Hablan los vencidos del 48

Tiene el lector a su alcance unas historias crudas, verdaderas, algunas cargadas de odio. Revelan qué ocurre cuando el costarricense

Nuevos documentos de 1948

Los proscritos

Macarena Barahona, compiladora

Editorial Costa Rica

2015

Tiene el lector a su alcance unas historias crudas, verdaderas, algunas cargadas de odio. Revelan qué ocurre cuando el costarricense deja de lado el “pura vida” y surgen “más soldados que maestros”. Este libro delata el lado oscuro del alma nacional, da voz a quienes perdieron la guerra civil del 48, y nos lleva de sorpresa en sorpresa.

Hablamos de la compilación de Macarena Barahona titulada Nuevos documentos de 1948. Los proscritos, correspondiente al volumen 7 de la Colección Nueva Historia Patria. Daremos unas cuantas notas, de ningún modo exhaustivas, del contenido de las obras antologadas.

Primero toma la palabra el escritor y diputado picadista José Albertazzi Avendaño, quien desde su exilio en Guatemala escribe “La tragedia de Costa Rica”. Comienza refiriendo que Rafael Á. Calderón Guardia tuvo “un conocimiento íntimo de nuestras barriadas miserables” gracias a sus visitas como médico, una de las bases de su popularidad sin precedentes al momento de ganar la elección presidencial. También comenta las conocidas realizaciones de la administración de Calderón. Luego intenta demostrar las simpatías de León Cortés con el nazismo, pero no resulta convincente por ausencia de datos comprobatorios. (Esta deficiencia la comparte con otros autores antologados, algo comprensible pues se trata de escritos de carácter antes testimonial que historiográfico. Son fuentes y ninguna fuente es imparcial; cabe al lector no pasar por inocente).

Albertazzi profundiza en la personalidad del presidente Picado, incapaz de tomar acciones contundentes para defenderse de sus enemigos. También menciona la labor de desprestigio internacional sufrida por el gobierno y la otra vez inexplicable indefensión. Informa sobre los atentados terroristas para desestabilizar un gobierno legítimo y la falta de unidad en el gabinete. Continúa con los incumplimientos por parte de los vencedores del pacto que puso fin a las acciones armadas y abunda en la “sañuda persecución”. No encuentra nada bueno en José Figueres ni en la Junta de Gobierno. Le acusa de testaferro de adinerados alemanes para proteger sus fortunas durante la Guerra Mundial. Desprecia al “padrecillo Núñez” y no ahorra críticas a Otilio Ulate, como candidato y como presidente. Manifiesta su admiración por Carmen Lyra, “espíritu evangélico”. Sin duda un escrito indispensable para profundizar en los acontecimientos del 48.

Luego vienen extractos la obra “Estafa y farsa en el Caribe”, de Rosendo Argüello Rodríguez, quien fuera colaborador notable en la guerra de Figueres, en actividades como la compra del armamento en el exterior y en los eventos militares. Nicaragüense, enemigo de Somoza, joven, inteligente, valiente e idealista, su escrito muestra una veta poco conocida: la participación bélica de muchos nicaragüenses en las filas figueristas.

El presidente de facto Figueres encargó a Argüello organizar su guardia personal. Todo esto valora su testimonio, aunque destila amargura y frustración porque Figueres incumplió su palabra de colaborar activamente y de inmediato en el derrocamiento de Somoza. Este notable nicaragüense no reconoce que las circunstancias geopolíticas impedían cumplir la promesa. Relata varios eventos protagonizados por los mandos militares de Figueres, que ciertamente no los exalta. Ilustra entretelones de la Legión Caribe, de la Compañía Rafaela Herrera y del tropel de conjurados centroamericanos contra las dictaduras de entonces, radicados en Costa Rica después de la guerra civil, ansiosos de nuevos aventuras.

La compilación incluye varios discursos de Manuel Mora. El primero del 3 de setiembre de 1942, contiene un plan económico para impedir que “el hambre se enseñoree en nuestro pueblo”.  El segundo, del 18 de setiembre de 1942, completa dicho plan de emergencia del Partido Comunista. El tercero, del 27 de agosto de 1947, explica las decisiones políticas de ese Partido cuando ya se preveía la contienda fratricida y da cuenta de la participación del camarada Luis Carballo en la redacción del Código Electoral. El título del cuarto, del 30 de enero de 1958, indica su contenido: “Nuestra actuación durante la guerra civil”, tarea que completa con el quinto discurso, del 28 de setiembre de 1961. Estas radiolocuciones fueron publicadas por Gilberto Calvo y Francisco Zúñiga en un libro titulado Discursos (1980).

José Meléndez Ibarra escribe unas conmovedoras páginas sobre la Columna Liniera, vivo reflejo de la candidez y generosidad de aquellos hombres y mujeres que, con filosos machetes y pocos e inservibles fusiles, abrieron el pecho a las armas automáticas.

Carlos Luis Fallas (Calufa) cierra el libro con un emotivo a la par que razonado comentario del Crimen de Codo del Diablo, en el que ahonda en los móviles de tan horrendo y vergonzoso asesinato. Calufa, sin ningún temor, señala a los autores intelectuales.

En fin, un libro-destroza-mitos.

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