Cada célula del cuerpo guarda una enorme cantidad de información sobre las personas y las enfermedades que padecen e inclusive podrían servir para rehabilitar y recuperar partes dañadas del cuerpo.
Según el Dr. Ole Didrik Laerum, de visita en Costa Rica, es de incalculable valor conservar y estudiar todo tejido que se extrae de las personas en los hospitales, realizar un registro de pacientes y sus padecimientos para formar así un «Banco biológico».
Este renombrado investigador noruego se encuentra en el país para elaborar una propuesta para estudiar patologías del aparato digestivo, principalmente cáncer, entre la Universidad de Bergen (Noruega), la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y el Programa de Investigación del Cáncer del Instituto de Investigaciones en Salud de la Universidad de Costa Rica (INISA).
Además, el Dr. Laerum vino en representación de la rectora de la Universidad de Bergen para renovar un acuerdo de colaboración con la UCR; así como formar un grupo interdisciplinario que trabaje en la propuesta de creación de un banco de material biológico.
CÉLULAS DE IDENTIDAD
Laerum se ha especializado en el área de bancos biológicos. «Si tomamos células del cuerpo y las analizamos con técnicas modernas, podemos saber todo acerca de la persona: genes, proteínas, sexo, etc. Para esto cualquier tipo de célula es útil, pues funciona como un documento de identidad», explicó.
Agregó que si se extraen muestras de tejidos enfermos y se conservan adecuadamente, es posible sacarlas luego para compararlas y hacer nuevos análisis con nuevas técnicas.
También se pueden guardar muestras de células para recuperar partes del cuerpo que se dañan: «Estas pueden usarse en terapia, como por ejemplo para recuperar el cartílago de una rodilla, acotó Laerum.
Otra opción es la posibilidad de ubicar virus que se erradicaron en el pasado, sin necesidad de tener al paciente.
Según Laerum, exdirector del Banco Biológico Europeo, en Costa Rica existen colecciones de tejidos muy especiales, principalmente de cáncer gástrico, en los hospitales Calderón Guardia, San Juan de Dios y Max Peralta de Cartago, que aunque están bien conservadas, se puede mejorar su almacenamiento.
En su opinión este material es invaluable por las posibilidades de investigación que ofrece y la gran cantidad de información que guarda.»En Bergen tenemos cerca de 2 millones de muestras, entre las cuales hay muestras de tumores de 1930, las cuales podemos comparar con los actuales y ver si han sufrido de alteraciones genéticas», destacó.
Considera que para el nuevo proyecto no es necesario construir un edificio, basta con elaborar un registro que permita llevar un control para que las instituciones tengan acceso al material disponible.
Recomendó que en los hospitales se dedique más tiempo para la investigación: «Hay que hacer un esfuerzo para que las personas que almacenan estas muestras en los departamentos de patología tengan tiempo para hacer estudios de las muestras».
También planteó el problema ético de la propiedad y uso de las muestras, ya que se debe definir si la primera de estas corresponde a la persona, a la comunidad o al país, así como la comercialización y la patentización de los derechos. «Hay que procurar que las muestras se queden en el país, ya que si se envían al extranjero corren el riesgo de deteriorarse o perderse».
El almacenamiento de estos tejidos se realiza mediante su congelación en nitrógeno líquido.