A casi dos años del terremoto de 6,2 grados Richter que el 8 de enero del 2009 destruyó Cinchona y otras comunidades alrededor del macizo del volcán Poás, decenas de familias damnificadas esperan ansiosas el cumplimiento del sueño de obtener su nueva casa en Nueva Chinchona, urbanización de 93 casas prefabricadas que la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y una empresa contratista levantan a toda marcha en el poblado de Cariblanco de Sarapiquí.
La nueva urbanización, sin embargo, originó malestar entre los antiguos vecinos de Cariblanco, donde dirigentes acusan a la CNE de improvisar la construcción del nuevo caserío sin haber construido primero la infraestructura sanitaria básica ni tener disponibilidad de agua potable, lo que augura problemas al vecindario.
Ricardo Salas, presidente de la Asociación de Desarrollo de Cariblanco, reprochó que la nueva urbanización se esté haciendo en un terreno donde no hay calles pavimentadas, alcantarillas, tendido eléctrico ni acueductos. Cuando empezaron a romper el terreno con maquinaria ya comenzó a inundarse el templo cristiano, una casa y una lechería al frente de la entrada de la urbanización.
Además, se enteraron que la planta de tratamiento de aguas negras la van a poner a la entrada, frente a estas casas, cuando en el diseño inicial que se había mostrado a los vecinos y que estos habían aprobado, la planta figuraba adentro, detrás de la urbanización.
Las denuncias fueron respaldadas por Alexánder Morera, síndico municipal de Cariblanco, quien recalcó que la urbanización se está haciendo sin permisos municipales.
La CNE “empezó a construir al revés” la nueva población, sin permisos municipales y sin las condiciones necesarias para que la gente se traslade a vivir a la nueva urbanización, y ni siquiera hay disponibilidad de agua para las casas, afirmó. “La señora Vanessa Rosales (presidenta de la CNE) se brincó todo eso, porque dice que ella es la que manda y ella hace lo que desee y eso no puede ser”, consideró Morera.
Ambos afirmaron que en la CNE no han querido atenderlos para escuchar sus inquietudes y los refieren al ingeniero encargado del proyecto, con el que tampoco ha sido posible hablar.
Este semanario intentó conocer el punto de vista de la CNE sobre las quejas, a través de la vocera de prensa Rebeca Madrigal, quien al cierre de esta edición no había respondido las preguntas enviadas por correo electrónico el jueves de la semana pasada.
En el sitio de la construcción, el ingeniero encargado Thauvell Zecca negó que no se haya querido escuchar quejas de los vecinos, y, por el contrario, dijo que se hacen reuniones periódicas, hay apoyo de los vecinos y los que quieren pueden ir a consultar a la CNE, dijo mientras mostraba a un equipo de UNIVERSIDAD las casas, en compañía de Carlos Meléndez, gerente comercial de FACOLI, la empresa constructora del proyecto.
En cuanto a la falta de permisos de construcción, Zecca dijo que la CNE está exenta de presentarlos, y lo que hacía falta es que se dé un documento donde todo está registrado. Añadió que la comunidad de Cariblanco se va a ver beneficiada con las mejoras en electrificación y la captación del acueducto, en las que se han invertido ¢98 millones. Las denuncias las atribuyó a “la resistencia de algunos” que se oponen a todo, pero hay apoyo de la comunidad, sostuvo.
Shirley Vega, administradora de la ASADA (Asociación administradora del acueducto local) dijo que no pueden aprobar la disponibilidad de agua para Nueva Cinchona, porque la capacidad de conducción del acueducto es insuficiente y se quedarían sin agua si conectan las nuevas casas.
“Comprendemos la necesidad de Nueva Cinchona y estamos en la mejor disposición de ayudarlos, pero por problemas que se nos salen de las manos no podemos dar esa disponibilidad de agua”, recalcó Vega.
Dijo que la ASADA tiene más de dos años de solicitarle al Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados (AyA) asesoría técnica para mejorar la capacidad del acueducto, y no les había resuelto nada. No fue sino hasta el pasado 13 de octubre, cuando la presidenta Laura Chinchilla inauguró la primera casa construida en Nueva Cinchona, que llegaron con el diseño de la captación, y les dijeron que en noviembre volverían para ver cuáles eran las mejoras que se podían hacer en la conducción. “Pero hasta que esas obras no se realicen no se les va a dar la disponibilidad”, enfatizó Vega.
Salas, por su parte, señaló que un funcionario del AyA le dijo a la administradora de la ASADA que eso lo habían arreglado entre los jerarcas. ¿Pero cómo van a hacer fiesta en la casa ajena y no invitan al dueño?, cuestionó Salas.
El dirigente local detalló que el malestar proviene de que la CNE está haciendo cambios a los planes que había aprobado la comunidad en reuniones que se hacían al principio, donde se consultaba a los vecinos de Cinchona cuáles eran sus necesidades, y en una gran reunión en Cariblanco se aprobó el diseño final.
Otro problema, según Salas, es que a personas damnificadas se les niega injustamente el derecho a obtener casa, a pesar de que la CNE les ordenó demoler porque sus habitaciones eran consideradas inhabitables. Sin embargo, ahora les dicen que no califican como beneficiarios.
“Aquí a mucha gente le dijeron que botara la casa y no le dijeron que si tenía un lote en otra parte no califica para un bono, y ahora como no hallan qué hacer están pensando en volver a vivir a Cinchona”, relató Salas.
Marlene Zaballos, vecina de Cariblanco, afirmó que la CNE le indicó que debía demoler su casa tras el terremoto, pero ahora le dicen que no califica como beneficiaria porque tiene lote y porque en la familia perciben dos salarios: el de ella y el de su esposo. La opción que le dan es que obtenga un préstamo para construir, pero la mensualidad es muy alta y no la podría pagar. Consideró una gran injusticia que no se le quiera ayudar, mientras que a “otras familias que tienen hasta tres salarios y carro sí les van a dar casa”.
Otro motivo de inquietud entre los habitantes de la zona es que no reciben respuesta del Gobierno acerca de qué va a pasar con la carretera de acceso (la ruta 123, que va de Vara Blanca a San Miguel de Sarapiquí pasando por Cariblanco). El Gobierno rehabilitó provisionalmente el paso de un sector de la vía, y los vecinos y empresas de la zona han contribuido para abrir el resto y darle mantenimiento. Los vecinos sostienen que si el Gobierno les facilita maquinaria y algunos recursos, ellos mismos se encargan de rehabilitar la ruta.
Aunque inicialmente el Gobierno había descartado reabrir la ruta dada la inseguridad del terreno, y estudiaba enrumbarla por otro trayecto, ahora la presidenta Chinchilla estaría valorando la posibilidad de reabrirla, aseguraron.
PREOCUPACIÓN
El diputado Danilo Cubero, jefe de fracción del Movimiento Libertario, manifestó preocupación por el manejo del proyecto Nuevo Cinchona por parte de la CNE. Se está dando un desarrollo desorganizado, sin que se haya resuelto por dónde van a discurrir las aguas pluviales, ni las tuberías de aguas negras; es un desorden, y la CNE no toma en consideración las opiniones de los vecinos, afirmó.
No se ejecuta y lo que se ejecuta se hace mal, y en cuanto a la carretera, hay contradicciones entre la CNE y el MOPT (Ministerio de Obras Públicas y Transportes), aseveró.
Más allá de la cantidad de dinero que está en juego en este proyecto, lo que preocupa es la burla a las personas que hoy requieren de una vivienda, dijo.
A la vez, Cubero recordó el pedido que hicieron recientemente las bancadas de oposición a la presidenta Chinchilla para que destituya a la presidenta de la CNE por supuesta incapacidad en la atención de las emergencias, incluida la de Cinchona.
Para el diputado libertario es “inaceptable” que en vez de sustituirla, Chinchilla puso al vicepresidente Luis Libermann para que coordine las acciones de la CNE. “Es decir, que si no puede, se le pone a alguien que la ayude, duplicando funciones; no podemos caer en ese error”, consideró Cubero.
Por su parte, la diputada Jeanette Ruíz, del Partido Acción Ciudadana, dijo que tras la visita que había hecho a Nueva Cinchona con motivo de la inauguración de la primera casa, que le habían quedado dudas.
Dijo que siendo anteriormente regidora de la municipalidad de Alajuela fue parte de la comisión de construcción, por lo que conoce los requisitos para los permisos, y fue inevitable observar en el proyecto la falta de asfaltado de calles, cordón de caños, tuberías de aguas fluviales, aguas negras, acometidas de agua potable, postes eléctricos y tendidos para la telefonía. Todos estos son requisitos que se verifican antes de dar un permiso de construcción y no están, señaló.
“Es necesario tener la seguridad de que este desarrollo habitacional que se está haciendo va a reunir los requisitos y va a cumplir con las necesidades que hay que llenar”, dijo Ruiz, tras admitir que las entidades estatales no necesitan permisos de construcciones en emergencias, pero eso no significa que se deban incumplir los requisitos indicados en la ley. Señaló que había un acuerdo de agilizar la tramitología, y la municipalidad se había comprometido a hacerla, pero no significa tampoco que no haya que hacerla, sino que se debe agilizar.
Recordó que Nueva Cinchona se está construyendo con los donativos que dieron las personas en una maratónica, y hay una responsabilidad en el manejo de esos recursos; pero lo más importante es que sean bien resueltas las necesidades de las comunidades afectadas.
Tiene que haber claridad sobre quién va a verificar que los requisitos se están cumpliendo y en ese sentido dijo que había sugerido a la municipalidad estar vigilante para verificar este cumplimiento, y evitar que se vean frustradas las personas beneficiarias, que han esperado y han soportado experiencias muy tristes como perder a seres queridos.
Señaló que Cinchona se ha convertido en un foco de atención, pero hay también otras comunidades afectadas por el terremoto, a las que no se les ha resuelto el problema de reubicación y vivienda.
Mencionó, en ese sentido, proyectos que se ha tratado de concretar en comunidades como Dulce Nombre de San Isidro, Carrizal, Laguna de San Isidro, Fraijanes y Poasito, pero al momento siguen en el aire y la gente continúa esperando.