Faltaban tres minutos para que iniciara el encuentro contra Italia y la Calle de la Amargura cantaba el Himno Nacional de nuestro país al unísono. Unos dentro de los bares, otros haciendo fila para ingresar o sentados en la acera bebiendo cualquier cosa bajo el fuerte sol.
Este era el panorama que revelaba un campus casi desolado por completo mientras sonaba el pitazo inicial. El pretil no tenía ninguna afluencia y tampoco el edificio de Estudios Generales. Mientras tanto, en Ciencias Económicas, Arquitectura y Ciencias Sociales pequeños grupos de estudiantes y profesores empezaban a disfrutar en pantallas y proyectores.
Las aulas estaban completamente abandonadas. No parecía final de semestre en las bibliotecas Luis Demetrio y Carlos Monge. Lo único que hacía ruido acá era el mismo personal cantando las faltas italianas y las aproximaciones de la sele.
Algunas asociaciones se organizaron para la celebración: económicas, matemáticas y en filología ofrecían pizza además de un televisor para disfrutar de los noventa minutos. Pero no todos los estudiantes del edificio de letras pudieron degustar la comida italiana, diecisiete estudiantes hacían prueba de Japonés Intensivo.
Y aunque en el comedor estudiantil se anunciaba: “El uso prioritario de las sillas y las mesas de este comedor están dispuestas para las personas que hacen uso del servicio de alimentación”, las sillas, las mesas, el piso y hasta los maceteros contenían a los apasionados que disfrutaron del partido en una gran proyección.
De camino por la milla universitaria, el sonido envolvente durante la falta contra Campbell surgía del grupo de estudiantes y personal que disfrutaban en el parqueo de Ingeniería. Con toldo, sillas y una proyección le recordaban la madre al árbitro chileno Enrique Oses, cuando no pitó un claro penal en contra de Joel Campbell.
De nuevo en la Calle de la Amargura, casi finalizando el primer tiempo, Ruiz hizo abrazarse, levantar las manos y hasta llorar a los cientos de estudiantes que se reunían en los bares y aceras. Este panorama se mantuvo durante el encuentro, hasta que luego del minuto cuarenta y nueve del segundo tiempo, de nuevo al unísono se escuchaba “Si se pudo”.