Las niñas, niños y adolescentes que laboran en casas de terceras personas lo hacen en condiciones de explotación, de riesgo de abuso sexual y maltrato físico, según un estudio sobre el trabajo infantil doméstico presentado recientemente en la Universidad de Costa Rica.
Montserrat Sagot Rodríguez, Ana Carcedo Cabañas, Irma Sandoval Carvajal, Vilma Pernudi Chavarría y Teresita Ramellini Centella., autoras del estudio, presentaron el documento en una mesa redonda realizada en el auditorio de la Facultad de Educación, en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se celebra el 12 de junio.
Sus resultados forman parte del libro «Una mirada de género al trabajo infantil doméstico», auspiciado por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Maestría Regional en Estudios de la Mujer de la UCR y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Según las autoras, el trabajo infantil doméstico es una forma de explotación muy extendida en el mundo, pero poco conocida, que afecta mayoritariamente a las niñas. En América Latina, por ejemplo, un 90 por ciento de las personas menores de edad trabajan en oficios domésticos y son niñas.
Sagot explicó que en ningún lugar del mundo las condiciones de las niñas y las adolescentes son mejores que las de los varones. El trabajo de las niñas es a puertas cerradas e incluso no es reconocido como un trabajo, sino como una «ayuda».Desde la perspectiva de género, para la autora se presenta desigualdad e inequidad pues hay una división sexual del trabajo que inicia a muy temprana edad y en condiciones peligrosas, tanto por el abuso físico y sexual como por el manejo de materiales que pueden causar lesiones.
Según el estudio, las niñas trabajan hasta 30 horas más por semana que los varones, pero no reciben salario como ellos, pues normalmente trabajan por techo y comida.
La especialista Ana Carcedo indicó que es una forma de explotación difícil de erradicar porque es aceptada en el sistema social y se ve como algo «normal», pues la sociedad está acostumbrada a ver que la mujer sea la encargada de realizar las labores domésticas.
La autora dijo que para las niñas clase media las condiciones son más difíciles porque tiene que ganarse el derecho de estudiar y eso la coloca en riesgo de violencia, además se les forma «como sirvientas de por vida.»
Basadas en datos de la Encuesta de Hogares del 2002, Irma Sandoval y Vilma Permudi, indicaron que de un total de 177.732 niños y adolescentes que realizan trabajos domésticos en Costa Rica, un 71 por ciento son mujeres.
Sin embargo, las autoras descubrieron que el trabajo doméstico en hogares de terceros lo realizan en un 98 por ciento las mujeres, lo que las limita de participar en el sistema educativo, las expone a mayor riesgo de violencia y les reduce el tiempo de recreación.
Ramellini dijo que este tipo de labor es una violación a los derechos humanos y que aunque hay muchas personas que se dicen respetuosas de éstos, terminan por contratar una empleada doméstica adolescente en su casa.
El próximo 11 de junio Costa Rica se unirá a la celebración del Día Contra el Trabajo Infantil Doméstico que promueve la OIT. Se presentará un mural llamado «Sí a la educación y al juego» elaborado por estudiantes de la comunidad de Los Guido, en la Villa Olímpica de Desamparados.
