Dos proyectos de la UCR utilizan tanques con agua llovida

Tanto el módulo lechero localizado en la Sede del Atlántico (en Turrialba) como la Oficina de Suministros (OSUM) utilizan agua llovida.

Tanto el módulo lechero localizado en la Sede del Atlántico (en Turrialba) como la Oficina de Suministros (OSUM), ambos de la Universidad de Costa Rica, poseen tanques que usan agua llovida para distintas tareas.

El módulo lechero nació hace 31 años con los principales objetivos de brindar docencia, acción social y promover la investigación; ahora posee un componente ambiental.

Desde julio del 2014, dicho módulo cuenta con 3 tanques de 10.000 litros. Cada tanque mide alrededor de 3 metros de altura por 2,5 metros de diámetro. Por medio de canoas y tuberías estos captan el agua de lluvia en la Sede.

Respecto al sistema de producción lechera, se dispone de dos salas para los animales. La primera, de espera, es donde se mantiene a los animales antes de ser ordeñados; a la segunda se pasan aquellos que ya se encuentren listos. Mientras las reses se encuentran aquí, el lugar se llena de excrementos, por lo que es necesario lavar constantemente el sitio, para mantener la higiene.

Dos edficios de la UCR, uno de la Oficina de Suministros y otro del Módulo Lechero de la Sede del Atlántico, esta en Turrialba, utilizan agua   llovida en sus actividades diarias. Así funciona el sistema.
Dos edficios de la UCR, uno de la Oficina de Suministros y otro del Módulo Lechero de la Sede del Atlántico, esta en Turrialba, utilizan agua llovida en sus actividades diarias. Así funciona el sistema.

“Partimos del principio de que todos los sistemas de producción generan un impacto en el ambiente. La idea es conocer ese impacto e intentar disminuirlo. Para este tema específico (las cosechas de agua), comenzamos a medir cuánta agua se estaba gastando para lavar las instalaciones y partimos de ahí”, comentó Rodolfo Wing Ching, profesor de Zootecnia en la Facultad de Agronomía y uno de los encargados del módulo.

Con el fin de reducir este impacto, se planteó el proyecto “Recurso hídrico en sistemas de producción en Costa Rica” y se comenzó a implementar la metodología de “recogido en seco”, que consiste en reducir la cantidad de sólidos en la superficie, para que cuando se lave se emplee una menor cantidad de agua.

Es aquí en donde entran en juego los tanques. El agua utilizada para la limpieza de la zona con residuos es agua de lluvia, con lo cual se evita el gasto de agua potable.

Todo este sistema se maneja por pendientes; por ese motivo, para la colocación de las tuberías y tanques se escogieron lugares estratégicos, en donde el agua llovida cayera con facilidad y por medio de los bajantes llegara a los tanques.

“Al final es la misma agua llovida que queda dentro del sistema. No la estamos sacado de este, solo que la almacenamos y dirigimos su uso”, explicó Wing Ching.

Cosecha de agua de lluvia en la OSUM

Por su parte, como parte del programa “Bandera Azul”, para el 2014 la Oficina de Suministros instaló dos tanques de 5.000 litros para el aprovechamiento del agua llovida.

Ese líquido es utilizado exclusivamente en los inodoros, ya que el agua potable se mantiene en lavamanos y otros sistemas de consumo para los 70 funcionarios que trabajan dentro de este espacio.

Dicho proyecto fue iniciativa del comité local de la Oficina de Suministros, que se encargó también de los aspectos relacionados con la confección del informe de Bandera Azul Ecológica del año 2014.

Para la instalación de los tanques, se tardó alrededor de 15 días. Se verificó que la estructura de los techos fuera la apropiada, puesto que estos debían estar inclinados para que fuera posible la recolección del agua llovida.

Asimismo, el sistema eléctrico que abastece la oficina fue inspeccionado, dado que los tanques de captación funcionan con bombas eléctricas, las cuales se encargan de succionar el agua hacia las cañerías para mantenerlas llenas.

El mecanismo que controla y regula el paso del agua llovida hacia los inodoros es el mismo que se encarga de permitir el paso de agua potable cuando esos tanques se encuentran vacíos por la época seca. Cada tanque cuenta con un hidrómetro, lo que permite monitorear qué tan lleno se encuentra.

Entre los cambios que se hicieron estuvo la losa sanitaria, ya que se encontraba deteriorada, así como los orinales para hombre, que fueron cambiados por mingitorios secos.

“También el ahorro de agua se debe a que hemos, de alguna forma, cambiado la cultura de consumo de los funcionarios. Nosotros mismos realizamos campañas o nos encargamos de colocar afiches en los lugares estratégicos”, recordó Sergio Campos, encargado de gestión ambiental dentro de la Oficina de Suministros.

Profesor Rodolfo Wing Ching:

¿De dónde surge la idea de instalar cosechas de agua llovida dentro del módulo lechero?

−Determinamos que gastábamos en las instalaciones más o menos 30 metros cúbicos, o sea, gastábamos 1.000 litros de agua por día. Entonces, esto fue una llamada de atención. Aprovechando que en Turrialba llueve tamaño poco a través del año y que más o menos en 30 días siempre cae una buena cantidad de lluvia, incluso en los periodos de baja precipitación, se propuso las cosechas de agua.

Además, un sistema de producción tiene mucha presión sobre el consumo de agua. Por ejemplo: cada animal adulto consume entre 90 y 120 litros de agua en lactancia y 60 cuando están secos. En este momento tenemos 30 animales adultos; solo ahí son 3 metros cúbicos por día en agua de consumo y no podemos limitar a los animales. El módulo trata, como sistema de producción, de conocer el impacto que tiene dentro del medio ambiente y genera estrategias que para esa finca sean útiles para mitigar su impacto.

¿Cuál es la cantidad de agua llovida que se necesita para aseo de las instalaciones y qué ocurre con dicha agua?

−Actualmente se está utilizando 167.000 litros de agua llovida para lavar las instalaciones. Esta agua se canaliza en una fosa de aproximadamente 6 metros de largo y un metro y medio de profundidad; luego, con ayuda de una bomba que la succiona, se recoge y se va a aplicar a los potreros de forma rotacional. La meta fue cumplir un 40% de utilización de agua llovida, pero solo en seis meses del 2014 se cumplió un 45%. La idea es lograr este año un 80% para lo que son las instalaciones. Ahí reducimos lo que es impacto. Se deja de gastar agua que puede ser utilizada para consumo humano.

Aparte de las cosechas de agua, ¿hay algún otro proyecto dentro del módulo para disminuir el impacto sobre el ambiente?

−Para eliminar plantas no desecadas, como malezas, aplicamos sobre la zona herbicidas. Generalmente se hace con una bomba de aspersión de espalda, con un peso de 20 kilos y la persona baña la planta “meta” y aquellas a su alrededor; ya que el instrumento se mantiene goteando, representa otro gasto innecesario.

Uno de los profesores pensionados (doctor en Agronomía), Primo Luis Chavarría, vio este método de aplicar los herbicidas y nos regañó. Frente a esto, él creó Ecoweder®.

El sistema consiste en una botella plástica de dos litros unida a mangueras de pecera, por donde cae por efecto de la gravedad el herbicida. Este cae sobre un paño, el cual se humedece y garantiza por medio de esa felpa la aplicación dirigida únicamente en la maleza que se desea eliminar. Se gasta mucho menos herbicida, puesto que cae más lento que con las otras máquinas, se suministra mejor.

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