Discursos varios rondan hoy en torno del tema educativo, político por excelencia. Hace poco La Nación publicaba en contra del derecho al fotocopiado, aduciendo, en este caso con error, que ese proyecto solo es un falso opuesto del derecho a la educación. Sin embargo, se trata de opuestos reales: Socioeconómica, política pero también pedagógicamente. Compartimos que en nuestra Escuela habíamos llegado a disminuir a un 20% la copia y dictado- documentado y firmado por muchos docentes- gracias en parte a la posibilidad de fotocopiar, y óigase bien, sin mezquindad, sin esconder jamás las fuentes y créditos propios del autor pues no hay reformas verdaderas en una ética cómoda, posmo o relativista.
El fundamento de la educación es multidimensional, no lineal; por ello, como sabemos, la pedagogía está conformada por diferentes ciencias y ejes: Histórico-cultural, filosófico, sociopolítico, científico, epistemológico, socioeconómico, ideológico, metodológico, psicológico… y no menos, ético. La educación es en mucho sociopolítica pero: ¿Significa ello el ocultamiento de la importancia de la dimensión individual? Evidentemente no. Más aún: ¿Son lo social e individual opuestos, o excluyentes..? Obviamente no. Falacioso sería intentar ese… razonamiento.
En filosofía, el historicismo -que no es historia sino reduccionismo de las ideas a la historia, no sociología sino sociologismo- opone subrepticiamente la causalidad social y general a la causalidad desde la unicidad y especificidad individuales. Grave error intentar subsumir las ideas o la filosofía en la historia y, más allá, lo individual en lo social.. igual sería error lo contrario.
Falacia añeja ya frecuente es inventar opuestos falsos, por ello el historicismo- que no es la invaluable y necesaria historia de las ideas- nunca alcanzó para crear ideas nuevas, ni siquiera estructuras teóricas distintas.
Pero nuevo no es sinónimo de innato. La teoría nueva surge diversificadamente, de la investigación sistematizada -implica trabajo- junto con reflexión poderosa, insistente y sin duda socialización, las tres son necesarias.
Los sistemas nuevos, que crean y descubren personas concretas, integran lo anterior y social cambiando su relación, su semántica, su lugar o la estructuración antigua, ya sea ofreciendo estructuras novedosas o cambiando al consultar los resultados de la investigación, se dan cuando logramos cambiar las preguntas de partida o se cambian los pilares explicativos, o si en el entramado de ideas cada parte pierde identidad para cambiar su significado y su accionar; lo más conocido es el uso de síntesis o interrogar al trabajo de campo, la práctica. Al desdibujarse los contornos ontológicos anteriores se da paso a nuevas interrelaciones causales y entonces, a nuevas explicaciones y concatenación de premisas, generalmente más complejas, o bien reemplazamos pilares u objetos. Como sabemos, son esos rasgos del surgimiento de ideas y o teorías nuevas. Usar el argumento de lo social para ocultar o invalidar celosamente el trabajo individual de un autor simplemente es falso, porque:
1-Individual no es sinónimo de innato y no es el opuesto de social, la sociedad es en parte entramado de relaciones entre individuos y el individuo se forma incluyendo sin duda, la socialización.
2-El aporte social e individual se complementan, gracias a que no son lo mismo ni sus acciones lo son. La complementariedad no significa que la sociedad, al influenciar al autor, sea la creadora directa de esa obra, insistentemente diferenciable por los rasgos particulares e inconfundibles del autor. -Como en Ginastera, Chagal, y Oreamuno, y un infinito etcétera.
3-Situar históricamente las ideas, que es muy necesario, no implica negar el indiscutible aporte individual en ellas, el aspecto particular, sino contextualizarlas en su origen y en su posible influencia social, lo que es distinto.
El tema no requiere especialización en complejidad… ya la psicología hace mucho nos mostraba esa intimidad entre lo individual y social, y más, multidimensional.
Ámbitos social e individual deben también entramarse para la defensa de la justicia y de la educación.
La sociopolítica seguirá oteando el horizonte del conocimiento -como un eje indiscutible- pero no para dominarlo, empequeñecerlo o agotarlo sino para ayudarnos a divisar caminos no recorridos.
Fotocopiar no niega los derechos patrimoniales de autor y exigir lo contrario sí lesionaría el derecho a la educación. Por ello, esa pretendida ley no se sostiene, ética, social, económica, funcional, política, ni epistemológicamente. La motivación en ella no parece ser el derecho de autor sino la exclusión, espuria y nefasta, solo comparable con la ley… mordaza…