Jon Hall, presidente de Linux:

Fue una buena decisión de la UCR emigrar al software libre

El Centro de Eventos Pedregal albergó a más de 3.000 personas durante 5 días del Campus Party, con actividades ambientales, tecnológicas y de innovación.

Jon “Maddog” Hall es el presidente de la compañía Linux International, una empresa de software libre cuyo código puede ser usado, alterado y distribuido por cualquier persona, siempre y cuando lo haga con fines no lucrativos.

Hall dedica gran parte de su tiempo a viajar por el mundo informándose sobre los avances en tecnología informática de código abierto y, a su vez, promoviendo el uso de Linux como sistema operativo.

Ha participado en varias ediciones del Campus Party en Latinoamérica, actividad en la que comparte con jóvenes interesados por el tema.

Como parte de su ruta, visitó el Campus Party Costa Rica, en donde UNIVERSIDAD lo entrevistó sobre el uso del software libre en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Hace 7 años la UCR decidió emigrar al software libre. Para usted, ¿qué implica que una institución tan fuerte en el país asuma esta política?        

−Creo que fue una muy buena decisión, pues permite entender lo que se puede hacer con el software libre. He llevado el registro de este tipo de iniciativas [en América Latina] y me gustaría estar pendiente de este caso y ver si los estudiantes comprenden los alcances del software libre. La idea de una universidad es generar investigación y conocimiento, explorar opciones y buscar rutas alternativas ante los distintos problemas; es parte del proceso de aprendizaje.

El Centro de Informática de la UCR es el primero en el país en desarrollar una firma digital con base en el código libre y compatible con LibreOffice. ¿Cree que es el inicio de una cultura de software libre en América Central que puede ser más grande?

−No puedo predecir los alcances que esto puede tener, aunque sí me gustaría que el uso del software libre fuera más común en Centroamérica. Ojalá todos los que lo hacen lo sigan haciendo, para ver hasta dónde puede llegar.

¿En qué casos recomienda el uso del software libre?

−En casi todos los casos. Por ejemplo, cuando se usa en una compañía de servicios, el cliente no sabe qué software se usa. Hay que pensar en el uso eficiente de los recursos con los que se cuenta. Se podría usar software libre y dedicar el dinero que costaría el de pago, para contratar programadores que desarrollen programas informáticos específicos para lo que la compañía necesita. La verdadera pregunta no es cuánto cuesta el software, sino lo que se puede hacer con él. Normalmente una empresa privada no puede hacer productos personalizados porque, como cualquier otra compañía, tiene limitaciones en sus ofertas y servicios.

¿Cuál es la principal ventaja para nuestros profesionales el desarrollo de tecnología en el país usando código abierto?

−Particularmente, en ciencia e ingeniería es muy ventajoso el uso del código abierto y propio. La definición de “investigación” es descubrir o crear algo que nadie más lo ha hecho, y se necesita un software para lograr eso. No se puede ir a una tienda a buscar, por ejemplo, un software para un ciclotrón, sino que uno mismo debe desarrollarlo.

La mayoría de científicos escriben los códigos [informáticos] que necesitan por sí mismos. De hecho, de las mejores 500 computadoras del mundo, 486 funcionan con Linux.

 

Campus Party, un festival de conexión tecnológica

Campus Party Costa Rica (CPCR1, por ser la primera edición) fue una actividad internacional que no se pudo englobar en una temática única.

El festival se define a sí mismo como “el evento tecnológico más importante del mundo”.

Gilberto Chaves, gerente general de Meeting and Show Company –la empresa costarricense que adquirió la franquicia–, cree que la actividad marca un precedente en educación y desarrollo dentro de la juventud costarricense.

El concepto del CPCR1 fue el mismo que en todo el mundo: la red social. El principio básico es conectar gente que quiere transmitir conocimiento con gente que quiere absorber conocimiento, en una experiencia única y personalizada para cada asistente: hay quienes son gamers, emprendedores, interesados en el ambiente y aficionados a la tecnología informática, entre otros. Todos encontraron un espacio para disfrutar en el CPCR1.

En el “Campus” hubo seis escenarios distintos en los que se desarrollaron charlas y ponencias de manera simultánea, y cuatro puestos de talleres de temas variados. En total hubo más de 200 horas de charlas y ponencias.

También hubo espacio para que distintos emprendedores –indistintamente de si son empresarios, estudiantes de secundaria, experimentados o nacientes– mostraran al público sus productos y servicios en la lucha del cambio climático y de acercamiento a las tecnologías robóticas y de la información.

Centroamérica a un año de ir al espacio sideral

Carlos Alvarado, presidente de la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE), presentó la ponencia “Oportunidades del desarrollo espacial en Costa Rica y el primer satélite hecho en Centroamérica” en el Campus Party.

Para Alvarado, el lanzamiento de una sonda, el pasado viernes, demostró claramente lo que se puede hacer en el país y en Centroamérica en el campo aeroespacial, ya que la sonda fue equipada con sensores desarrollados por egresados del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) miden algunas de las variables en la estratosfera (a más de 35 kilómetros de altura), de alto interés académico.

Por un lado, esta actividad invitó a estudiantes de la UCR, del TEC y universidades privadas a motivarse e involucrarse en el trabajo de campo, es decir, combinar su formación teórica con la práctica real. Además, los datos recolectados son de interés para los estudiantes de cursos básicos de ingeniería.

“La idea de estas iniciativas es demostrar que ya las universidades estatales han alcanzado un nivel de especialización y se puede pensar en el campo aeroespacial”, comentó Alvarado.

También destacó que “esto no es novedoso, ya se ha hecho antes”; pero es parte de las estrategias de una meta más ambiciosa: el primer satélite centroamericano diseñado, construido y puesto en órbita. Este proyecto se espera para el 2016.

El satélite tendrá forma de cubo (10 centímetros por cada lado) y una masa aproximada de 1 kilogramo. Se espera que pueda contribuir a cumplir la meta nacional de carbono-neutralidad en el 2021, como prueba de un concepto de recolección de datos provenientes de bases terrestres, que monitorean el flujo del dióxido de carbono en los bosques tropicales.

 

 

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