La mujer se resiste a usar los medios por los que se previene el cáncer de cérvix, lo cual se evidencia en las estadísticas de los centros de salud, cuyos porcentajes de cobertura de Papanicolau (PAP) en mujeres mayores de más de 25 años son muy bajos.
Esta situación se pudo corroborar por medio del proyecto de Trabajo Comunal Universitario (T.C.U.) «Prevención del cáncer cérvico uterino», del Programa de Tecnologías en Salud de la Universidad de Costa Rica.
Dicho proyecto se llevó a cabo el año pasado en las áreas de salud de San Pedro y Curridabat, y contó con la participación de 46 estudiantes de Citotecnología, Psicología, Trabajo Social, Ciencias de la Comunicación Colectiva, Diseño Gráfico y Enfermería, bajo la dirección de la M.Sc. Mayra Rodríguez Solís.También participó personal de los EBAIS de San Pedro y Curridabat, y mujeres, hombres y jóvenes de esas comunidades.
Este proyecto abarcó dos etapas; en la primera se elaboró un diagnóstico situacional de los sectores de salud de esas localidades, y en la segunda se ejecutó un proyecto de educación en salud de la mujer, orientado a la prevención del cáncer cérvico uterino.
En el área de salud de Curridabat se trabajó con grupos comunitarios organizados, poblaciones de mujeres adultas y adultas mayores, estudiantes de colegio de ambos sexos, y con personal de los EBAIS.
Por su parte, en Montes de Oca se ofreció capacitación al personal de los EBAIS sobre prevención del cáncer del cuello de la matriz, con el propósito de sensibilizar, actualizar y ampliar sus conocimientos sobre la atención integral de las mujeres en esta temática.
También se coordinaron actividades con grupos comunitarios organizados y mujeres que visitan los EBAIS, para brindarles educación e información sobre prevención de este tipo de cáncer.
Este proyecto contó con el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social, la Oficina de Salud de la UCR, y el Programa de Atención Integral (PAIS) de Montes de Oca y Curridabat.
PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
Según dijo la M.Sc. Rodríguez, tanto a nivel mundial como en nuestro país, el cáncer de cuello del útero es considerado un problema de salud pública.
Agregó que en Costa Rica es la tercera causa de muerte en la población femenina, por lo cual se han implementado una serie de políticas y programas que contribuyan a disminuir la mortalidad en los sectores más vulnerables y de alto riesgo.
Sin embargo, a pesar de que se han hecho grandes esfuerzos mediante campañas de detección temprana, diagnóstico precoz, tratamiento temprano, reorganización de los laboratorios de citología del país e investigaciones interdisciplinarias, es poco lo que han disminuido los altos índices de esta enfermedad.
De allí que con el afán de contribuir a mejorar los niveles de salud de la población femenina, el Programa de Tecnologías en Salud de la UCR organizó este proyecto de T.C.U. orientado a la prevención del cáncer cérvico uterino.
Para ello se aprovechó un grupo de estudiantes que habían ingresado a la carrera de diplomado en Citotecnología en el año 2000, quienes llevaron a cabo esta labor junto con alumnos de otras disciplinas.
Como parte del proyecto se planteó una estrategia de intervención, que permitió brindar a la población femenina mayor de 15 años, más información detallada sobre aspectos como la anatomía y funcionamiento del sistema reproductor, el examen de Papanicolau, cómo se hace y para qué sirve, lesiones que se detectan con esta prueba, factores de riesgo y acciones preventivas.
También se utilizaron técnicas que contribuyeron a que las mujeres expresaran las dudas, temores e insatisfacciones que experimentan cuando se van a realizar el PAP, lo mismo que cuando se les da un diagnóstico alterado con poca explicación.
El proceso educativo se vio favorecido con la escogencia de grupos organizados de mujeres en las comunidades y el abordaje de jóvenes en el colegio.
Por su parte, la capacitación del personal de salud de los EBAIS permitió una mejor apertura y sensibilización hacia el tema de la atención integral de la mujer y en especial a quienes les corresponde el abordaje y la toma del examen de Papanicolau.
Según dijo la profesional, entre los argumentos empleados por las participantes para no hacerse el examen del PAP, figuran el hecho de que el personal de salud no les brinda la información suficiente, por lo cual no manejan datos claros y específicos sobre su sexualidad, riesgos a los que están expuestas, deberes y derechos, e importancia de esta prueba para detectar y prevenir riesgos de sufrir cáncer de cervix y otras infecciones.
Además, no se practican el PAP en los centros de salud que les corresponde, porque generalmente el profesional encargado de hacerlo es un hombre, y ellas prefieren que sea una mujer. De allí que o no se lo hacen o acuden a realizárselo a un centro de salud privado.
Asimismo señalan que los servicios de salud del primer nivel no cuentan con las condiciones físicas apropiadas para preservar su intimidad, así como su insatisfacción por la tardanza en la devolución de los resultados de los exámenes a causa de las presas que hay en el Laboratorio Nacional de Citologías.
También argumentan las pocas actividades educativas dirigidas a ellas que contribuyan a la detección temprana de cáncer de cervix, y la existencia de tabúes y prejuicios como el machismo de sus esposos o compañeros.
UNA LUZ DE ESPERANZA
En cuanto a los resultados obtenidos, la M.Sc. Rodríguez señaló que el hecho de fomentar en las 450 personas que participaron en este proyecto, el derecho de la mujer a recibir una atención de salud de calidad y mejorar su capacidad de toma de decisiones en materia de salud sexual y reproductiva, contribuye a que disminuya el riesgo de padecer esta enfermedad. También constituye una luz de esperanza para las familias de estas personas.
Además de que los resultados de este T.C.U. han sido utilizados en diversas reuniones nacionales sobre cáncer cérvico uterino, se espera que el incremento en las coberturas del PAP contribuya a favorecer la salud de las mujeres.
No obstante, la M.Sc. Rodríguez apuntó que la mayoría de la población beneficiada con esta labor fueron mujeres de mediana edad, por lo cual es necesario abarcar también a mujeres jóvenes y a la población escolarizada.
Además, se deben reforzar los mecanismos de registro y seguimiento, que permitan tener estimaciones cuantitativas de su impacto, en coordinación con los prestadores de servicios.
En este sentido comentó que espera que el trabajo realizado con este proyecto de T.C.U. tenga un efecto multiplicador, no solo en las comunidades donde se desarrolló sino también en las otras áreas de salud del país, las cuales podrán contar con los materiales elaborados en él.