Los usuarios hacen uso extensivo de servicios bancarios en línea, sobre todo el pago de servicios, según explicó el investigador Leiner Vargas Alfaro. (Foto: archivo)
La Internet ha perdido su estigma de “chiquillada”, según demostró un estudio realizado por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE) de la Universidad Nacional (UNA) y que fue presentado el pasado mes de noviembre.
Este primer informe, sobre penetración y uso de servicios de telecomunicaciones en Costa Rica, demostró, a grandes rasgos, el uso de Internet como una herramienta válida e importante en el trabajo y la educación.
Según explicó su autor, Leiner Vargas Alfaro, este primer documento evidencia la creciente popularidad de Internet como una plataforma para la consulta y la investigación, una “gran biblioteca”.
El documento recopila estadísticas de usuarios costarricenses y pretende dilucidar la cultura de uso que se le da a la red. Según los datos encontrados, un 45.7% de los usuarios la acceden en promedio entre 1 y 5 horas al día.
De acuerdo con las tendencias, un 41.8% y 26.7% corresponden, respectivamente, a usos para asuntos de trabajo y estudio. Un 78.4% de los trabajadores opinó que el uso de Internet en el trabajo mejora su productividad y eficiencia.
Por otro lado, el documento demuestra que entre los trabajadores que consultan la Internet en sus horas de empleo, un 87.2% pertenece al sector de servicios, con menor impacto de uso en actividades agrícolas o industriales.
El objetivo del estudio, señaló el investigador, es el de servir de base para la medición del impacto de la apertura comercial de las telecomunicaciones en el país, de esta manera, contar con un “antes” y un “después” en cuanto a la penetración y uso de los servicios; el CINPE pretende emitir un informe anual similar en los próximos 4 años para valorar esos cambios.
EL FIN DEL “CAFÉ INTERNET”
Vargas Alfaro describe al costarricense como “conservador”, pues aún no tiene la confianza de desarrollar sus actividades “en la nube”, además de que se siente más seguro realizando cualquier actividad en línea desde su casa que en su trabajo o en un café Internet.
El investigador opina que esta tendencia se debe a que las personas consideran que en casa están “más seguras” y que las restricciones de muchos locales, empresas o instituciones limitan los accesos a páginas y aplicaciones que consideran peligrosas.
Por esta razón, el CINPE prevé, en los próximos años, la desaparición de la tradición del “café Internet”, debido a que es más fácil pagar por un servicio continuo y desde la comodidad de casa, que desplazarse a un local para ello.
Para Vargas, la Internet se empieza a constituir como un “bien público”, un servicio del mismo valor que fue la electricidad durante el siglo XX.
“El patrón de uso de Internet ha llevado a que se convierta en un bien público; por lo tanto, privatizarlo es absurdo. Internet es una externalidad muy positiva como para cobrarla, sobre todo a las personas en edad de estudio o de trabajo”, explicó Vargas.
Aún con timidez, el tico espera que la apertura sea una oportunidad para ampliar la calidad de cobertura y velocidad de conexión; un 41.8% opina que la amplitud de empresas que ofrecen el servicio servirá para mejorar los servicios de telecomunicaciones y un 24.4% espera aumente las posibilidades de consumo.
Vargas Alfaro asegura que la única manera de no perder competitividad respecto a otros países es mejorar los servicios y bajar los costos de tarifa, pues los nuevos servicios interactivos requieren conexiones superiores a los tradicionales.
El estudio del CINPE también detalló la baja motivación del costarricense para realizar compras en línea, tendencia que Alfaro le atribuye a la tradición de temor que se les ha infundido a las personas, ante la posibilidad de revelar sus datos de crédito.
De acuerdo con el investigador, para motivar a los costarricenses hace falta que las empresas ofrezcan solidez en seguridad y facilidad de pago, que curen paulatinamente esos miedos.
Vargas mostró esperanzas de que esta timidez con la que el costarricense se ha acercado a los servicios en línea, tienda a desaparecer, igual que lo han hecho los estigmas de calificar a la Internet como un espacio “infantil” y exclusivo para el entretenimiento.