El techo de una de las oficinas de la Escuela de Lenguas Modernas −en la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica− presenta problemas por goteras desde hace casi tres años; mientras, los usuarios esperan una urgente reparación por parte de la Oficina de Servicios Generales.
En setiembre del 2013, la situación se hizo palpable cuando el cielorraso de la oficina 331 se tornó amarillo y emanó mal olor, lo cual ocasionó malestares y alergias a las ocho profesoras que trabajaban –en ese momento– allí.
Eugenia Soto, profesora de Inglés de la Escuela, comentó que salió de la oficina con conjuntivitis. Para esta ocasión, las profesoras fueron trasladadas a otra oficina, que igualmente tenía alrededor de ocho profesores.
“La situación fue verdaderamente incómoda”, recordó Soto, pues debido a la filtración de agua, varios de los materiales se echaron a perder.
Soto puntualizó que su escritorio −que era de madera− se pudrió, y hasta un año después fue reemplazado. En este momento, los muebles en la pared están cubiertos de plástico, para evitar que la humedad los afecte.
El problema ha sido atendido varias veces y las láminas del cielorraso han sido cambiadas, pero el problema persiste, lamentó.
Para la profesora, desempeñar sus labores en la oficina es “casi imposible”, por lo cual atender a estudiantes, revisar exámenes y planear clases son parte de las tareas que se le dificultan a ella y a las demás profesoras.
“He tenido que atender a estudiantes en los pasillos, situación que resulta incómoda para ambos”, se quejó.
Guillermo García, estudiante de Inglés, externó que al haber hasta 10 profesores en las oficinas, no hay privacidad al momento de ser atendidos.
Soto reconoció que si bien la Escuela de Lenguas Modernas ha tratado de enmendar el problema, las soluciones son vagas y afirmó que esto no debería suceder en la UCR: “No estamos predicando con el ejemplo”; refiriéndose también al derecho de tener un metro cuadrado por funcionario, que no se cumple en dicha facultad.
Los baños de la Facultad también presentan problemas, pues según estudiantes del edificio, los inodoros se taquean con facilidad y no tienen la capacidad para brindar el servicio a toda la facultad.
A la espera
La estimación del presupuesto para arreglar el techo ya se hizo, oscila entre ¢50 y ¢70 millones.
Annette Calvo, decana de la Facultad de Letras, comentó que “no es un problema de una gotera. Es un problema estructural de los últimos años, porque este techo ya no sirve. Sí se le ha dado bastante importancia por parte de la administración, pero solo se han dado soluciones paliativas. No es solo esa oficina, sino a veces también la de la par (332), y lo peor es que chorrea el mural”.
La administración de Servicios Generales –específicamente la Sección de Mantenimiento y Construcción– es la encargada de remodelaciones, distribuciones de espacio y mobiliarios entre otras funciones, pero la solución es valorada en la dirección de la unidad, en este caso la Escuela de Lenguas Modernas.
Andrea Coto, jefa administrativa de la Unidad, indicó que la respuesta acerca del avance para el arreglo por parte de Servicios Generales es: “está en proceso”.
En este mes, ya se han presentado problemas por las recientes lluvias, “los muchachos (de mantenimiento) habían venido anteriormente. Donde desmontaron la canoa, pusieron una lata que generó que hubiera un flujo de agua. Ellos incluso en verano han hecho pruebas con mangueras, tratando de encontrar la causa”, comenta Coto.
La Decana de la Facultad ha mandado cartas que cuestionan la reparación a Óscar Molina, Jefe de la Oficina de Servicios Generales; sin embargo, no ha tenido respuesta.
“Nadie nos ha dicho ‘sí, ya está el recurso para hacer el arreglo’, aunque sea de manera parcial”, señaló la Decana, quien afirma que el problema de los baños también se ha tratado, momentáneamente.
Por ejemplo, cuando en los baños se metieron las raíces de los arboles, ese inconveniente se logró arreglar.
Gilda Pacheco, directora de la Escuela de Lenguas Modernas, asegura que desde el 2011 piden un nuevo edificio, pues los problemas de tuberías, de infraestructura y de espacio no dan para más. Los planos están listos, pero la respuesta a la petición ha sido nula.
Óscar Molina indicó que la petición se encuentra en la Vicerrectoría Administrativa, pues a ellos se les manda el presupuesto estimado; cuando esté disponible, se proseguirá el arreglo.
El lunes 15 de junio, José Rodríguez, ingeniero de Salud Ocupacional y Ambiental, realizó una inspección, en la cual tomó fotos del techo de la oficina y de los baños de las profesoras. Dentro de las próximas tres semanas, enviará un informe al Decanato con su valoración al respecto.
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