“Cuervo fue una vez un jefe muy poderoso y muy sabio. En aquel tiempo, la gente no moría. Un día, llegó donde Cuervo un hombre quien le dijo: “No estoy de acuerdo con el orden de las cosas que ahora existe. Dejemos que la gente muera y así podremos llorar y al tiempo después volver a ser felices”. Cuervo dijo: “Muy bien, si la gente quiere morir así sea”. Versión lillooet (v.1)
¿Cómo y cuándo nació la muerte? ¿Porqué los seres humanos no vivimos eternamente? son preguntas que desde los inicios de la humanidad se han hecho constantemente. Para responder a estas interrogantes, los pueblos primigenios del continente americano desarrollaron cientos de mitos que pretenden ser explicaciones universalmente válidas sobre este tema.
Las respuestas son muchas, así como las razones y los actores que decretan la muerte definitiva de los seres humanos y así el fin de la vida.
El reconocido lingüista Enrique Margery Peña se sumerge en el mundo de los vivos y los muertos ancestrales, de la mitología y el simbolismo indígena para ofrecer 324 versiones recopiladas entre distintos pueblos indígenas del continente que dan cuenta del porqué los seres humanos no viven eternamente.
En su III tomo de Estudios de mitología comparada indoamericana, Margery aborda tres mitos de la tradición oral de los pueblos indoamericanos: el origen de la muerte, el origen de las manchas de la luna y el motivo de “la misteriosa ama de casa”.
Sobre el origen de la muerte, el autor organiza las más de 300 versiones encontradas, en 11 variantes de acuerdo con afinidades de sus contenidos. Además, establece subvariantes y variantes aisladas de cada una y ofrece sendos ejemplos de los mitos analizados.
Las variantes más extendidas
En el mito del origen de la muerte destacan dos variantes que alcanzaron una gran difusión en diferentes áreas geográficas y culturales. En Norteamérica, la primera variante es la más extendida en 11 áreas culturales. Ésta sostiene que la muerte se origina en una controversia primigenia sobre el destino de los hombres en la Tierra.
En 81 versiones provenientes de 46 pueblos que van desde Groenlandia hasta el área de California, aparece la primera subvariante que explica que en el tiempo primigenio, una entidad aboga para que los hombres vivan para siempre o bien para que mueran solo transitoriamente. Otra entidad lo contradice, propugnando la existencia de la muerte definitiva y su opinión es la que prevalece.
Coyote es el personaje que por excelencia decide que la muerte ha de ser definitiva, es al mismo tiempo símbolo de la maldad y de la perversión en el mundo, un ser que siempre se opone a la voluntad del creador representado en algunas versiones como el Lobo.
En el resto del continente, la cuarta variante denominada la resucitación obliterada, es la que muestra un mayor predominio en nueve áreas culturales. Las diferentes versiones cuentan que en el tiempo primigenio no se conocía la muerte definitiva, ya que quienes fallecían eran revividos mediante procedimientos chamánicos, pero por diversas razones tales procedimientos se malograron, lo cual impide la resucitación de los muertos y en consecuencia existe la muerte irrevocable.
Esta variante se subdivide en seis subvariantes, de las cuales la primera y la segunda son las que cuentan con mayor número de versiones. En la primera alguien desobedece o transgrede cierta norma establecida para un proceso de resucitación, obliterándolo y estableciendo así desde entonces, la muerte irrevocable. Esta situación se repite en 18 versiones procedentes de 15 pueblos de las áreas sudeste, Mesoamérica, Amazónica, este de Brasil y El Chaco.
La transgresión del tabú visual es el principal motivo por el que no se logra la resucitación “no ver” o “no tocar” es la regla que los hombres no cumplen y por eso mueren definitivamente; en algunos casos el miedo o la impaciencia también provocan el fracaso de la ceremonia de resucitación.
“…en el pasado, los hombres resucitaban y salían de sus sepulturas, pero un espíritu maléfico omasaki puso fin a esta práctica. Los obligaba a volver a sus tumbas” versión wayana (v.2).
Las dos variantes aquí expuestas son sólo un ejemplo de la diversidad de explicaciones que en el ámbito mítico ofrecen las distintas culturas indígenas sobre el origen de la muerte, un motivo que se encuentra extendido en diversos pueblos del continente Americano.
Mitos que emigran
Los estudios que presenta el autor muestran cómo asombrosamente los mitos que son historias trasmitidas como verdades y situadas en el tiempo desde los comienzos, se repiten a lo largo de todo el continente americano a pesar de las barreras geográficas y lingüísticas que existen entre los pueblos indoamericanos.
Margery, quien lleva más de tres décadas dedicado a esta investigación, aseguró que los mitos se repiten porque América ha sido una tierra de migraciones de pueblos indígenas; además, los mitos emigran de una región a otra, penetran en diferentes regiones con mayor facilidad que las lenguas, se van expandiendo y son conocidos por pueblos muy distantes. Las influencias van de norte a sur, siguen el esquema de cómo se pobló América.
El investigador trabaja actualmente en la elaboración del IV tomo, en el cual incorporará el mito del origen del maíz, el origen de la larga noche en América y una temática de la cual no existen estudios previos: el origen del lenguaje, el origen de la diversidad de las lenguas y porqué los animales y los vegetales dejaron de hablar.