“No”, fue la respuesta de la abogada Zulema Villalta, presidenta del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), cuando se le preguntó si la institución está en capacidad de cumplir con los fines y objetivos establecidos para la red de cuido del adulto mayor.
Detalló que para cubrir a toda la población adulta mayor en condición de pobreza y pobreza extrema y el resto de la población −en cuanto a capacitación en derechos y cumplimiento de normas internacionales relativas a los adultos mayores−, la institución cuenta únicamente con 26 funcionarios administrativos, más otros 13 entre secretarias, guardas y misceláneos.
Los ¢814 millones asignados son para “cubrir una realidad en la que no tenemos capacidad ni de contar con una recepcionista; todos nos rotamos”, aseguró.
¿No han gestionado un aumento de plazas?
−Hemos pedido 17 plazas; nos dijeron que “jamás pueden obtener eso.” En la última junta rectora (del Conapam) se nos expuso que el país está en una situación crítica, y en este momento estamos peleando por 7 plazas como una solución mínima.
¿Con esa limitación qué trabajo piensan desarrollar?
−Desde el 23 de mayo (2014) −cuando me senté en este puesto− llegué a pedirle más trabajo y sacrificio al equipo. Tenemos que sacar adelante cuatro realidades en este país, bajo un mandato de vida que nos da (la vicepresidenta) Ana Helena Chacón, cuando me dice: lo que voy a pedir es que ninguna persona adulta mayor en Costa Rica se acueste con hambre o con frío.
Eso implica tener que ir a buscar dónde, cómo y con quién están nuestros adultos mayores; la necesidad de tener una línea que hemos llamado la línea dorada, que estamos implementando con el Fondo de Población, y es tener 24 horas de acceso directo para que cuando una persona adulta mayor llame, pueda ser atendida por un equipo interdisciplinario y mientras está hablando vaya una patrulla a su casa, a ver cuál es la situación.
Paralelo a eso vienen los albergues temporales. En este momento estamos trabajando dos, para cumplir con el supuesto de que “primero se atiende y después se pregunta”. Luego se determinará si la persona va para un hogar de ancianos, o puede la familia retomarla, o si puede ser cuidada en la comunidad por otra persona.
Tenemos que resolver qué hacer con el adulto mayor y la especificidad de la atención que ellos necesitan. Es una realidad del país que tenemos solo un hospital de geriatría y gerontología, con 140 camas para una población de 450.000 personas, que atiende de 7 a.m. a 3 p.m. de lunes a viernes, y que ya colapsó. Vamos a iniciar el trabajo para la construcción del nuevo hospital de gerontología y geriatría, que nos daría una capacidad para 1000 o 1200 personas, y 800 más del hospital de puertas abiertas, con lo que tendríamos una cobertura más adecuada.
Distintas realidades
Maritza Jiménez, Red de cuido de Osa
−Nosotros manejamos un presupuesto de ¢22 millones, y estamos cubriendo los distritos de Osa e incluso algunas poblaciones del lado de Buenos Aires.
Hasta el momento atendemos a 37 personas y tenemos más o menos 100 familias de adulto mayor esperando para ser incluidas para la ayuda. Ya visitamos 50 (para comprobar su condición), pero estamos un poco preocupados, porque se nos ofreció una modificación al presupuesto, pero no ha llegado, entonces no queremos crear tantas expectativas. La distribución de la ayuda se dificulta por las distancias que hay que recorrer para entregar la ayuda.
Rodrigo Rojas, coordinador red de cuido de Zarcero
−En Zarcero a todos los que integran la red de cuido les ha encantado el programa, y entonces lo han tomado como una cosa muy propia; además, se cuenta con un equipo de colabores voluntarios extraordinario.
La ventaja de Zarcero es que tiene buenas vías de comunicación, todo el mundo se conoce y la misma gente informa sobre casos de adultos en abandono. Atendemos a 101 personas, con un presupuesto de ¢218.750 por beneficiario. La integración de las distintas instituciones en el comité ha sido fundamental para el trabajo de la red, que tiene 11 meses de creada. Se ha utilizado toda la estructura administrativa del Hogar de Ancianos, su planta física, equipamiento y los profesionales con que se cuenta, y entonces el Hogar está manejando dos programas: el institucionalizado −el adulto mayor que está ahí las 24 horas− y este que estamos fomentando, para que permanezcan en sus hogares, pero con calidad de vida.
Población adulta mayor y red de cuido*
-Población adulta mayor (más de 65 años): 457.000.
-Población meta del Conapam: 92.000 (70.000 en condición de pobreza y 22.000 en pobreza extrema).
-Total de redes comunitarias de cuido creadas: 49 (más 9 comités de apoyo). 10.372 personas reciben apoyo de redes de cuido (otras 3.973 son apoyadas con el programa para centros diurnos y hogares de ancianos).
-Presupuesto del Conapam 2014: ¢14.339 millones.
-Recursos asignados por el Conapam en el periodo 2011-2014: ¢30.085,8 millones.
*Fuente: Conapam. Informe de implementación del programa, julio 2014. Datos a junio 2014.
Perfil de la red de cuido*
Qué es: La “Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores” consiste en la estructura social compuesta por personas, familias, grupos organizados de la comunidad, instituciones no gubernamentales y estatales, que articulan acciones, intereses y programas, en procura de garantizar el adecuado cuido y satisfacción de necesidades a las personas adultas mayores del país, promoviendo así una vejez con calidad de vida.
Objetivo: Articular y fortalecer una estructura social para el desarrollo e implementación de acciones que garanticen una respuesta integral a las necesidades de las personas adultas mayores, con especial énfasis en aquellas que se encuentran en riesgo social, y así garantizar una vejez con calidad de vida.
Población meta: Personas de 65 años o más, en estado de pobreza, pobreza extrema, carentes de redes de apoyo, dependencia o en riesgo social. La persona solicitante debe pasar un proceso de valoración a cargo del Comité o Red Comunitaria, que incluye visita domiciliar y la presentación de algunos documentos que serán solicitados. La valoración puede solicitarse en la Red Comunitaria de su localidad. El parámetro para definir que la persona es pobre es que tenga ingresos inferiores a los ¢96.000.
Alternativas de atención: Alimentación, artículos de uso personal e higiene; medicamentos e implementos de salud; atención social en salud integral; productos de apoyo o ayudas técnicas; equipamiento de casa; alquiler de vivienda, servicios básicos y municipales; familias solidarias; asistente domiciliar; hogares comunitarios; transporte y combustible; promoción y prevención de la salud e institucionalización.
*Fuente: Conapam.