“Cochiniando con Ale en Chepe”: El Tratado de Libre Comercio entre la República Popular de China y los ticos

¡Jué…puta que frío! El reloj de la iglesia parado, como de costumbre. El viaje hasta la librería es una ventana llena de sorpresas, un

¡Jué…puta que frío! El reloj de la iglesia parado, como de costumbre. El viaje hasta la librería es una ventana llena de sorpresas, un rollazo, bueno no siempre. El sol no se ve por ningún lado. Los celulares suenan como si esto fuera una disco. Anoche me acosté tardísimo. Pasamos discutiendo y discutiendo. … todavía estoy con sueño. Jueputa habladera por celular. De por sí que llamar es baratísimo; ah los ticos tenemos mucha plata. El TLC con China, según algunos diputados, nos traerá un reguero de carajadas de mala calidad, alegaba Alejandra anoche.

A propósito de China y el nuevo estadio de la Sabana, ese estadio que desde largo parece un tiburón con las mandíbulas bien abiertas listo para tragarse cualquier cosa, para hartarse a cualquier cabrón. “… de mañana con Monumental…”. Ah, pusieron “Fuerza y Pasión”, el himno que hizo Federico y que canta Debi, la tica chivísima que vive en los Estados pero que en español canta como si estuviera cantando en inglés. ¡Qué cagada! Ya cantó con Ricky Martin. ¡Juepuña! Diay, no es cualquiera. Ajá, le están haciendo publicidad en el radio, dicen que va a inaguarar el Estadio Nacional junto a Shakira y al partido contra los chinos.

Las mismas presas de carros de todos días. “Un poquito para atrás por favor. Vamos, vamos haciendo la doble filita.” Las mismas caras de todos los días; diay qué se va’ cer: hay que bretear para vivir.

“Ricardo, Riqui”, gritó mamá mientras cocinaba, “cuando pase el TLC ya te veo con Ale cochiniando en Chepe”. Los derechos humanos en China. El ganador del Premio Nobel de la Paz de este año, un chino, que si no me equivoco, está en la cárcel por insurrección. “Buenos días señores pasajeros. Que Dios los bendiga. Disculpen la molestia. Mi nombre es Bryan Quesada Robles. Para ganar el sustento de mi familia les vengo a pedir una contribución…”. “Las cochinadas chinas que compramos en San José son hechas por carajillos entre los 6 y los 14 años de edad”, se defendió Ale, mi novia. “Chucherías. Electrodomésticos sin garantía”, agregó papá en voz moderada desde la sala. “Baterías de radio que se descargan rapidísimo”, dijo mi hermanillo. “En China no hay libre expresión de palabra”, oí decir a un compa en el brete. La Caja del Seguro compró una partida de aspirinas chinas por 50 mil dólares. Fraude, porque resultaron agua con azúcar: o sea un placebo. El nuevo Estadio Nacional: un regalo del gobierno chino al pueblo. ¿Un regalo? ¡Sias tonto! Quién sabe cuántos ticos se irá a tragar ese tiburón chino que le faltan las aletas porque ya están en los restaurantes de Shangai. Ese tiburón no va a dar mordiscos, ¡no que va!, sino bocanadas y de las buenas.

Hace unos años todo mundo comía confites chinos envueltos en papel de arroz, mi tata los compraba en Palí, no sabían tan mal y el papel no hacía basura; ahora se sabe que son malos para la salud. Los juguetes de plástico para los güilas, que con el tiempo no causan otra cosa que cáncer, también son de China. Luis Marín se jala de la Liga. ¡Qué furris! Un tratado que, según otros diputados, traerá beneficios a todas las clases sociales y a todos los sectores. Los Estados Unidos y Panamá ya firmaron el contrato con China. “Mal de muchos, consuelo de tontos”, gritó mamá desde la cocina. ¿Hacia dónde va la sociedad costarricense? “Corrupción y pobreza”, dijo un maecillo. Esta es una de las tantas lecturas de nuestra realidad. El tratado generará más empleo, tendremos más variedad de productos. “Geopolíticamente este nuevo tratado dará contrapeso al Tratado con los Estados Unidos. Abrirá otra puerta al comercio del país, ya no dependeremos solamente de los gringos”, explicó Kevin, mi hermanillo, con una salida inteligente que a todos nos sorprendió. Ah, él está en generales y quiere ser abogado.

La comida china es muy rara. A mí me gusta comer pizza y hamburguesas. China compra barata la materia prima en Latinoamerica y ésta viene para acá en forma de cochinadas y basura dañina para la salud. ¡N’ ombre!  Eso no es otra cosa que quemar la platica. El Dalailama, acordémonos, no fue invitado a venir a visitar el país para no irritar a los chinos, interrumpió Ale, toda chiva. “La verdad es que no se sabe por dónde va esta procesión”, añadió mamá.

Ah, ya llegamos a Cuesta ’e Moras. Ahora sí a bretear. ¿Cuánto tardó hoy el bus desde la Iglesia de San Pedro hasta aquí? Tendré tiempo pa’ comprar algo de tomar en los Perimercados. Todavía me queda tiempo, la librería abre a las 8 a.m. La verdá es qu’ esto ni tiene cuerpo, ni tiene corazón, como dice la cumbia. Ayer fue aprobado en primera convocotoria con 42 votos a favor y 11 en contra el TLC con China. “Ya tenía la línea marcada”, dijo uno de los diputados en la Asamblea.

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