Estudiantes de residencias hacen malabares para rendir comida

La mayoría de estos universitarios de residencias optan por comprar sus alimentos y cocinarlos en las cocinas que les provee la institución, para que

La mayoría de estos universitarios de residencias optan por comprar sus alimentos y cocinarlos en las cocinas que les provee la institución, para que les rinda más el presupuesto que les otorga la universidad.

La ayuda económica mensual que reciben los becarios 11 incluye un monto para alimentación que ronda los ₡ 48.000, dinero que se deposita al principio de cada mes del curso lectivo.

Sin embargo, además de pequeña, la suma está calculada para cubrir gastos básicos de comida entre semana, pero no los sábados y domingos.

Jacqueline Arias es parte de los 750 estudiantes que viven en el  programa de Residencias Universitarias de las sedes y recintos de la Universidad de Costa Rica (UCR), un beneficio complementario que se otorga a estudiantes becarios 11 y algunos becarios 10 de bajos recursos y de zonas alejadas del país.

Ella considera que el beneficio de alimentación que recibe como becaria es insuficiente. “A veces he tenido que comer menos para que la comida alcance para todo el mes porque uno tiene que lidiar con que si el dinero no alcanza no va a poder comer otros días”, comentó.

 

Jacqueline dejó su hogar y amigos de la zona sur del país para aventurarse a una austera vida académica en San Pedro. Actualmente cursa  el cuarto año de la carrera de Filología Española y visita a sus padres sólo en vacaciones, pues el dinero no le alcanza.

 

La coordinadora del Programa de Educación y Atención Nutricional Universitario (PREANU) de la UCR, Patricia Sedó,  quien ha tenido la experiencia de trabajar con estudiantes de residencias de primer año, considera que la alimentación es una de las actividades más afectadas al iniciar su vida universitaria.

“Muchos de estos estudiantes afirman que su alimentación se ve deteriorada porque en el contexto familiar cuentan con el apoyo y la disponibilidad local de los alimentos, mientras que estando solos en la ciudad, y con los horarios de alimentación y de estudio y de presupuesto disponible, no les es posible tener una alimentación suficiente”, afirmó Sedó.

En estos apartamentos,  los universitarios acostumbran quedarse los fines de semana.  “Algunos chicos indican que por cuestiones de presupuesto,  trasladarse les sale caro y prefieren quedarse”, afirmó Ileana Rodríguez, psicóloga de residencias. Esto significa que tienen que hacer más gastos en alimentación que la universidad no les cubre.

La Oficina de Becas y Atención Socioeconómica calcula la beca de alimentación de acuerdo con el costo de un almuerzo en el comedor estudiantil, que es ₡ 1.445, más una merienda de aproximadamente ₡ 800. Esto significa que el estudiante recibe aproximadamente ₡ 48.000 colones mensuales.

BECA BAJO EVALUACIÓN

La historia de vida de Edgar Valverde es parecida a la de Jacqueline.  “Cualquier persona que viva en San José se da cuenta de cuánto nos depositan por mes regularmente, de fijo nos preguntarán que cómo hacemos para sobrevivir”, alegó Valverde.

Por su parte, la Vicerrectora de Vida Estudiantil, Ruth de la Asunción, expresó que uno de los cambios que implementaron desde el año pasado fue el de hacer un depósito del dinero de  alimentación al terminar las lecciones del semestre,  es decir en los primeros cinco días de la semana de exámenes y trabajos finales,  y de incluirlo en el ciclo de verano que va de enero a febrero, pero sin aumentar el monto del depósito.

Pero esto no es suficiente para algunos universitarios como Wilmar Rodríguez,  otro estudiante de residencias que depende por completo de la ayuda económica que le provee la universidad, Él subraya que el dinero no le alcanza y que para comer debe usar recursos destinados a otros gastos. “Uno durante el año necesita comprar ropa,  zapatos y cubrir otros gastos básicos de aseo personal”, comentó Rodríguez.

Ante esto, la Vicerrectora aseveró que hay gastos personales que la universidad no toma en cuenta. “Yo puedo entender también que una persona joven puede tener necesidades que no están contempladas como un rubro específico”, expresó la Ruth de la Asunción. refiriéndose a los aspectos esenciales que cubren los servicios complementarios.

Actualmente la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y la Oficina de Becas y Atención Socioeconómica evalúan la beca de alimentación de los becarios. “Estamos haciendo un estudio bastante exhaustivo, valorando la población que se podría beneficiar con diferentes mecanismos de fortalecimiento del beneficio de alimentación”, señaló la Vicerrectora.

Sin embargo, De la Asunción recalca que, a pesar del problema, el sistema de becas de la UCR es uno de los más sólidos en Centroamérica. “Una institución de educación superior como la UCR, que tiene un sistema de becas destacable en Centroamérica y en el Caribe, aunque con márgenes de mejora, cubre los rubros esenciales para favorecer la permanencia en la Universidad de los y las estudiantes”, subrayó la Vicerrectora.

Para el primer semestre de este año, los estudiantes de residencias representan el 7% del total de los 9.995 becarios 11. Como detalle relevante,  2.327  becarios 11 viven en condiciones de alto grado de pobreza, según la oficina de Becas y Atención Socioeconómica.

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