El CIBCM estudia una novedosa
rama de conocimiento que
podría revelar información
acerca del origen biológico de
las enfermedades mentales.
D atos de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) señalan que
cerca de 24 millones de personas
en el mundo padecen de esquizofrenia; no
obstante, algunos aspectos de la enfermedad
son oscuros para los científicos: si
bien se sabe que en su origen pueden
participar factores genéticos y ambientales,
todavía no hay precisión respecto a cuáles
son los genes mutados o mal regulados
que, junto a la influencia ambiental, contribuyen
a que se desarrolle.
En búsqueda de información para
entender este padecimiento, los científicos
han distribuido sus esfuerzos de
investigación en diferentes líneas. Una de
ellas ha tomado fuerza durante la última
década y promete avances: la regulación
de la expresión genética realizada por los
micro-ARN.
Esta área de estudio está dando sus
primeros pasos en Costa Rica, específicamente
en el Centro de Investigación
en Biología Celular y Molecular (CIBCM),
de la Universidad de Costa Rica (UCR),
en manos de la M.Sc. Patricia Bolaños
Palmieri y el Dr. Javier Contreras Rojas.
Reguladores de genes
En el proceso de plantear su tesis de
maestría en Genética y Biología Molecular,
y con el fin de comprender el funcionamiento
de los micro-ARN, Bolaños dio
con investigaciones que reportaban una
posible relación entre los micro-ARN y las
enfermedades mentales.
“Encontré siete artículos que indicaban
la presencia de micro-ARN significativamente
mal regulados en zonas asociadas al
procesamiento de información de cerebros
de pacientes difuntos con esquizofrenia”,
expresó la científica.
En principio, la función de los micro-
ARN parece modesta, pero es abarcadora:
mientras que la mayor parte de los genes
humanos contienen la información necesaria
para la síntesis de proteínas –proceso
que se lleva a cabo por medio de los ARN
mensajeros–, algunos millares contienen
el código para la síntesis de micro-ARN.
Estos últimos son ácidos nucleicos
encargados de regular la traducción de
los ARN mensajeros a proteínas, siendo
estas últimas vitales en diversos procesos
de los seres vivos.
Un solo gen productor de micro-ARN
tiene la capacidad de regular miles de ARN
mensajeros y, por lo tanto, de modificar las
proteínas partícipes en diversos procesos
biológicos. “Esto quiere decir que si
ocurriera una mutación que provoque que
un micro-ARN no reconociese los genes
que regula, podríamos tener mil proteínas
mal reguladas. Así, una variante puede
afectar muchos procesos que, a primera
vista, parecieran no estar relacionados”,
afirmó la científica.
Rastreo en Costa Rica
Bolaños se propuso relacionar las mutaciones
o variantes en las secuencias que
codifican diversos micro-ARN con el padecimiento
de esquizofrenia en Costa Rica.
Parte del camino estaba recorrido: el
CIBCM ya contaba con muestras de ADN
de un sector de la población costarricense
esquizofrénica, gracias a las investigaciones
realizadas por la Dra. Henriette
Raventós Vorst junto con otros científicos
desde 1996.
La investigación de Bolaños comenzó
con una revisión bibliográfica de estudios
que relacionaban la mala regulación de
60 micro-ARN con la esquizofrenia en
grupos de personas de diferentes partes
del mundo. De esos micro-ARN, 12
estaban ubicados en regiones del genoma
asociadas con esta enfermedad mental en
la muestra de la población costarricense
que posee el CIBCM. Se hizo una elección
final de cinco.
El análisis se enfocó en los poliformismos
de un solo nucleótido, los cuales
son variantes en solo una de las bases de
la secuencia del genoma.
“La mayor parte de los micro-ARN que
elegimos regulan genes que participan
en la diferenciación, la supervivencia y
el funcionamiento de las neuronas. Una
irregularidad en estos procesos puede
afectar el establecimiento de conexiones
nerviosas”, explicó la científica.
La investigación reveló la presencia
de una variante del micro-ARN 195 poco
estudiada, pero que puede estar relacionada
con la esquizofrenia, según estudios
anteriores. “Tal versión solo apareció en
el 3 % de la muestra, una frecuencia
bastante baja. Esto quiere decir que necesitaríamos
una muestra enorme para tener
el poder estadístico suficiente y encontrar
una asociación con este padecimiento
mental en la población costarricense. No
obstante, el indicio está ahí”, detalló la
investigadora, y añadió:
“Un estudio bioinformático identifica
al micro-ARN 195 como regulador de
proteínas que, a su vez, regulan otros
micro-ARN. Está muy arriba en la red de
procesos, lo que podría impactar de gran
manera el funcionamiento celular”.
Para el CIBCM, la investigación de
los micro-ARN apenas comienza. En este
momento se inició la segunda etapa del
estudio, pero esta vez se realizá un análisis
de la secuencia de otros seis genes que
codifican para micro-ARN. Este método
revelará muchos más datos que los
proporcionados por el análisis de poliformismos
de un solo nucleótido
“Este segundo proyecto está financiado
por la Brain and Behavior Research
Fundation, de Estados Unidos. El estudio
está a cargo del Dr. Javier Contreras Rojas.
Se analizarán las secuencias de otros seis
micro-ARN de los 60 encontrados que
se relacionaban con la esquizofrenia”,
dijo Bolaños.
¿Qué pasa si tampoco se obtienen
datos que logren asociar estas moléculas
con el padecimiento mental? “Elegir otros
genes y analizarlos: la lista es inmensa.
Esta es una rama de investigación que
tiene mucho camino por delante”, concluye
Bolaños. La búsqueda continúa.