Con cinta adhesiva y goma, los rótulos se adhieren a la infraestructura durante meses. (Foto: Manuela Döerr)
Comunidad universitaria observa, día tras día, miles de anuncios de alquiler, servicios y eventos en paredes y columnas. Papeles y cartulinas –con meses de antigüedad– cubren muros enteros, y permanecen ahí hasta que la lluvia o el viento los arrancan o, bien, un trabajador de limpieza y mantenimiento decide quitarlos por propia cuenta.
Según Pablo Zúñiga, encargado del Área de Paisajismo y Zonas Verdes de la Oficina de Servicios Generales, no existe un tiempo regular para quitar los anuncios de los espacios comunes del campus. “La ciudad universitaria está dividida en sectores, y hay dos encargados por sector. Sus responsabilidades incluyen barrer basura y hojas, pero no tenemos un protocolo designado para mantener o quitar los anuncios”, cuenta.
Cada fin de semana, aparecen nuevos anuncios en los muros y columnas de los diversos edificios del campus. Algunas personas aprovechan que sábados y domingos solo está presente el personal de seguridad de la Universidad, que hace poco para impedir que los anuncios sean pegados.
El momento de removerlos queda a criterio de cada trabajador. Se utiliza una hidrolavadora a presión para realizar la tarea, pero muchos están pegados con goma, por lo que los residuos son sumamente difíciles de quitar. “Hemos propuesto varias veces que se construya un muro o un espacio designado para que todos los anuncios estén en un solo lugar, pero no hemos obtenido respuesta”, continúa Zúñiga.
Tanto los carteles como los residuos que estos dejan tras ser removidos ya son parte habitual del paisaje universitario. Goma, papel rasgado, cartulina y cinta adhesiva cubren gran parte de las paredes, columnas y, en algunos lugares, hasta el suelo del campus. Aunque existen ciertos puntos críticos donde se encuentran más anuncios, estos están igualmente dispersos por toda la Sede Central, y las fechas que rezan algunos evidencian la falta de atención que se la da al problema.
FALLA DE LA AUTORIDAD
Los edificios de la sede Rodrigo Facio están abarrotados de avisos, a pesar de que el artículo tres del Reglamento sobre el uso de propaganda, divulgación y otras actividades estudiantiles prohíbe explícitamente utilizar espacios no designados para colocar rótulos; incluso lo considera una falta leve.
El Semanario Universidad consultó a varias personas que pegaron sus anuncios en el campus. La mayoría desconoce la existencia de este Reglamento pues no son estudiantes de la Institución; sin embargo, todos coincidieron en la falta de oficiales de seguridad que evitan la colocación de sus carteles. Tampoco tienen conocimiento de la existencia de espacios designados para este fin.
Las asociaciones de estudiantes de la UCR tienen sus propias pizarras o tablones en sus Escuelas. No se necesita ningún permiso previo para poner anuncios en estos tablones, pero muchos de ellos están casi vacíos en comparación con los espacios externos donde, de forma improvisada, suelen conglomerarse los carteles.
Existen también otros espacios –sobre todo digitales– que, aunque han ganado importancia en los últimos años, siguen siendo medios secundarios para anunciarse y buscar servicios.
Típicamente, los puntos críticos que se suelen llenar de carteles son las entradas a los edificios y cerca de los comedores y sodas. El pasillo entre el edificio de Estudios Generales y el de Educación llama la atención ya que sus columnas y vigas están atiborradas de anuncios, e incluso los más recientes son pegados en el piso. Muchos se quedan en su lugar hasta que son arrancados o destruidos por los elementos o las personas que pasan por el lugar, se convierten en basura y dejan residuos desagradables a la vista, como huella donde alguna vez estuvieron.
Según Zúñiga, hasta el momento no hay planes de consolidar un protocolo de limpieza que regule y remueva los carteles en forma periódica, por lo que permanecerán como una vista habitual en el paisaje del Campus.