Washinton, 25 jul (dpa) – El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró hoy que los niños migrantes no acompañados que no califiquen para el asilo u otro tipo de alivio migratorio serán repatriados a sus países de origen.
«Los niños que no tengan motivos adecuados, en algún momento serán repatriados a sus países de origen», dijo Obama tras su reunión con los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, Guatemala, Otto Pérez Molina y Honduras, Juan Orlando Hernández.
La reunión de los cuatro presidentes obedece, según Obama, al «desafío considerable» al que se enfrentan estos tres países ante la llegada masiva de niños no acompañados a la frontera sur de Estados Unidos, la mayoría de ellos procedentes de Centroamérica. Desde el pasado mes de octubre han llegado 57.000 y se calcula que al final de este año fiscal (en septiembre) su número alcance los 90.000.
El presidente reconoció que los cuatros países tienen «una responsabilidad compartida» a la hora de hacer frente a este problema.
Obama aseguró que el pueblo estadounidense y su administración tienen «una gran compasión por estos niños», como demuestra no sólo la generosidad de las familias estadounidenses que viven en la frontera que les ayudan, sino de las organizaciones no gubernamentales y las iglesias que han acudido a su socorro.
«Gente de todo el país ha expresado su preocupación y su compasión por estos niños», dijo Obama en unas declaraciones a la prensa, tras su encuentro con los mandatarios centroamericanos.
El presidente consideró que es necesario frenar el flujo de niños migrantes no acompañados porque están poniendo sus vidas en peligro cuando deciden emprender este viaje hacia el norte.
«He dejado bien claro que dentro del marco legal y del marco humanitario y de las garantías procesales, los niños y las familias con niños que no tengan motivos, en algún momento serán deportados a sus países de origen», señaló Obama, quien aseguró que decía esto «no por falta de compasión, sino porque, además de ser una nación de inmigrantes, somos una nación de leyes».
Obama agradeció a los presidentes centroamericanos por haber puesto en marcha en sus países campañas públicas para advertir a los padres del peligro de enviar a sus hijos con «coyotes» a Estados Unidos, por luchar de forma «más agresiva» contra las redes de tráfico de personas; y por trabajar con su gobierno a la hora de repatriar a los niños y familias «de forma segura y ordenada».
El presidente aseguró que los esfuerzos de estos cuatro países desde que estalló la crisis humanitaria están empezando a tener resultados, ya que el número de niños no acompañados se ha visto reducido a la mitad desde el pasado mes de junio.
Los cuatro presidentes coincidieron en señalar la necesidad de llegar a «las raíces del problema», lo que, según Obama, incluye la pobreza y la violencia en Centroamérica.
Obama dijo que los cuatro países tienen «una responsabilidad compartida», por ejemplo, a la hora de luchar contra la demanda de drogas en Estados Unidos y contra el tráfico de armas que va de norte a sur.
El presidente reiteró la necesidad de que se apruebe en Estados Unidos la reforma migratoria con el fin de crear más formas para que la gente puede emigrar legalmente, por ejemplo, a través programas de trabajo temporal.
Obama también se mostró confiado en que el Congreso no se vaya de vacaciones en agosto sin aprobar los fondos por valor de 3.700 millones de dólares que el presidente ha solicitado para hacer frente a esta crisis humanitaria en la frontera.