquila hasta que llega a la casa.  Hay mucha perdición”.

Mauricio Sandoval

Policía

“No soy miembro de esta comunidad, de hecho llegué a la zona hace poco.  Soy parte de un grupo que se acaba de conformar y que tiene como objetivo combatir la delincuencia en el cantón.  Llegamos para hacer redadas y contamos con motos y carros para vigilar, es un proyecto nuevo”.


Fiestas patronales

En un esfuerzo por rescatar las tradiciones y atraer la vista de los visitantes a la zona, las instituciones locales y fuerzas vivas de la comunidad de Guápiles llevarán a cabo las Fiestas de Cariari, entre el 26 de mayo y el 6 de junio.

En la actividad se hará desfile de carretas, bandas estudiantiles, carnaval, toros, reinado y la organización de un área ferial muy grande, en la cual se contará con juegos y carruseles.

La idea es que el dinero que se recaude sirva para mejorar las condiciones de la comunidad.

 


 

Celso Gamboa, fiscal de Limón:

Delincuencia en zona Caribe es igual al resto del país

María José Núñez

[email protected]

El fiscal adjunto de Limón, Celso Gamboa, tiene un amplio conocimiento sobre las causas y consecuencias de la delincuencia que se vive no solo en Pococí, Guápiles o Guácimo, sino en toda la zona Caribe del país, por lo que UNIVERSIDAD realizó una entrevista con el funcionario para conocer su posición al respecto.

¿Cuál es la situación que viven estas poblaciones?

El tema de la delincuencia en la zona es igual que en el resto de Costa Rica, se ha complicado, en virtud de varias cosas.  Por un lado el alto abandono estatal con estos lugares, específicamente las pocas inversiones en planes sociales, la falta programas integrales de educación, de incentivo del empleo, de hecho, no existen oportunidades como sí las hay en otras latitudes del país para la juventud y la gente de edad media.

Hay sustitución de mano de obra por equipos mecanizados, por ejemplo en la piñeras antes se empleaban a 500 personas, ahora con 50 trabajadores hacen todo el trabajo, dado el cambio tecnológico.

Esto ha creado un gran cisma económico, hay una enorme frustración de las personas, un alto consumo de drogas, muchos se dedican a actividades al margen de la ley, una ley que ha sido caldo de cultivo para que la zona se vea  afectada.

¿Cómo se encuentran las poblaciones en materia de salud y educación?

No hay médicos en la zona, porque no quieren venir a trabajar acá.  Los docentes no cuentan con la mejor preparación, las carreras universitarias están desactualizadas y no representan la realidad de la provincia.

Los jóvenes no pueden insertarse efectivamente al mercado laboral de la zona, lo que dan a la población son carreras que nos les brindan ninguna ventaja comparativa.  Hay educación privada, pero los profesores tampoco tienen las condiciones que se requieren.

¿Cuáles son los delitos más frecuentes que se ven en la zona?

Los delitos contra la propiedad, los robos a las personas, asaltos, hurto de ganado.  Aunque en la provincia hemos bajado el promedio de asaltos, a uno por día, pero aún así, nos preocupa este problema social.

Se ha dado una enorme sustracción de cable eléctrico, lo que ha generado un alto impacto en la zona, pues se presentan muchas pérdidas económicas para los hoteles y las comunidades, que se quedan sin luz durante muchas horas al día.  En la investigación de este tipo de delitos hemos tenido una gran deficiencia.

Los grandes problemas de empleo, oportunidades, pobreza y narcotráfico han sumergido a las instituciones públicas en un mundo de corrupción, el crimen organizado ha penetrado fuertemente en todos los estratos y está mermando la confianza de las comunidades en sus entidades.

También hemos sufrido mucho el tema de los homicidios, sobre todo aquellos que están relacionados con el tráfico de droga.

¿Ante esta situación cuál es la respuesta que ha tenido la población?

La respuesta a este problema inicia en el Derecho Penal, es decir, desde la aplicación de las leyes y existimos personas matriculadas a su ejercicio firme, pero como una forma temporal de rescatar la tranquilidad, ya que es un paliativo.

Esto porque la gente sigue sin oportunidades de estudio y trabajo.  Es una situación complicada pues se requiere de una intervención integral.  Las leyes se deben ejercer con mayor firmeza y mejorar las destrezas de investigación; sin embargo, lo mejor es no tener que meter tanta gente presa, sino que las instituciones cumplan a cabalidad con todas las obligaciones que tienen para coadyuvar en el desarrollo de la zona, con esto me refiero al Poder Judicial, Legislativo y Ejecutivo.

Se requiere crear mayores oportunidades de empleo, salud y educación para salir adelante.


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