Un sistema de información agrícola para Tierra Blanca

«La información es poder», reza una conocida frase. A esta máxima se acogió un grupo de productores de papa de Tierra Blanca, en Cartago,

«La información es poder», reza una conocida frase. A esta máxima se acogió un grupo de productores de papa de Tierra Blanca, en Cartago, con el fin de hacer realidad su derecho de acceso a la información útil y acorde con sus necesidades.

Se trata de una propuesta novedosa basada y estructurada en las experiencias cotidianas, necesidades y conocimientos de los agricultores de esa zona, desarrollada por estudiantes de Licenciatura de la carrera de Bibliotecología de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Por medio de un proyecto denominado Servicio de Información Agrícola de Tierra Blanca (SIT) se está creando un Centro de Información en conjunto con productores, de entre 21 a 53 años de edad.

La iniciativa promueve nuevas maneras de entender la agricultura y pretende marcar la diferencia con el manejo de la información en bibliotecas especializadas sobre el tema agrícola.

Este proyecto resultó ganador del premio Bibliotecólogo Innovador 2013, otorgado por recientemente por el Colegio de Bibliotecarios de Costa Rica.

 

 

Cuenta con el apoyo del Programa de Iniciativas Estudiantiles de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) de la UCR y es desarrollado por las estudiantes Daniela Muñoz Alvarado y Laura Solera Thomas, quien también es estudiante de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de esta misma Universidad.

ORGANIZACIÓN DE LA MANO DE QUIEN CULTIVA

El SIT surgió a raíz de la información recogida en el Trabajo Comunal Universitario (TCU) titulado Más allá de la agricultura tradicional: fortalecimiento organizativo y productivo en Tierra Blanca de Cartago, que se llevó a cabo en 2008 bajo la coordinación de la profesora Sonia Angulo Brenes, de la Escuela de Trabajo Social de la UCR.

Con este proyecto se logró determinar que hay carencia de información entre los agricultores sobre su propio sector productivo, dificultades en las vías o canales de acceso a la información, limitaciones para lograr una comunicación efectiva con autoridades o especialistas estatales del sector agrícola y, en términos generales, una situación de desinformación pese a la existencia de instituciones estatales que tratan el tema agrícola.

Para contrarrestar dicha situación, las estudiantes Muñoz y Solera presentaron una propuesta al concurso Iniciativas Estudiantiles, programa de la VAS que financia proyectos desarrollados por estudiantes.

Esta iniciativa pretende estructurar un servicio de información especializado para los agricultores de Tierra Blanca, que les garantice el acceso a la información sobre el sector agrícola, que esta sea útil para tomar decisiones y que les ayude a mejorar sus condiciones de producción y la calidad de vida.

UN MODELO HECHO A LA MEDIDA

El SIT se inició en enero del presente año con un grupo de nueve agricultores y con el apoyo del TCU y de la Asociación Cartaginesa de Agricultores (Asocagri), que reúne a 320 productores.

Está propuesto como una herramienta que dará un aporte significativo en relación con las necesidades de información de la comunidad de agricultores de Tierra Blanca, quienes no cuentan con un espacio físico para acceder a la información y tampoco poseen las tecnologías y las herramientas necesarias para ello.

Se busca que este servicio de información agrícola potencie el desempeño, la autonomía y el empoderamiento laboral de los agricultores y las agricultoras de la zona, según lo expresaron Muñoz y Solera.

Un servicio de información es diferente a una biblioteca, señalaron. La biblioteca cuenta con recursos muy generales y en mucha cantidad, además de que pretende llegar a una población muy amplia. Además, es difícil que la misma población beneficiada participe en el proceso de creación de la biblioteca.

Por su parte, el SIP es autogestionado, lo cual significa que la población beneficiada es la vez usuaria y administradora de los servicios que se brindan.

“Ellos sabrán cómo mantener la colección, cómo brindar el servicio de préstamo y la circulación de la información y cómo guiar a los nuevos usuarios en su uso”, detalló Solera.

Otro aspecto que destacó es que el centro de información se construye desde cero, por lo que los agricultores conocen todos los recursos que poseen sobre temas como: clima, comercialización, plagas, cultivos y prácticas agrícolas sanas, entre otros.

Se procurará que haya una evaluación de los materiales informativos cada seis meses, con el fin de mejorar la colección.

ALFABETIZACIÓN INFORMACIONAL

Para que el SIT sea una realidad, Muñoz y Solera plantean en el proyecto un eje transversal de Alfabetización Informacional y la utilización del modelo de la Society of College, National and University Libraries (Sconul), el cual está diseñado para aplicarse a personas que no han participado en un programa de este tipo.

El Sconul establece siete fases básicas para que se desencadene un proceso de alfabetización integral en el campo de la información. Parte de la idea de que es un trabajo grupal en el que cada individuo puede adquirir las habilidades necesarias y el resultado final será que todos logran alfabetizarse.

“El proyecto SIT ha sido una construcción participativa en todo momento. No se puede establecer un servicio de información si este no se ha tejido junto con la población que hará uso de él”, aseguraron las investigadoras.

Hasta la fecha se han desarrollado talleres y reuniones, una o dos veces por semana, para trabajar en torno a los objetivos de las primeras fases del modelo Sconul.

Este modelo permite determinar las necesidades de información; distinguir las maneras de direccionar la información necesaria para la solución de un problema; definir estrategias de búsqueda de información en herramientas tradicionales como folletos, libros y audiovisuales, o en plataformas como la Internet (palabras clave, operadores booleanos) con base en las capacidades de lectoescritura de los agricultores.

También permite localizar y acceder a la información para discriminar entre la gran cantidad de datos que en la actualidad se puede consultar.

“No se trata de tener acceso a la información porque sí o por que están de moda las Tecnologías de la Información y la Comunicación, sino de contar con herramientas de información específica para resolver problemas específicos y para lograr un cambio de prácticas”, concluyó Solera.

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