Treinta minutos antes de que iniciara el partido entre Chile y España en el Estadio Maracaná, en Río de Janeiro, un grupo de al menos 30 aficionados derribó todas las puertas y retenes de seguridad que encontró a su paso, en un intento de llegar hasta las graderías.
La ruta elegida por esta “barra” chilena la llevó justo por la Sala de Prensa, donde cientos de periodistas se asustaron ante el súbito ingreso de la turba que había quebrado la puerta de vidrio que da a esta sala.
Sin embargo, estos aficionados fueron detenidos y acorralados en uno de los pasillos interiores del estadio, no sin antes romper varias de las paredes provisionales que se colocaron para dividir la Sala de Prensa del acceso inferior del Estadio.
La prensa internacional presente, corría de un lado a otro en busca de fotografiar el suceso, mientras que la seguridad intentaba mantener a raya tanto a los invasores como a los fotógrafos y periodistas.
Finalmente los responsables del caos fueron sacados de uno en uno para ser entregados a la policía brasileña en las afueras del estadio.
Entre la prensa no hubo personas heridas, mientras que algunos de estos aficionados presentaron algunos golpes.