En Costa Rica se producen anualmente cerca de 5000 toneladas de camarón de cultivo (foto Dennis Castro).
El uso de productos naturales como el ajo y un tipo de carbohidratos derivados de la levadura Saccharomyces cerevisiae, denominado manano-oligosacáridos (MOS), presenta grandes ventajas para el camarón que se cultiva en el país.
Este es un sector productivo un poco abandonado a su suerte, carente de investigación que incida de forma positiva en el manejo de las fincas, los parámetros zootécnicos y el sistema productivo.
Así lo explicó el Ing. Nelson Peña Navarro, quien realizó una investigación para alcanzar su título de Licenciatura en Zootecnia en la Facultad de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Una de las cosas que llamó la atención del investigador, quien realizó su práctica profesional en fincas camaroneras en la Península de Nicoya, fue el uso inadecuado y desmedido de antibióticos por parte de los productores, quienes los aplican muchas veces con base en malas recomendaciones y sin conciencia de la afectación que pueden causar al medio ambiente y a la salud humana.
Por eso, en busca de una alternativa natural que sustituyera en principio el uso de antibióticos, desarrolló un proyecto que midió el efecto de tres productos naturales con características bactericidas en el sistema inmunológico del camarón Litopenaeus vannamei, desafiado con Vibrio parahaemolyticus.
Como parte del estudio, Peña se dio a la tarea de identificar productos naturales en el mercado nacional, que a la vez fueran accesibles para los productores. Ellos manejan sistemas semiextensivos y extensivos, en su mayoría de una hectárea, administrados por gente muy pobre, que, por lo general, pide prestado para comprar insumos y sacar adelante sus cosechas.
Por eso decidió utilizar el ajo común, que ya es conocido en la camaronicultura, los manano-oligosacáridos y un compuesto de extractos de plantas, producido por una empresa de la India.
TRABAJO DE CAMPO
Una vez que Peña realizó la preparación logística de su proyecto, para lo cual contó con la colaboración de muchas personas e instituciones, se abocó a la labor de investigación entre 2011 y 2012.
Para corroborar el efecto de los productos seleccionados, el zootecnista extrajo 120 camarones de fincas ubicadas en Níspero, San Buenaventura y Copal, de Colorado de Abangares, y en Jicaral de Puntarenas, entre otros lugares ubicados en la Península de Nicoya, y realizó dos bioensayos con una duración de seis y 14 días respectivamente, en el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la UCR.
La dosificación de cada producto se determinó, en el caso del ajo, con base en una medida estándar utilizada en camaronicultura, y, en el caso de los MOS y la combinación de plantas, de acuerdo con las recomendaciones de las casas fabricantes.
El investigador también evaluó la ganancia de peso y la conversión alimenticia de los camarones.
Luego de infectar los artrópodos con la bacteria Vibrio parahaemolyticus, realizó hemogramas, coagulación, bacteriología de hemolinfa y mortalidad acumulada.
A juicio de Peña, los resultados fueron más sorprendentes de lo esperado, sobre todo porque se pudo corroborar que los MOS y el ajo presentaron efectos muy positivos en el sistema inmunológico de los camarones.
En el caso de los MOS porque esos nutrientes captan las bacterias en los intestinos y son eliminadas en las excretas. Por su parte, el ajo presentó los mejores valores en el ensayo de 14 días y una menor mortalidad.
Aparte del valor de estos productos como estimuladores del sistema inmunológico, el camarón se vio beneficiado en su nutrición, sobre todo con los MOS. Estos, al aumentar el tamaño de las microvellocidades intestinales, permiten al animal contar con una mayor superficie de absorción, por lo que el camarón crece más rápido, mejora sus ganancias de peso y sus conversiones alimenticias.
Aparte de esas ventajas, al minimizarse el uso de antibióticos y no liberarlos al medio ambiente, se afecta menos la dinámica poblacional de las especies del manglar, la parte marina del golfo de Nicoya y la salud de las personas.
El trabajo minucioso de Peña incluyó además un capítulo de histopatología, en el que analizó la incidencia de esos productos en órganos específicos del camarón. Por ejemplo, encontró que el ajo tiene un efecto muy importante en la hepatopáncreas, glándula digestiva del artrópodo, donde se localizan los lípidos y se da la liberación enzimática.
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
Todo este esfuerzo ya ha sido reconocido por la empresa estadounidense Alltech, que seleccionó la investigación de Peña para representar a Latinoamérica en la etapa final del concurso anual organizado por su Programa de Jóvenes Científicos.
El investigador defenderá su proyecto este mes de mayo ante un jurado de cinco especialistas en la casa matriz de Alltech, en Lexington, Kentucky, Estados Unidos, donde se enfrentará a los otros finalistas: un estudiante chino, una estadounidense y un surafricano.
Alltech es una empresa con sedes en todo el mundo que produce alimentos y aditivos naturales y promueve la salud animal, con miras a reducir el uso de productos químicos y los efectos de la producción agropecuaria en el medio ambiente.
Peña espera hacer una buena representación del país y obtener el primer lugar, lo cual le abriría puertas y lo haría acreedor de una beca de $5000 para continuar investigando y contribuir a maximizar los sistemas de producción del camarón en el país.
Se estima que en Costa Rica se producen anualmente cerca de 5000 toneladas de camarón de cultivo, una parte importante de las cuales es de camarón orgánico certificado, que se exporta a Europa y a Estados Unidos.
Para la realización de esta investigación, el investigador contó con la colaboración de la Ing. Ruth Vargas Cordero, su tutora de tesis, la Vicerrectoría de Investigación, el Cimar y el Laboratorio Médico de Microbiología, todos de la UCR. Asimismo, recibió apoyo del Ing. Alexander Varela Mejías y del M.Sc. Kenneth Dirst Eckert, de Conaprosal, que agrupa a más de 40 productores de camarón de la Península de Nicoya, y del Laboratorio Nacional de Servicios Veterinarios del Ministerio de Agricultura y Ganadería.