James Comey (centro), director del FBI, habló con la prensa 25 de marzo en la sede del FBI, en Washington DC. Foto: AFP
Washington. El FBI reconoció este domingo haber cometido errores en el pasado en análisis científicos que sustentaron condenas a muerte y ejecuciones de varios prisioneros, en respuesta a un informe de la Inspección general (OIG) de julio pasado.
Según el informe de la OIG, publicado en julio pasado, la condena de 60 personas a la pena capital, tres de las cuales ya fueron ejecutadas, podría haberse basado en análisis científicos errados y testimonios dudosos.
La policía federal reconoce “errores de científicos del FBI en el análisis de cabellos mediante microscopio o informes de laboratorio” en casos criminales.
Esto “no volverá a ocurrir y el FBI utiliza ahora análisis de ADN mitocondrial (transmitido por la madre) de los cabellos además de los análisis con microscopio”, según un comunicado conjunto del Departamento de Justicia y del FBI, del que depende.
“El Departamento y el FBI se comprometen a garantizar la veracidad de los análisis futuros de cabello y el mayor de los rigores en los análisis criminales”, al igual que el despliegue de los “medios considerables” para este fin.
En su comunicado, “el Departamento y el FBI se comprometen a garantizar que los prisioneros involucrados sean notificados de los errores pasados y que se haga justicia en cada caso”.
En uno de estos casos, un hombre ejecutado en Texas en 1997, no habría sido condenado a la pena capital sin los elementos presentados erróneamente en su contra.
Otro, fue absuelvo 27 años después de haber sido condenado y al menos otros cinco fallos fueron anulados, después de que se revelaran “errores en los análisis y testimonios científicamente insostenibles” de un funcionario del FBI.
En sus recomendaciones al Departamento de Justicia, la OIG estableció una lista de condenados cuyos expedientes fueron revisados por científicos independientes para que las autoridades puedan reexaminar las pruebas y “tomar las medidas inmediatas a fin de garantizar que estos acusados sean alertados de que su condena pudo verse afectada por análisis y testimonios poco confiables”.
En 1997, un primer informe de la OIG había señalado irregularidades graves cometidas en investigaciones judiciales por parte de 13 analistas del laboratorio del FBI en Quantico, Virginia (este).
Pero 17 años después, la misma OIG acusó al FBI de no haber corregido los tipos de errores que cometía y de haber tomado a la ligera casos de condena a pena de muerte en los ocho años posteriores.
Las autoridades locales, la defensa o la acusación no fueron alertadas de ello, lo que imposibilitó una revisión de las penas, y como consecuencia de ello, tres hombres fueron ejecutados, destacaba el informe de julio.