La tensión en las relaciones entre Costa Rica y Nicaragua, exacerbada hace 14 meses por una incursión del ejército nicaragüense en un pequeño territorio cuya soberanía es
reclamada por San José, continuó atizándose en los últimos días a raíz de acusaciones, contraacusaciones y una solapada guerra verbal entre las partes en conflicto.
Mientras la Corte Internacional de Justicia (CIJ) conoce una demanda interpuesta por Costa Rica contra su vecina por la denunciada invasión al territorio fronterizo de isla Calero-Los Portillos, Costa Rica insiste en acusar a Managua de violar la orden de despeje de personal militar y civil de las dos partes del área en disputa, que el tribunal emitió en marzo pasado.
Por su parte, Nicaragua acusa ahora a Costa Rica de provocar un «crimen ambiental» con la construcción de una carretera de casi 130 kilómetros y que corre paralela al fronterizo río San Juan, que le pertenece y que según argumenta, está recibiendo los sedimentos con
la apertura de la trocha.
Además de amenazar con elevar el caso ante la CIJ y la commission RAMSAR sobre humedales, el gobierno nicaragüense exigió explicaciones al gobierno de la presidenta Laura Chinchilla acerca de los alcances de la obra.
No obstante, la misma Chinchilla replicó el martes señalando que su gobierno no tiene nada que explicar a su vecina, ni hacer consultas sobre un proyecto que desarrolla en su territorio.
Con anterioridad, el canciller Enrique Castillo exigió más bien a Nicaragua detener el envío de miembros de la juventud sandinista a lanzona en litigio, al tiempo que acusó a Managua de irrespetar la nresolución de la Corte de la Haya.
Este miércoles trascendió que el Ministerio de Transporte e Infraestructura de Nicaragua ordenó quintuplicar en Navidad una tarifa a autobuses de turismo costarricenses que viajan al vecino país.