Leonardo Garnier: “No queremos que la negociación vaya a la Asamblea”

Tras recriminarse directamente lo dicho por una y otra parte en los medios de comunicación, los rectores de las universidades públicas y los ministros

Ministro asegura que no hay dinero suficiente para atender la solicitud de las universidades, y considera que pueden funcionar bien con un crecimiento del 4%.

Tras recriminarse directamente lo dicho por una y otra parte en los medios de comunicación, los rectores de las universidades públicas y los ministros que integran la Comisión de Enlace, buscan con apuro un acuerdo definitivo sobre el convenio quinquenal del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES).

Esa es la esperanza que aún guarda el ministro de Educación, Leonardo Garnier, para quien la negociación de los presupuestos universitarios debe quedarse en la Comisión de Enlace, aunque las posiciones de ambas partes estén aún muy distantes.
Garnier conversó con UNIVERSIDAD el pasado 30 de junio, un día después de que las universidades realizaran una conferencia de prensa en la que recriminaban al gobierno su actitud en las reuniones.

¿Cómo está la negociación del FEES, luego de que los rectores rechazaran los argumentos del Gobierno?

-Son muy extraños estos últimos días, porque la relación con la Comisión de Enlace siempre ha sido cordial y respetuosa; podemos disentir en algunos temas, pero como todos hemos sido amigos de toda la vida, la relación siempre es muy cordial.
En el momento en que la discusión se salió de la comisión y se fue a la calle, a Internet, a los medios, se complicó mucho. Ayer (martes 29 de junio) las dos partes dijeron “a mí me molestó que ustedes dijeran esto”, o “ que ustedes dijeran lo otro”, y  pienso que eso estuvo bien. Es complicado cuando una negociación se sale a la luz pública porque todo mundo queda fracturado por la imagen pública y no por lo que se está negociando.

¿Se limpió la mesa tras decirse lo que les molestaba?

– Sí. Nunca se limpia del todo, porque cuando las cosas se dicen siempre queda ahí un…  La negociación del FEES siempre es difícil, los gobiernos cambian y los rectores también, ahora esta ha sido un poco más difícil que las anteriores porque la distancia entre lo solicitado por las universidades y lo propuesto por el Gobierno es muy grande.
Como país tuvimos un periodo largo, durante los 80 y los 90, cuando los presupuestos crecieron más despacio que la economía. La participación de las universidades en el tiempo fue decreciendo y después de mantuvo estable.
Si uno ve el periodo desde los 80 hasta el 2004, el crecimiento anduvo por debajo del 1% del PIB. Del 2004 cuatro en adelante hay tasas muy altas de crecimiento de las universidades, superiores al 10% anual real que ayudan a recuperar una participación en el PIB.
Eso permitió mejorar la infraestructura y las remuneraciones, en fin, una mejora que los rectores reconocen y que uno como universitario lo ve; o sea, las institucionas han mejorado en los últimos 10 años.
¿Cuál es el problema? Que los rectores interpretan que esas tasas de crecimiento de esos cinco años, tienen que mantenerse a futuro, pero nada puede seguir creciendo a ese ritmo. Estuvo bien que aumentaran a un buen nivel para recuperarse del pasado, pero lo razonable después de eso es crecer más o menos al ritmo que lo hace el país. Si se crece al triple de lo que crece el PIB, se comienza a tragar el gasto público y el PIB.

En la entrevista con  el diario Extra dijeron los ministros que la propuesta de las universidades es irreal, eso molestó a los rectores. ¿Es posible o no darle a las universidades lo que piden?

– Yo siento que no es posible y esa ha sido la parte más difícil de la discusión, porque se está pidiendo un aumento promedio del 13%, que en realidad es empezar en 11% y llegar al 16% real anual. Eso en una economía que probablemente va a estar creciendo entre el 4% y 5%, ¿de dónde saco los recursos para financiar eso? Alguna gente ha querido malinterpretar esto como una posición antiuniversitaria, pero nosotros hemos tratado de que el crecimiento sea sustancial, de hecho si de hablamos de números es pesado pasar de 226 mil millones a 400  mil millones.
Y la otra parte que nos preocupa, y que no lo podemos solucionar nosotros, es cómo se incorporaron aumentos automáticos al monto de las universidades, ya que eso me parece peligroso para las éstas. En esto hemos sido muy cuidadosos porque este es un tema interno en las universidades.
Se nos dice que independientemente de cualquier cosa y aparte de la inflación, el costo de las universidades aumenta en un 8% real anual, por anualidades, por escalafón, por una serie de efectos que se indexaron a las obligaciones. El 8% es el doble de lo que crece la economía y que las universidades se hayan indexado cediendo en ese ritmo, las mete en un problema complicado.
Ninguna empresa, ni institución puede tener un disparador del gasto automático del 8% real sin que eso le provoque un problema, en algún momento ese tipo de crecimiento automático se va a boicotear el crecimiento de las universidades.

Los rectores dicen que en los últimos seis meses de negociación, la posición del Gobierno no ha cambiado y que eso no es negociar. ¿Usted qué dice?

– Las posiciones de las dos partes han sido bastante estables, la petición de los rectores de llegar a un 16% real, más la inflación, más el fondo de inversiones, es bastante parecida a la posición inicial. Nosotros hemos planteado esto de varias formas: alguna vez se planteó como tasas de crecimiento del 4% anual, después se pasó a porcentajes del PIB para llegar al 1.30%, después unir ambas cosas. Los rectores sienten que ellos hicieron un gran cambio porque bajaron de 24% a 21%; y yo veo ambos porcentajes y me parecen estratosféricos. Las dos partes vemos a la otra muy lejana y muy poco dispuesta. Entiendo que los rectores digan yo no puedo moverme de acá, yo no sé si ellos entenderán que no tenemos de dónde sacar esa plata porque los montos elevarían la carga tributaria desde un 8%, a un 16%.

Los rectores hablaban de cobrar mejor los impuestos y que colaborarían en la elaboración de una reforma fiscal integral. ¿Ha valorado el Gobierno aumentar su ingreso, o buscar otras fuentes de recursos?

– Costa Rica ha mejorado le eficiencia de tributación. En los cuatro años anteriores,, sin reforma fiscal, se mejoró en tres puntos la carga tributaria, después hubo una caída con la crisis, porque esta hizo que los sectores que más tributan cayeran. Hubo un esfuerzo que se ha notado. Estos esfuerzos nunca van a dar 6 % o 7 % puntos del PIB, porque van a dar un par de puntos del PIB que ya es alto. En el Gobierno de Abel Pacheco hubo dos o tres años de discusión en la Asamblea Legislativa y no hubo forma de arreglar esa reforma tributaria; y esa reforma con todo lo ineficiente que era, generaba entre un 1,5 % y 2% del PIB, que en realidad es muy poco. Costa Rica quiere tener salud holandesa, carreteras noruegas, e impuestos guatemaltecos. Eso no es viable, y desgraciadamente yo tengo que plantear eso como ministro.

¿Se ha valorado de parte del Gobierno el aporte de las universidades al país, como para que se puedan buscar los recursos a sabiendas de que es una inversión que el país recuperará en algún momento?

– Claro, buscamos $300 millones para las universidades, lo cual es un montón de plata, y precisamente pensamos en ello porque la educación es rentable a largo plazo para el país y un crédito de ese tipo se puede financiar. De hecho estamos hablando de los ¢400 mil millones más los $300 millones que hemos tenido a crédito.

¿Cree que con lo que el Gobierno ofrece como presupuesto, las universidades puedan funcionar bien?

– Yo creo que sí. Cuando uno ve el monto de ese financiamiento, es mucho más alto que el de cualquier otro momento en la historia, como el porcentaje del PIB es más alto que el de cualquier país de América Latina  y casi igual que el de la Unión Europea. Eso, más lo que se le aporta a la Universidad Técnica (otra universidad pública) a mí me parece que es una cantidad de dinero realmente muy grande. No veo por dónde puedan decir que las universidades no puedan funcionar con eso, han funcionado con menos que eso  en el pasado y no lo han hecho mal.

Ustedes acusaron a las universidades de que no tenían planes concretos …

– Ahí hemos tenido un problema de interpretación o de planes. La constitución dice que las universidades cada cinco años tienen que entregar sus planes con el detalle de sus gastos y de sus ingresos. Cuando nos reunimos con los rectores y rectoras en CONARE  para que nos hicieran la presentación de planes, la presentación fue terriblemente general, y nosotros les dijimos ¿Qué más? En una sesión siguiente nosotros les llevamos lo que habían sido planes de los años 80 y 90 que son documentos muy detallados de cómo se prevé la expansión a cinco años, de cómo se prevé la investigación, extensión social, cómo evolucionan los costos en cada uno de los rubros. Lo que nos dicen los rectores es que de unos años para acá se dejó de hacer ese tipo de documento detallado para las cuatro universidades y que ahora lo que se usa es uno más corto de 30 a 40 páginas con los lineamientos generales y que cada institución tiene sus planes por aparte. Eso sí nos sorprendió porque esperábamos el proyecto integral de educación superior, tal vez no en el detalle de los primeros planes pero ciertamente más detallado del que se nos propuso.

En respuesta a eso, decían los rectores que ellos habían solicitado al Gobierno las prioridades para tratar de empatarlo con sus planes y que no los habían recibido…

– El plan nacional de desarrollo tiene que estar listo en diciembre, aquí hay un problema que ni los rectores ni nosotros podemos resolver: la Constitución fijó que los años que terminan en cero y en cinco se hiciera el  Plan Nacional de Desarrollo, pero la constitución no previó que los gobiernos no duran cinco años sino cuatro, entonces los tiempos no calzan.

¿Pero hay unas prioridades de Gobierno?

– Ayer se les presentaron a los rectores. La Comisión de Enlace no es solo FEES, lo que hemos hablado es que las universidades y el Gobierno hacen muchas cosas juntos y uno de los acuerdos de ayer es armar un inventario de todas las acciones hechas en conjunto, ver las prioridades del Gobierno para pensar en proyectos a futuro en los cuales éstas puedan colaborar.
 
El hecho de que las universidades hayan dicho: “Este es mi mínimo” y el Gobierno haya establecido un “máximo”, le resta flexibilidad a la negociación? ¿Los ha limitado como comisión de enlace para negociar?

– El hecho de que las posiciones sean tan distantes es un problema para ambas partes.

¿Pero usted cree que esa diferencia es salvable?

– Espero que sí. Finalmente de alguna manera las cosas se van a resolver, espero que se pueda resolver de una manera razonable, y eso los rectores lo ven igual; aunque ellos y nosotros vemos lo “razonable” de un modo distinto. Pienso que hay buena fe de ambas partes.

Si las universidades bajan su pretensión, el Gobierno estaría dispuesto a subir su oferta? ¿O lo ofrecido hasta el momento es lo máximo que se puede dar?

– No podemos llevar esta discusión a los medios. Esa es la discusión en la comisión de enlace: cómo encontramos un terreno común de encuentro para poder cerrar esta negociación bien. Porque si te lo digo a vos, es la primicia y se acabó la negociación.

¿Tienen temor de que esta negociación no pueda cerrarse en la Comisión de Enlace, y deba pasar a la Asamblea Legislativa?

– No nos gustaría, y creo que a los rectores tampoco. Primero porque hay una tradición muy larga de funcionamiento de la Comisión de Enlace, en la que siempre hemos sido capaces de llegar a un acuerdo. Creo que debilitar un mecanismo que ha sido tan útil institucionalmente sería una lástima. No sabemos como sería esa discusión en la Asamblea Legislativa, hay una incertidumbre grande de lo que podría pasar ahí.
 
¿Se podría politizar más el tema?

– En la Asamblea puede pasar cualquier cosa; pueden ser muy responsables y tratar este como un tema técnico, o se puede politizar en el mal sentido. Vas a tener a unos diputados jalando para las universidades y otros que quieran afectarlas con esto. Yo al menos no quisiera que alguna gente se aprovechara de esto para dañar a las universidades. Cuando uno habla con los diputados, no percibo que quieran que les caiga esta discusión encima, lo mejor para todo el mundo es que lo pudiéramos resolver en Comisión de Enlace.

¿Dijo o no Leonardo Garnier que la educación es un gasto?

– Hay cosas que uno no entiende. Desde que era estudiante de la UCR, siempre he visto la educación como una inversión. Entonces de pronto encontrar entrecomillado “la educación es un gasto” y me lo atribuyan eso a mí… no sé de dónde lo sacaron, pero no es esa mi posición.
Lo otro que fue bien raro, fue algo que dijo Luis Guillermo Carpio (rector de la UNED), cuando recalcó que el ministro de Educación dijo “que si no se da esta reforma, hay que dejar caer a las universidades”, o algo así.
¿Yo decir que hay que dejar caer a las universidades? ¡Ni dormido diría eso!, busco la entrevista en El Financiero, el párrafo final del reportaje es del periodista, pero el rector de la UNED públicamente dice que eso lo dije yo.

¿Cuánto tiempo le queda a esta negociación?

– No sé, nadie sabe. En el peor de los casos, habría que tener un acuerdo sobre el presupuesto del año entrante, mientras se define el convenio quinquenal, como se hizo el año anterior.
Una de las cosas que nos ha complicado la vida a todos es la crisis. Si el PIB no se hubiera caído, ni siquiera estaríamos en esta discusión. El PIB bajó y el instrumento del convenio anterior deja de ser creíble para las universidades y para el Gobierno.

¿El hecho de tener toda la discusión el año pasado sobre si se rebajaban o no los presupuestos los desgastó?

– Sí, sin duda, por lo menos para los que seguimos en esto, José Luis Araya y yo; y para los rectores esto es cansado. Ellos nos lo dicen, tenemos demasiado tiempo en esto, y es una lástima porque concentra el trabajo de la Comisión de Enlace en lo presupuestario, cuando hay otro montón de cosas que podríamos estar haciendo.
 
De toda esta discusión mediática, ¿De qué se retracta Leonardo Garnier?

– Para empezar me retracto de lo que dicen que dije y no dije. Pienso que todos cometimos el error de llevar esto a los medios, eso nos hace más difícil la negociación. También cuando los rectores hacen público la cifra pedida, ahora cualquier milésima que se muevan, la comunidad universitaria se los va a cobrar. Hubiese sido más fácil que la discusión se quedara en la Comisión de Enlace, pero llega un momento en que es tan larga, que es mucho pedir que no salga de las cuatro paredes. Yo lamento que esto  haya pasado, no sé si los rectores lo podían evitar, tal vez no. Cuando uno habla en los medios siempre está ese problema entre lo que se dice, lo que parece que se dice, las frases fuera de contexto; y sobre todo las citas que no lo son. 

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