El mayor obstáculo para que los problemas humanos fundamentales se resuelvan es la desigualdad, promovida por grupos enquistados de poder a los que no les conviene que cambien muchas de esas situaciones, señaló el Dr. Bernardo Kliksberg. (Foto: Laura Rodríguez)
Luego de enumerar los que él considera los siete principales desafíos humanitarios actuales, el Dr. Bernardo Kliksberg, padre de la Gerencia Social, pionero de la Ética para el Desarrollo y promotor de la Responsabilidad Social Empresarial, indicó que en la construcción de sociedades con equidad los jóvenes pueden hacer la diferencia.En su conferencia “¿Cómo enfrentar los grandes desafíos éticos y humanos del mundo actual? El rol fundamental de los jóvenes”, con la que la Rectoría inauguró oficialmente el Ciclo Lectivo 2014 de la Universidad de Costa Rica (UCR), el estadista argentino dijo que trabajar por la equidad es continuar con esta aspiración que nunca se ha logrado detener en la historia: que la vida debe ser armónica, que el universo es para todos.
“Los jóvenes pueden lograrlo siendo muy buenos estudiantes, buenos profesionales y haciendo bien todo lo que hacen pero, al mismo tiempo, manteniendo viva la llama milenaria del género humano que los mensajes de Moisés y de Jesús de Nazareth resumen en la frase: hagámonos los unos responsables por los otros”.
Aunque —aclaró— si se analizan problemas éticos y humanitarios como el hambre, el acceso de todos al agua potable, a instalaciones sanitarias y a la electricidad, la discriminación de género que subsiste, la exclusión de gran cantidad de jóvenes del sistema educativo, del mercado laboral y el cambio climático, pareciera que no hay esperanza pero sí la hay. “Se pueden hacer las cosas de una forma diferente y obtener resultados en plazos históricos razonables, porque las condiciones están dadas”.
A su juicio, lo que está obstaculizando que se pongan en la agenda pública y se resuelvan estos problemas humanos fundamentales es la desigualdad, promovida por grupos enquistados de poder a los que no les conviene que cambien muchas de esas situaciones porque, en algunos casos, son su negocio. “Si se especula en el mercado de alimentos, no ven bien que cambien las cosas; si se especula en las grandes bolsas, se ponen feroces para que el Estado no fije normas mínimas de regulación, a pesar de los desastres financieros que se han producido”.
Datos del Banco Mundial, Naciones Unidas y del Foro Económico Mundial de Davos marcan la tendencia de esa desigualdad e indican que, aproximadamente, el 1% más rico del planeta recibe el 46% de producto bruto mundial, en contraste con el 50% que recibe menos del 1%. “Esta es una de las mayores brechas que haya habido nunca en la historia”, recalcó Kliksberg.
En esta proporción, las desigualdades se han hecho amenazantes principalmente para el sistema democrático. “Si las desigualdades del poder económico son muy asimétricas, va a haber una tendencia a que eso se refleje en la calidad del sistema democrático, porque los grupos que más concentran bienes van a tratar de incidir en el sistema democrático para que esto se mantenga”.
¿HAY SALIDA?
Aunque en diversas latitudes el porcentaje más rico de la población es del criterio de que la gente debe arreglárselas como pueda y se resiste a contribuir con más impuestos, hay sociedades que se han organizado para ser más equitativas, apuntó el conferencista.
Tal es el caso de los países nórdicos: Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia, que casi han eliminado la pobreza reduciendo a la mínima expresión la discriminación de género, dotando a sus habitantes con oportunidad de estudiar desde el preescolar hasta el posgrado, con una cobertura de salud integral y total y haciendo serios esfuerzos por desarrollar tecnologías limpias, con lo que han puesto su cuota contra el calentamiento global y el cambio climático.
En América Latina, agregó, también hay países que en pocos años han logrado un cambio palpable con respecto a la desigualdad. Tal es el caso del Brasil de Luiz Inácio “Lula” da Silva y de Dilma Rousseff, que hasta hace unos años era el segundo país más desigual del planeta.
“Según lo estimado de todos los organismos internacionales, en los últimos nueve años Brasil sacó de la pobreza a 40 millones de personas y las transformó en pequeña clase media. Aunque falta mucho por hacer, mejoró significativamente y dio una respuesta contundente contra el hambre”.
Asimismo, en México, el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha adoptado un programa estrella que se llama Sin Hambre Cruzada Nacional, inspirado en el programa de Lula, con miras a sacar del hambre a 11 millones de personas.
Desigualdades indignantes
Hambre:
– 842 millones de personas no tienen los alimentos mínimos necesarios. (FAO)
– Un millón de niños mueren el día de su nacimiento por problemas relacionados con la desnutrición.
“El hambre no es un tema de producción, cuantos más alimentos se produzcan mejor; el tema central es de acceso de parte de muchas personas, por sus niveles de ingreso, por su precariedad laboral, por su situación marginal en la economía y por la oscilación de los precios de los alimentos básicos”. (Bernardo Kliksberg)
Agua potable:
– 900 millones de personas no tienen acceso a agua potable o consumen agua contaminada.
– En algunas latitudes, los niños invierten seis horas diarias en buscar y acarrear agua a sus casas, ellos pierden 43 millones de días escolares. (ONU)
“Que una proporción tan significativa del planeta no tenga asegurado el derecho humano al agua potable en pleno siglo XXI es un escándalo ético, no hay otra manera de calificarlo”. (Bernardo Kliksberg)
Instalaciones sanitarias:
– 2600 millones de personas no tienen acceso a instalaciones sanitarias.
“La falta de instalaciones sanitarias condena a los niños a graves enfermedades gastrointestinales, particularmente a la diarrea infantil que es el segundo asesino de niños en el mundo, pero, además, afecta la dignidad de la persona en todos los sentidos”. (Bernardo Kliksberg)
Electricidad:
– 1400 millones de personas no tienen ninguna forma de electricidad.
– Los 900 millones de personas del Sahara Africano consumen por año el mismo monto total de electricidad de los habitantes de Nueva York, que son 39 millones de personas. (ONU)
Discriminación de género:
– 603 millones de mujeres viven en países donde la violencia contra la mujer no está tipificada legalmente como delito. (ONU Mujeres)
– En América Latina, cerca del 50% de las mujeres son víctimas de violencia doméstica.
– En muchas sociedades, las mujeres ganan 35% menos en promedio que los hombres con igual responsabilidad.
“Las mujeres han entrado masivamente al mercado de trabajo pero nadie las ha relevado de las otras tareas. Esta no es una discriminación contra un grupo marginal, estamos hablando de la mitad de los habitantes del planeta”. (Bernardo Kliksberg)
Jóvenes:
– 300 millones de jóvenes están fuera del mercado laboral y del sistema educativo. (The Economist)
– Un porcentaje mayor de jóvenes entran al mercado laboral mediante “contratos basura”, con degradaciones en las condiciones de trabajo.
– En Europa, la tasa de desocupación entre jóvenes es del 20% y sube al 60% en países como Grecia y España.
– Con todos los avances, en América Latina sólo el 50% de los jóvenes termina su educación secundaria.
“Los jóvenes se han encontrado con un mundo que está en incertidumbres económicas severas por la codicia desenfrenada de unos pocos”. (Bernardo Kliksberg)
Cambio climático:
– La proporción de gases contaminantes presentes en la atmósfera es de 385 —cifra récord en los 10 000millones de años del género humano—; esto provoca el calentamiento global, que significa multiplicación de huracanes, deshielo de los cascos polares y desertificación en otras latitudes. (Bernardo Kliksberg)
“Una de las características del cambio climático es que, por cada persona afectada en un país rico, 80 personas son afectadas en los países pobres”. (Bernardo Kliksberg)