“Estas cumbres sirven para cansarnos y sacarnos muchas fotos, pero sirven para algo: para hacernos amigos, para encontrarnos. Vale la pena sacarnos muchas fotos, cansarnos para ver al compañero que piensa diferente”, dijo este miércoles el presidente de Uruguay, José Mujica, en la III Cumbre de la Celac.
En un mensaje que no siguió ningún texto, Mujica exaltó el valor de la tolerancia, condenó el consumismo y enfatizó que la prosperidad es el resultado de un largo camino de esfuerzos.
“La tolerancia se precisa con quienes se discrepa no con quienes se está de acuerdo, porque de lo contrario el mundo se hace inhabitable, inconvivible. Tenemos que estar en guardia para cultivar esta tolerancia que la está necesitando el mundo”, insistió Mujica.
En su discurso, que se apegó a los nueve minutos que pedía la organización, Mujica expresó su preocupación porque en Europa “está esta refloreciendo una derecha que no es derecha, que es fascismo” y criticó el consumismo.
“El sistema genera una cultura que debe ser funcional para el consumo (…) Qué poco gastamos en enseñanza técnica y científica y cuanto gastamos en cosas innecesarias (…)Es mucho mas fácil cambiar la realidad material que la realidad cultural, ese es el desafío”.
Finalmente, Mujica hizo un llamado a la lucha constante por conseguir los objetivos que permitan una mejor calidad de vida a los pueblos: “No hay ningún triunfo fácil. Nadie nos va regalar la prosperidad y la (lucha) por libertad es permanente”.
El presidente Uruguayo, de casi 80 años de edad, que dejará el poder el próximo 1 de marzo, se despidió de las reuniones internacionales de gobernantes y fue ovacionado de pie por el resto de gobernantes y delegados presentes en el salón principal de la cumbre, en el Complejo Pedregal en San Antonio de Belén.