Río de Janerio-– A un día de iniciar la Copa del Mundo Brasil 2014, la playa de Copacabana, Río de Janeiro, luce llena de turistas uniformados como futbolistas y de los signos que identifican el evento que se inaugurará este jueves en Sao Paulo.
A lo lejos, un grupo de balones de tamaño gigante distribuidos por la playa parecen otra forma de publicitar el mundial, pero conforme se acerca al lugar, se puede distinguir que estos balones de futbol están marcados con una cruz roja.
En medio de los inflables, una reproducción de una casita pobre, como hay tantas en Río de Janeiro y en todo Brasil, llama la atención sobre los millones que este país ha invertido en estadios en lugar de destinarlos a su gente.
Esta fue la forma que encontró Antonio Costa para protestar contra el Mundial. Teólogo de formación, fundó hace varios años una ONG llamada “Río Paz”, enfocada en colaborar a que se reduzca la violencia y los homicidios en una de las urbes más convulsas del continente.
“Esta manifestación protesta contra el uso de dinero público en la Copa del Mundo, nosotros entendemos que en un país de miseria, organizar una Copa del Mundo con el dinero del pueblo es un problema moral”, dice Antonio a UNIVERSIDAD, mientras nos muestra su obra.
“Tenemos problemas sociales muy serios en nuestro país a pesar de que somos la séptima economía del mundo, pero somos el país número 85 en el Índice de Desarrollo Humano; estamos entre los cinco países más desiguales de América Latina, tenemos graves problemas en educación, seguridad pública”, continúa.
Como muchos otros brasileños que han mostrado su descontento en los días previos al Mundial, Antonio explica con molestia que para este evento se destinaron más de 30 mil millones de Reales Brasileños (13.500 millones de dólares) del erario público, aunque podrían ser más.
“En Brasil nunca se sabe, porque hay serios problemas de corrupción, se sabe que 8 billones de Reales fueron puestos en los estadios de futbol en obras super facturadas. El gobierno había dicho que las obras de la Copa se iban a hacer con dinero de iniciativa privada, pero no fue así”, asegura.
Para Costa es evidente que el rédito de toda esa inversión no será mayoritariamente para el pueblo brasileño, por lo que con su protesta reclama más igualdad y justicia para los millones de personas que no tienen lo necesario para vivir dignamente en su país.