«Fue menos violento que otros años», valoró sin embargo el intendente de Santiago, el demócrata cristiano Claudio Orrego.
El intendente de la capital, que en Chile es designado por el presidente, agregó que hubo hechos inaceptables, como el uso de bombas molotov en las protestas, ocurridas tras la medianoche local en diferentes puntos de la periferia capitalina, como todos los años.
Los incidentes, al igual que en años anteriores, incluyeron enfrentamientos entre policías y manifestantes que repudian la asonada de 1973, aunque son grupos sin una filiación política definida.
El golpe de 1973 derivó en una dictadura liderada por el fallecido general Augusto Pinochet, quien gobernó el país hasta 1990, pero manteniéndose como comandante en jefe del Ejército hasta 1998.
Durante el régimen, unas 38.000 personas fueron torturadas, ejecutadas o desaparecidas, según informes oficiales emitidos en democracia.
Este año el aniversario coincidió con una serie de atentados explosivos en espacios públicos que no fueron reivindicados hasta ahora por ningún grupo, creando alarma en la población.