Ideas innovadoras inundaron el Museo de los Niños

Casi 100 jóvenes de varias universidades del país, públicas y privadas, participaron el pasado 26 y 27 de mayo en el concurso internacional las 24 horas de la innovación, en el cual cuatro jóvenes costarricenses representaron al país luego de haber competido en suelo nacional.

Magdalena Alpízar González y Kendall Barboza Piedra, de la Universidad de Costa Rica (UCR), Ruth Quirós Fallas, de la Universidad Técnica Nacional (UTN), y Oshin Yang Hernández, de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Ulacit), conformaron el equipo elegido por el jurado.

Los competidores formaron parte del grupo de jóvenes que hizo de la sala Crea + del Museo de los Niños su casa por 24 horas, periodo en que se llevó a cabo el certamen.

Ellos debían resolver de manera innovadora un problema planteado por una organización o patrocinador de la actividad. Algunos equipos trabajaron con retos nacionales, y otros para resolver propuestas internacionales.

Jornada de innovación

Los concursantes llegaron a las 8 de la mañana al Museo de los Niños. Salvo una sesión de inauguración que habían tenido la semana anterior, la mayoría no se conocían entre sí, porque venían de distintos centros de estudios y carreras.

Los organizadores hicieron los equipos de manera que quedaron mezclados los centros de estudio y especialidades, con el objetivo de formar equipos transdisciplinarios y que los jóvenes salieran de su zona de confort.

La UCR, desde su Unidad de gestión y transferencia del conocimiento (Proinnnova), fue la sede nacional de la competencia, que se realiza de manera paralela en varios países del mundo y que por primera vez se llevó a cabo en Costa Rica.

Una vez organizados en sus respectivos equipos, mediante una rifa a los estudiantes les fue asignado un reto: este podía ser de carácter nacional o internacional.

“Algo importante es que cada uno de los 17 grupos tenían una persona colaboradora, gestores de Proinnova y Auge, y algunos asistentes que estaban ahí ayudándolos a que avanzaran en el proceso”, explicó Marianela Cortés, directora de Proinnova.

Los retos nacionales fueron asignados por las empresas patrocinadoras: Pozuelo, Intel, Microsoft y Nutrisnacks; los internacionales fueron planteados desde la organización de la actividad en Canadá e involucraban problemas de organizaciones de todo el mundo.

Los participantes no sólo trabajaron, sino que también recibieron charlas y capacitaciones de expertos sobre temas relacionados con el proceso que estaban llevando a cabo.

Los ganadores

Eran apenas las 6:30 de la mañana del segundo día, cuando las presentaciones de las ideas comenzaron con el objetivo de elegir a los ganadores.

El jurado estaba conformado por David Bullón, director de Innovación del Micitt; Alice Pérez, vicerrectora de Investigación de la UCR; Tomás del Camino, de la Universidad Veritas; el empresario y emprendedor Carlos Mora de la Orden; y Claudio Pinto, gerente general de la empresa Fair Play Labs.

Para calificar, ellos tomaron en cuenta criterios planteados por la organización internacional, como la innovación de la propuesta, el uso de tecnología de vanguardia, el impacto positivo en la sociedad, que tuvieran una base teórica sólida, que fuera técnica y económicamente realizable, ilustraciones claras, el uso mínimo de recursos materiales, que tuviera un bajo consumo de energía, entre otros.

En la categoría nacional fueron seis los grupos premiados; ellos trabajaron para distintas empresas y cada uno resolvió el reto propuesto de la mejor manera, según consideró el jurado.

Uno de los equipos fue el conformado por Mauricio Muñoz Chaves, Marcos Alonso Barrantes Garita, Catalina Fernández Berrocal, Natalia Andrea Hernández Garita y Pablo Esteban Zúñiga Rivera. Ellos se hacían llamar “Kaizen” e hicieron una propuesta para la empresa Pozuelo.

Su proyecto consistía en disminuir el impacto ambiental del empaque de los productos de esta marca que, según explicaron, no es reciclable ni se aprovecha al máximo.

El equipo propuso la implementación de una máquina dispensadora interactiva, que permite a los usuarios crear su propio paquete personalizado, de manera que pueda elegir las galletas que prefieran y la cantidad deseada.

La máquina empacaría en tiempo real y de forma inteligente, para optimizar el material y el espacio. Según el equipo, este cambio reduciría hasta un 30% el uso del material.

“Este proceso crearía conciencia ambiental en el consumidor y permitiría obtener datos sobre su comportamiento, para efectos de inteligencia de negocios”, detalló una integrante del equipo.

Otro de los seis grupos premiados en la categoría nacional fue “Hibou”, conformados por Freddy Fabián Velázquez Loría,  Luis Fernando Castro Alpízar, Vivian Patricia Bonilla Solís, Luis Diego Fernández Miranda y Carol Rebeca Madriz Romero, quienes desarrollaron para Intel una solución al problema del desecho de aguas negras en la Gran Área Metropolitana.

A partir del hecho de que el 97% de las aguas negras de la región descargan en los ríos, los jóvenes idearon un proceso de filtrado elaborado a base de fibra de carbono, que se instala dentro del río.

“Mediante la utilización de este sistema de filtrado, eliminaremos gran cantidad de los residuos existentes en el agua, permitiendo que sea reutilizada en diferentes actividades industriales y de riego”, describió el equipo en su presentación.

Por su parte, el equipo ganador del reto internacional hizo una propuesta para el Banco de Ideas de Ecuador, tendiente a fomentar un espacio para fortalecer la comunicación entre emprendedores e innovadores, para lograr el desarrollo de ideas y aprovechar oportunidades en tiempo real.

Con ese propósito desarrolló una aplicación que permite a los usuarios relacionar sus intereses, con proyectos innovadores de otras personas, de manera que pueden explorar y participar en iniciativas que le sean afines.

La aplicación es “ecorresponsable”, según el equipo, pues cuenta con la sección “#IdeasVerdes”, dedicada exclusivamente para temáticas de responsabilidad ambiental.

“La aplicación acerca a innovadores, emprendedores y entidades con responsabilidad ecológica, para que a través de colaboración mutua obtengan conocimiento y enriquezcan sus experiencias”, puntualizó el equipo ganador.

Para Cortés, el evento fue exitoso, principalmente por el aprendizaje alcanzado. “Ellos (los participantes) se dieron cuenta de que son capaces de lograr cosas importantes, además de que vivieron una experiencia que no habían vivido y la disfrutaron”, aseguró.

“Se logró la intención que teníamos, de sembrar en los estudiantes la semilla de que es importante trabajar en equipo y que tienen capacidad para trabajar en solucionar retos prácticos de empresas o también el reto país”, comentó la jerarca de Proinnova.