Sandra Sandí Sandí, Directora del Centro Infantil de Nutrición y Atención Integral (CINAI) de San Antonio de Guadalupe.
¿Los largos periodos que pasan niños y niñas en centros de atención infantiles, alejados del grupo familiar, pueden provocar alteraciones del comportamiento y cuadros de estrés?
Esa es la discusión que se generó en los Estados Unidos entre especialistas, ante los resultados de dos investigaciones realizadas sobre esta problemática, quienes se pronunciaron nueve contra cinco a favor de los resultados divulgados.
Este tema lo abordó UNIVERSIDAD en la edición pasada, en el artículo «Mal comportamiento y estrés en niños», donde se incluyó el criterio de la docente universitaria María Marta Camacho.
En esta ocasión consultamos la opinión de cuatro directoras de centros infantiles de los cantones de Montes de Oca y Goicoechea.
Sandra Sandí Sandí, Directora del Centro Infantil de Nutrición y Atención Integral (CINAI) de San Antonio de Guadalupe, reconoció que efectivamente, después de largo tiempo de permanecer en el centro, los y las infantes presentan características de agresividad (se vuelven desafiantes) e inseguridad (miedo a ser abandonados y que su madre no los recoja).
Además evidencian angustia por estar pronto con su madre y cuando ella llega le hacen reclamos por no recogerlos temprano; algunos se retraen y se quejan de dolor de estómago o de cabeza.
Agregó que este cuadro no es responsabilidad solamente del centro educativo, ya que ahí se atienden infantes provenientes de familias de escasos recursos económicos y en un alto grado de madres solteras que trabajan de 7 a. m. a 5:30 p.m. en algunos casos.
Enfatizó que en muchas familias se viven situaciones de violencia y abandono por parte del padre de familia, características que refleja la persona en el centro infantil.
De acuerdo con la vivencia en el hogar, el centro de atención resulta de gran ayuda al tratar de otorgarles un espacio tranquilo y agradable, donde se le da amor y cariño. Los infantes al entrar al centro presentan una carencia afectiva del hogar, maltratos, violaciones y abusos; sin embargo recordó que la presencia de la madre y del padre de familia no se pueden sustituir.
Sandí puntualizó que el factor determinante en el comportamiento resulta ser en estos casos, la condición socioeconómica del hogar (madre trabajadora), por lo que recomienda de ser posible, que pase más tiempo en la casa con su madre para que sienta lo propio.
EN DESACUERDO
Por su parte, Nancy Sanabria González, Directora del Centro Infantil Tía Nancy, manifestó que está totalmente en desacuerdo con los resultados de la investigación, ya que en sus niños y niñas nunca se ha manifestado alguna conducta agresiva o fuera de lugar por responsabilidad del centro.
Agregó que cuando ha ocurrido es porque hay problemas en el hogar sobre todo por separación del padre y la madre.
Sin embargo, coincide con Sandí en que las personas pequeñas reflejan lo que se vive en el hogar e insistió en que la educación que ahí se les brinde resulta insustituible.
Considera que cuando la madre está ausente de casa, los niños y las niñas no deben permanecer allí porque pueden estar expuestos a maltratos por parte de la persona encargada. El centro es un lugar donde se puede interactuar con otras personas, lo que les ayuda a desarrollarse.
Agregó que la condición socioeconómica sí repercute en el comportamiento, pues se le cobra al infante tal situación y los problemas familiares que esta produce, por lo que la persona tiende a expresarlos en la guardería, situación que se presenta con mayor frecuencia en ciertos centros públicos.
Por su lado Victoria González García, Directora del Centro Infantil Laboratorio (CIL) de la Universidad de Costa Rica, difiere en la relación «entre más horas en el centro infantil, mayor estrés».
Aclaró que en ese centro las personas menores no presentan los problemas que expone la investigación, además rechazó que el factor económico de la familia sea un aspecto determinante e incida en su mal comportamiento.
González resaltó otros factores que determinan la calidad del centro y evitan que el niño o la niña manifieste los problemas que arroja la investigación: cantidad de personas adultas por infante; educación en la cotidianeidad (libremente); presencia de personal de apoyo en psicología y trabajo social; calidad y tipo de juguetes que se faciliten; así como la alimentación, los recursos didácticos y la estabilidad de la persona que le atiende
Puntualizó que la calidad del centro – número de horas y cuidados emocionales- y el tiempo que pase el niño y la niña en el lugar ( 8 y 9 horas recomendables), son dos factores que evitan la depresión, la agresión o los disturbios emocionales.
Para la directora, un centro infantil debe ser un lugar libre, donde el niño y la niña se expresen de forma autónoma y canalicen esa energía mediante actividades recreativas que fomenten su crecimiento.