El presidente Xi, quien llega al país al frente de una delegación de 11 altos funcionarios y con una cartera de proyectos valorados en más de $2.000 millones, es parte de la poderosa aristocracia política china.
Su padre Xi Zhongxun, fue uno de los guerrilleros que pelearon junto a Mao Zedong, en la guerra contra el Kuomitang que culminó con la derrota de los conservadores en 1949 y la creación de la república de Taiwán con ayuda financiera de los Estados Unidos.
Xi Zhongxun fue uno de los fundadores del PCCh y llegó a ser vicepresidente del país, hasta que sus ideas reformistas fueron “purgadas” durante la “revolución cultural” de Mao y terminó en la cárcel.
Con la caída en desgracia de su padre, Xi Jinping -de 15 años- fue enviado a Liangjiahe, un minúsculo poblado rural dedicado al cultivo de calabazas y papas, donde ni siquiera había casas y la gente vivía en cuevas cavadas por los campesinos en la ladera de la montaña.
Allí, en una de esas cuevas, vivió durante siete años hasta que en el gobierno de Deng Xiaoping, se lo consideró “rehabilitado” y logró ingresar en la Universidad de Tsinghua.
En 1996, durante una entrevista, Xi admitió que durante esos años fue encarcelado cuatro veces, “tragué más bilis que la mayoría de la gente (…) los cuchillos se afilan en la piedra. La gente se pule con las adversidades” dijo.
Xi nació en Shaanxi una de las provincias más antiguas de China, con 205 mil km2 de extensión y 36 millones de habitantes, ubicada al noroeste del país, en la frontera con Mongolia y pertenece a la etnia Han, el grupo étnico mayoritario en China (92% de la población china es Han) que -paradójicamente- en la mayor parte de su historia ha sido gobernada por emperadores y líderes de otras étnias minoritarias.
En la universidad Xi estudió ingeniería química y obtuvo un doctorado en Teoría Marxista, al salir de la academia comenzó una meteórica carrera política que lo llevó a convertirse en el planeta que ahora nos visita.
Su reingreso a la vida pública tuvo que sortear ocho rechazos antes de que, en 1974, lograra ser admitido en el PCCh. En los años que siguieron su línea de ascenso fue meteórica y culminó en la máxima posición, como secretario general del partido que gobierna China desde 1949.
El perfil del presidente Xi es una combinación de liderazgo en el hegemónico PCCh , apoyo a una moderada apertura económica y un discurso de combate a la corrupción interna, uno de los problemas que más preocupan a los líderes chinos.
A la construcción del personaje público de Xi, también contribuyó su casamiento –en segundas nupcias- con Peng Liyuang, una de las mayores estrellas de la canción folklórica china, general del ejército, descendiente de otra de las familias políticas dominantes en China y una de las personas que lo acompañaran en esta gira por Latinoamérica.
La primera dama le aporta a la administración, además de su enorme popularidad, un rasgo de elegancia y sofisticación, inusual para la acostumbrada sobriedad, en materia de vestimenta de los dirigentes chinos.
Por su afición a los trajes de la exclusiva diseñadora de modas china Ma-Ke, Peng Liyuang es comparada a menudo con la esposa del presidente de Estados Unidos, Michelle Obama.
Carrera estratégica
La carrera política de XI se construyó con base en el éxito que obtuvo en posiciones claves: como el gobierno de la influyente provincia de Fujian –ubicada al norte del país, sobre la costa del Mar de China-; la dirección del partido en Shaghai, donde reemplazó al antiguo secretario general destituido por un escándalo de corrupción con fondos de la seguridad social y, finalmente, con la organización de los estratégicos Juegos Olímpicos Pekín 2008, que coronaron una hábil política de propaganda para transformar la imagen externa de China.
El avance de Xi hacia la suma del poder chino (ejército, partido, gobierno), sufrió una fuerte turbulencia cuando una investigación de Bloomberg, a finales del año pasado, reveló detalles sobre las valiosas propiedades e inversiones de su hermana mayor Qi Qioqiao y de su esposo Deng Jiagui, en conglomerados de bienes raíces y compañías de materias primas.
Paradójicamente Xi -uno de los símbolos nacionales del combate a la corrupción- había dicho en un discurso del 2004, “frenen a sus esposas, hijos, familiares, amigos y empleados y prometan no usar el poder en beneficio propio”.
La fortuna de sus familiares relativos fue valorada por Bloomberg en $376 millones. La investigación periodística aclaró que no se había hallado ninguna prueba que relacionara a Xi con las empresas de sus familiares.
Este es el planeta que -en su primera gira por Latinoamérica como presidente de China- llegará el domingo a Costa Rica; el jefe de una nación de 1.339 millones de habitantes; el jefe del mayor ejército del mundo con 2,5 millones de soldados; el esposo de la cantante.
Este perfil utilizó como insumos material de agencia Xinhua, y reportajes de The New York Times, El País, Bloomberg, China Hoy y BBC.