Tres geógrafos de la Universidad de Costa Rica (UCR) liderarán una expedición en los primeros meses del año 2011, para determinar la viabilidad de la construcción de canales artificiales, que unan los ríos Sarapiquí y Colorado en el norte del país.
“La idea es cómo tratar de habilitar esa área paralela a la navegación del río San Juan, que permita movilizar a la población como tal”, explicó William Zúñiga, profesor de la Escuela de Geografía de la UCR y uno de los promotores de la expedición.
A dicha travesía se unirán a Zúñiga sus colegas y colaboradores: Rafael Arce y Víctor Cortés, además de un grupo de profesores y estudiantes de la mencionada Escuela.
El geógrafo visualiza esa construcción como una alternativa para evitar navegar en aguas del río San Juan, trayecto que tradicionalmente utilizan para transportarse los pobladores aledaños y especialmente para el traslado de turistas, entre los puntos de interés del área como el volcán Arenal o La Fortuna de San Carlos.
Zúñiga ve posible dos opciones para la construcción de dicha vía alternativa. Una de ellas incluye la construcción de una carretera asfaltada y la continuación de esta a través de lo que el geógrafo denomina una “carretera flotante”, con una extensión de 25 a 30 kilómetros.
La propuesta de estas vías alternas proviene de los enfrentamientos limítrofes entre Nicaragua y Costa Rica, que han dificultado el traslado de nacionales por el río San Juan, perteneciente geográficamente a Nicaragua.
A LARGO PLAZO
Zúñiga asegura que la iniciativa que promueven estudiará las posibilidades de modificar la geografía de la zona y ver la conveniencia de establecer nuevas vías de transporte, para evitar conflictos con Nicaragua por el uso del río San Juan.
El equipo planea realizar el análisis del área y presentar los resultados correspondientes al Gobierno, para que este determine la viabilidad final de llevar a cabo el proyecto de construcción.
El geógrafo explicó que el trabajo de campo es vital para la construcción de la carretera normal y la flotante. Señaló además la importancia de buscar financiamiento externo, de países que se encuentren interesados en el proyecto, para finalmente concretarlo.
A pesar de lo inusual de esta nueva propuesta, Zúñiga descarta que el proyecto sea imposible. “Desde la perspectiva de una carretera flotante, no la hay en el país. Sin embargo, sí las hay, sobre todo en los Estados Unidos”, afirmó.
Explicó además que los canales permitirían el uso de hidrodeslizadores o “airboats” para desplazarse en los canales, lo cual permitiría diversificar el transporte de la zona. Los hidrodeslizadores son medios de transporte acuáticos, que aunque no se utilizan en el país, son muy comunes en el sur de Estados Unidos, donde las condiciones pantanosas no permiten el desplazamiento de otro tipo de embarcaciones.
El geógrafo admite que en el país no existe una “cultura” con respecto al uso de esta clase de transporte, pero no desestima la posibilidad de crear una.
Zúñiga además ejemplificó el caso, con la construcción artificial de algunos de los canales de Tortuguero, que la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (JAPDEVA) modificó para facilitar la navegación en ellos.
Asimismo, aseveró que la construcción de estas nuevas vías constituiría “modificaciones mínimas”, que no afectarían los cauces de los ríos nacionales, ni el cauce del río San Juan, en cuya cuenca desemboca la gran mayoría de los afluentes nacionales de la zona norte.
Por otra parte, no descarta que la modificación del paisaje y el incremento de tránsito humano en el lugar, afecte la flora o la fauna de la zona.
El costo ambiental que podría generarse en el área, estaría minimizado con el beneficio que podría obtenerse para evitar futuros problemas, sostiene Zúñiga.