Encuesta de IDESPO revela que la población se considera poco conocedora de temas ambientales y desastres naturales.
En Costa Rica las personas opinan que están muy expuestas a desastres naturales, pero consideran entre regular y muy malo el conocimiento adquirido sobre este tema. Además, no cuentan con planes de emergencia en sus hogares ni en sus comunidades, y en su mayoría se siente poco o nada preparada para afrontar una situación de este tipo.
Estos datos inquietantes fueron recopilados por el Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) de la Universidad Nacional (UNA), tras la realización de su estudio Percepción de la población costarricense acerca del ambiente y los desastres naturales.
Aunque los resultados indican que entre las personas consultadas hay una mayoría que sentiría miedo o preocupación al imaginarse afectada por un desastre natural, especialmente por el impacto en su familia y los daños materiales, también afirman que confían más en sí mismos y en familiares directos que en instituciones de respuesta inmediata.
La encuesta fue realizada del 9 al 22 de marzo del presente año, a una muestra representativa de 800 costarricenses mayores de edad de clase media y alta. Estos fueron elegidos aleatoriamente de forma sistemática en todo el territorio nacional.
En la investigación se pretendió analizar el conocimiento de aspectos y acciones ambientales, así como el conocimiento para actuar en situaciones de emergencia y la preparación de la población ante los desastres naturales.
“Este informe permite que instituciones públicas, especialmente las relacionadas con los sectores de educación y salud, puedan generar programas de atención y prevención efectivos a partir del conocimiento sobre las percepciones de la población acerca del ambiente y los desastres naturales”, mencionó María de los Ángeles Carrillo, directora del IDESPO.
SIN DIMENSIÓN DE LA REALIDAD
Uno de los resultados de la encuesta reflejó que 63% de las personas se consideran muy expuestas a terremotos, emergencias vientos fuertes y rayerías. Sin embargo, menos de la mitad piensa que es vulnerable a incendios, huracanes y tornados.
Por otra parte, más de la mitad de las personas dice que no está nada expuesta a desastres naturales como tsunamis o cabezas de agua, y la mayoría afirma sentirse medianamente o poco expuesta a inundaciones, deslizamientos de tierra o erupciones.
Este dato contrasta con la realidad del nuestro país, que tiene más de cien estructuras relacionadas con el vulcanismo (entre las cuales hay cinco volcanes activos que han tenido actividades fuertes) y 34 cuencas con muchos otros ríos derivados que en invierno fácilmente se desbordan, de acuerdo con información de Eliécer Duarte, vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI) y William Zúñiga, profesor de la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica (UCR), respectivamente.
Al decir “desastre natural”, lo que piensa casi un 60% de la población encuestada es en un terremoto, mientras que en lo que menos piensa es en erupciones volcánicas. Las inundaciones y las lluvias son el segundo elemento mencionado. Sin embargo, la percepción generalizada acerca de los desastres naturales es que son un fenómeno provocado por la naturaleza, mientras que una minoría considera que son provocados por el ser humano.
Por otra parte, un 82% de las personas se incluyen a sí mismas como responsables de estos daños provocados por la acción humana.
DESCONOCIMIENTO PRODUCE MIEDO
Aunque poco más de 40% de la población se ha visto afectada personalmente o por cercanía por algún desastre natural, la gran mayoría nunca ha vivido uno en carne propia.
De acuerdo con la encuesta de IDESPO, es por la falta de experiencia que más de la mitad de las personas considera de regular a muy malo su nivel de conocimiento para actuar en una situación de emergencia. Apenas un 28,2% piensa que su conocimiento es bueno y únicamente un 7,7% afirma que es muy bueno.
Quienes contestaron que su conocimiento al respecto es malo o muy malo, admitieron que se debe a que no hay información, capacitaciones ni conocimientos sobre desastres naturales, no tienen experiencia o no mantienen la calma. Sin embargo, quienes mencionaron que su conocimiento es bueno o muy bueno indicaron lo contrario: sí atribuyen a estos factores su decisión.
FALTA DE PREPARACIÓN
En general, la población no se siente preparada para afrontar una situación de emergencia. La gente cree estar un poco más lista para afrontar vientos fuertes, huracanes, tornados, incendios e inundaciones, mientras que quienes se sienten menos capaces para afrontar desastres mencionan los tsunamis, erupciones volcánicas, cabezas de agua y rayos.
Ante esta situación, apenas 39% de la población indica haber participado en simulacros de emergencia. Este porcentaje incluye a las personas que han participado en estas actividades en su centro educativo o su lugar de trabajo. Del otro lado, se encuentra un 86% que mencionó que desconoce instituciones locales que estén preparadas para la emergencia. Es decir, ni en los hogares ni en los vecindarios existen planes de emergencia o evacuación para llevar a cabo.
Al mismo tiempo, casi 80% de la población considera que es necesario prevenir situaciones de riesgo.
“Es necesario que la familia se reúna para evaluar los riesgos a la que está expuesta. A partir de ahí, hay que elaborar un plan con los lugares seguros dentro de la casa, los puntos de encuentro, los roles de los miembros. Además, preocuparse por quienes puedan estar con alguna dificultad de desplazamiento en una emergencia”, indicó Nelly López, una de las coordinadoras del estudio.
Las personas sienten más confianza en sí mismas y en sus familiares próximos que en las instituciones como la Cruz Roja, los voluntarios y la Comisión Nacional de Emergencias, las que no ocupan puestos de privilegio en este sentido. El Gobierno o las municipalidades están en los últimos lugares.
Mientras todo esto está incluido en el imaginario social, la prevención ante las catástrofes no es la adecuada. Aunque muchos consideran que construir de acuerdo con el Código Sísmico y lejos de los ríos son elementos de prevención, esto no se cumplió en las viviendas que colapsaron en el terremoto en Cinchona de Alajuela, ni en la gran cantidad de inundaciones en todas las regiones.
Escasas medidas de prevención
Los artículos más buscados ante una emergencia son focos, agua y alimentos enlatados. Sin embargo, apenas la mitad de la población tiene listo un botiquín con implementos necesarios y menos de la mitad tiene radio o ropa de reserva.
Orlando Hall, El jefe del Departamento de Educación en Salud y Ambiente del Ministerio de Educación Pública (MEP) mencionó que existe un programa que atenderá las gestiones de riesgo ante los desastres naturales y no naturales. Éste pretende ser incorporado en los programas de estudio de todas las materias, junto con la elaboración de material pertinente y capacitación de las personas docentes.
Rebeca Madrigal, de la Oficina de Prensa de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), mencionó que los resultados de la encuesta se consideran positivos. Aunque la comisión no figura en los primeros lugares de las instituciones que atienden las situaciones de emergencia, sí coordina a aquellas que fueron mencionadas en primer lugar, como los bomberos y la Cruz Roja.
Afirmó que existen 300 comités comunales de emergencia en el país, y que coordinan acciones con instituciones públicas y privadas la realización de simulacros para la prevención.