Las células cancerosas despliegan sus armas de defensa y de reparación de los daños que les ocasionan las sustancias quimioterapéuticas, lo que hace que sea tan difícil provocar su muerte inmediata.
La identificación de algunos de estos mecanismos ya está al alcance de los científicos que continúan buscando respuestas para entender por qué las células cancerosas, aún con un daño fuerte en su ADN causado por las quimioterapias, pueden sobrevivir en el cuerpo humano e inclusive seguir multiplicándose.
En muchos aspectos, el cáncer sigue siendo un enigma para la ciencia que lucha por buscar explicaciones sobre los procesos de degeneración de las células y las formas de combatirlos.
Este padecimiento “es tan antiguo como la humanidad misma, porque se origina de lo que nos constituye: las células. Los mismos mecanismos que le permiten a las células replicarse son los que se desregulan en el cáncer, produciendo células que se reproducen sin control”, expresó el Dr. Steve Quirós Barrantes, investigador del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Los mecanismos de resistencia de las células a las sustancias quimioterapéuticas en el tratamiento contra el cáncer forman parte de los estudios recientes de Quirós, Premio Nacional de Ciencia “Clodomiro Picado Twight” 2012.
Según el investigador, los avances en las técnicas de la cirugía han permitido eliminar algunos tipos de cáncer sin necesidad de recurrir a la quimioterapia. No obstante, en otros, “estamos casi igual que al inicio de la historia de la humanidad”, aseguró. Por eso, considera fundamental la prevención en la lucha contra este padecimiento, que tiene numerosas causas y se manifiesta de diversas maneras. “Existen muchas formas de cáncer; de hecho, el cáncer no es una enfermedad, es una suma de enfermedades”, aclaró.
MUERTE CELULAR
Quirós trabajó con un grupo de quimioterapias denominado Agentes Metilantes SN1, que se utiliza, por ejemplo, para el tratamiento de cáncer de cerebro y de piel metastático (las células se distribuyen en otros órganos del cuerpo). Su objetivo era esclarecer el funcionamiento y los efectos de estas sustancias en las células, sobre lo cual no existía claridad. “La comunidad científica estaba en desacuerdo en cuanto a cómo esas sustancias matan las células cancerosas”, dijo Quirós.
Su interés se centró en inhibir el mecanismo de la célula para reparar el daño que le causan los agentes quimioterapéuticos en el ADN, en donde se encuentra la información genética. En su investigación, realizada conjuntamente con científicos de la Universidad de Johannes Gutenberg de Mainz, de Alemania, logró comprobar que cuando una célula interactúa con esas sustancias, estas actúan sobre el ADN y producen una especie de lesión, que la célula trata de reparar, pero en esa lucha no muere de inmediato.
“Lo interesante es que esas sustancias “metilan” el ADN, pero algunas de esas metilaciones no son tóxicas per se para el ADN; las células pueden vivir con ellas”, explicó el científico al referirse al efecto de las terapias sobre el ADN.
Quirós observó que es necesario que las células se dividan dos veces para que se produzca una ruptura completa del ADN y la consecuente muerte celular y que este proceso se repite en las continuas replicaciones de las células.
Según el investigador, la persistencia de las células con algún daño ocurre porque las células se defienden, pero esto no está aún del todo claro, y probablemente intervienen diferentes factores. Uno de ellos es que algunas células cancerosas tienen proteínas cuya función es evitar que la quimioterapia les provoque daño y envían siempre señales de sobrevivencia. “Algunas células cancerosas lo que hacen es que siempre tienen encendida la señal de no morir”, explicó Quirós. Por eso, pese al daño de las quimioterapias, la señal de sobrevivencia es más fuerte.
Mediante experimentos de laboratorio, Quirós logró inhibir el mecanismo que usan las células para eliminar las lesiones provocadas por los quimioterapéuticos. “Al inhibirlo, aumentamos la efectividad de la quimioterapia para que las células, a pesar de que están dañadas, no se puedan defender y mueran”, dijo el investigador.
No obstante, para aplicar este hallazgo en pacientes con cáncer se requieren más estudios y pruebas, con el fin de determinar si hay algún efecto negativo o beneficio para ellos.
El problema con las drogas usadas contra el cáncer es que tienen efectos secundarios, al atacar de la misma manera a las células sanas. Esto se debe a que estas sustancias tratan de detener el proceso de división de las células cancerosas.
“Es usual que cuando se aplican las terapias, los pacientes presenten náuseas, problemas gastrointestinales, anemia o infecciones, debido a que disminuyen las células encargadas de la defensa del cuerpo”, explicó el científico.
NUEVOS MEDICAMENTOS
Es claro que hay que pensar en nuevos medicamentos para tratar el cáncer. La quimioterapia ya tiene varias décadas de estar en uso: los primeros tratamientos se descubrieron a mediados de los años 40.
Quirós reconoce que al tratar a un enfermo de cáncer se desarrolla resistencia contra uno o varios agentes quimioterapéuticos, incluso −señaló− podría ocurrir lo que está pasando con los antibióticos: que muchas bacterias se han vuelto resistentes a estos medicamentos.
Las células cancerosas son células degeneradas que presentan mutaciones, lo que les permite mantenerse con vida y proliferar; también tienen anormalidades cromosómicas y una serie de factores “que las vuelve casi inmortales”, aseguró.
“Ellas han desarrollado formas para sobrevivir y adaptarse a condiciones extremas, para resistir al daño y no morir. Entonces, muchas de las terapias que se utilizan no logran vencer esas resistencias”, comentó.
Actualmente se están desarrollando quimioterapias nuevas en países desarrollados, que son dirigidas a vulnerabilidades específicas de algunos tipos de cáncer. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de estas enfermedades se pueden combatir con estos fármacos.
En opinión del especialista, “para desarrollar quimioterapias personalizadas habría que probar un grupo grande de sustancias y analizar cual funciona mejor, porque cada cáncer es diferente y en cada tumor hay distintos tipos de células; unas son resistentes a una terapia y otras a otra”.