La conciencia entre las personas consultadas sobre los síntomas como la fiebre mayor a 38 grados disminuyó significativamente.

Una encuesta telefónica efectuada por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica reveló que la compra de antivirales sin receta médica como medida preventiva casi se triplicó entre mayo de 2009 y mayo de 2010 ante la pandemia de la AH1N1. Otros factores como el conocimiento de los síntomas y la percepción de riesgo destacaron en la consulta.

El estudio conforma un módulo de la XXIII Encuesta de Confianza al Consumidor. En el sondeo se entrevistaron a 601 hogares por teléfono disponible y pertenecientes a la  clase media entre el 3 y el 15 de mayo de 2010. La Escuela de Estadística entrevistó a las personas cabezas de hogar o principales sostenes económicos.

Las reacciones en los hogares ante la presencia de la epidemia en el país revelan que la compra de medicamentos e implementos médicos se elevó en el último año. La adquisición de mascarillas o tapabocas aumentó en más de 6% y el mayor crecimiento se dio en la compra de antivirales, pues pasó de ser un 5, 7% a un 13,8%.  Es decir, casi se triplicó.

El documento detalla que aunque “este resultado sigue constituyendo una alerta, pues aunque la pregunta no indagó si las personas los están ingiriendo, el incremento de la compra invita a pensarlo.”. El único medicamento disponible para combatir este tipo de influenza lo brinda  la Caja Costarricense de Seguro Social y no está a la venta.

Johnny Madrigal Pana, investigador a cargo de la encuesta, destacó la importancia  de la UCR y su papel en investigaciones como esta.  “Esto es un ejemplo de una de las encuestas que si hay problemas de presupuesto, no se pueden hacer. A nosotros nos da mucha satisfacción el hecho de tener ciertas libertades de investigación para poder contribuir con la elaboración de políticas nacionales”.

CAMBIO CULTURAL

Madrigal destacó que a partir del monitoreo realizado entre mayo de 2009 y mayo de 2010 se identificó que la campaña tuvo varios logros importantes dentro de los hábitos preventivos de la población. Entre ellos destacan los hábitos del lavado de manos y las políticas de tosido y estornudo implementadas por el Ministerio de Salud.

El  lavado de manos para prevenir el contagio se fortaleció desde que ingresó la epidemia al país. Sin embargo, dos prácticas disminuyeron: lavarse las manos antes y después de comer y luego de volver de la calle. Madrigal mencionó que esta es una de las acciones más importantes para prevenir la enfermedad y que debe de insistirse en este punto en las campañas informativas. La consulta de opinión señala que si la población tiene menos presente estas prácticas es porque probablemente las lleva a cabo con menos frecuencia.

Al plantearle la pregunta a los entrevistados sobre ¿qué acostumbra hacer usted cuando estornuda?, se logró comprobar en este nuevo sondeo que la práctica del uso del antebrazo aumentó de 40.6 % a un 61.9% durante el año.

En opinión de María Luisa Ávila, Ministra de Salud, este hecho conforma un cambio cultural dentro de la sociedad costarricense dado que antes de la epidemia era una práctica poco común. Además, se incrementó el uso de papel higiénico y de los pañuelos desechables.

TRANQUILIDAD ANTE EL RIESGO

Un 67, % de la población encuestada percibe que el riesgo de infectarse es bajo. La percepción del riesgo aumentó durante el apogeo de  la epidemia, pero ahora presenta casi el mismo nivel que en mayo de 2009, cuando la muestra apuntó un 65%. Madrigal expresó la importancia de no bajar la guardia. “Esto es positivo en el tanto que las personas estén tranquilas, sería negativo en el tanto de que estén tan tranquilas que descuiden las prácticas preventivas.”

De la mano con los hábitos para prevenir la enfermedad destacan dos factores: la percepción sobre el sistema de salud y el conocimiento de la misma enfermedad. Respecto del primer tema, el documento detalla que un 47% considera que el sistema de salud está bien preparado para enfrentar la epidemia. Este porcentaje es 13 puntos menor que en mayo de 2010.

“El balance final para nosotros es positivo, porque si la gente no confía en las autoridades sanitarias va a confiar poco en las recomendaciones que nosotros demos y para nosotros es fundamental ese acercamiento con la Escuela de Estadística que nos permite conocer cómo se está percibiendo al sistema de salud.”, expresó Ávila.

Aunque el conocimiento de las personas consultadas sobre los síntomas de la influenza AH1N1 mejoró en el país durante la epidemia, se redujo en los meses sucesivos. Las señales físicas como la fiebre superior a 38 grados,  el dolor de cabeza, la congestión nasal y el dolor en las articulaciones se mencionaron menos en las respuestas de los encuestados. Desde que inició la epidemia se han registrado 3420 casos y 70 defunciones. En lo que va del año se han identificado 15 muertes a causa de la influenza AH1N1.