José Marín Cañas, posdata de un hombre leyenda

Este año se cumple el centenario de uno de los escritores más curiosos de la literatura costarricense: José Marín Cañas.Verdadero personaje del periodismo y

Este año se cumple el centenario de uno de los escritores más curiosos de la literatura costarricense: José Marín Cañas.

Verdadero personaje del periodismo y la literatura, su obra, pese a ello, es poco estudiada y para muchos su nombre es el de un desconocido.

Pero Marín Cañas tiene la memoria de su mérito el haber realizado algunas marcas determinantes en el periodismo y le prensa nacionales.

Sus novelas Lágrimas de acero, Tu, la imposible, Infierno verde y Pedro Arnáez son innovadoras, se diferencian claramente del hacer literario costarricense de la época, que va de mitad de los 20 hasta principios del 40. De igual manera, sus relatos de Los bigardos del ron, dan inicio a un tipo de narrativa urbana que se antepone a una tendencia costumbrista previa.

Al abrirse el mundo urbano en la narrativa, con él surgen personajes marginales, oscuros y complejos. Sus narraciones retratan el San José de aquellos años y sus recursos literarios convocan lenguajes y discursos de época. El cine, la moda, las expresiones, la cursilería, los dramas apasionados, confluyen en formas modernistas contemporáneas de esos inicios del siglo pasado.

Marín Cañas fue multifacético. Tocó el violín, fue narrador, articulista, periodista. Tras enviar un cuento suyo a Otilio Ulate en el Diario de Costa Rica, éste lo llamó para trabajar y pronto se puso a cargo del vespertino La Hora.

Una vez más logró en el periodismo nacional crear un tipo de diario diferente, que tocaba el sensacionalismo, lo sentimental, pero también contaba con páginas literarias. Era lo que entonces se llamaba un periódico de la tarde, que en otras partes del mundo fueron los predilectos para que algunos escritores iniciaran su carrera en las letras.

El mismo Marín publicó en La Hora una novela por entregas que luego se editó en libro. El infierno verde: la guerra del Chaco, es un ejemplo de literatura gestada en el periodismo que desgraciadamente no se cultivó más en Costa Rica.

Pero una de las razones por las que más lo recuerdan sus amigos es por la vocación de conversador de tertulia, actividad ésta que también se desdibuja en la sociedad contemporánea para detrimento del desarrollo cultural.

Al respecto de su obra literaria varios críticos y estudiosos coinciden en que no se le ha dado el lugar que se merece. Con una ejercicio literario experimental e innovador, Marín Cañas encabeza junto a Max Jiménez un movimiento de transformación en el movimiento cultural en general del San José de los años 20 del siglo pasado.

Algunos de sus recursos literarios provocan un desplazamiento del autor. La confusión de autorías proviene de una mezcla de propuestas de discurso, es decir que la historia es narrada o proviene de autores diversos. En el caso de Tú, la imposible, se trata de un diario o memorias que el personaje protagónico escribió y que luego son editadas por Marín Cañas. Este juego de referencias lo aplica también en Infierno Verde, donde el origen del texto se atribuye a un viajero que a su vez lo pasa a un amigo quien finalmente se lo hace llegar a Marín al periódico La Hora, donde es publicado por entregas.

Aunque las propuestas literarias de José Marín Cañas desgraciadamente no tuvieron la continuidad necesaria para impulsar una corriente distinta en la narrativa nacional, su obra es una referencia importante.

Su cumbre narrativa la alcanzó en su última novela Pedro Arnáez, pero esta significó a la vez el terrible silencio al que condenó a su pluma.

La anécdota dice que Marín envió esta obra a un concurso latinoamericano, pero sospechando que era una elección amañada, decidió engomar las hojas del manuscrito. Luego de que se anunció el ganador, Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno, al recibir de regreso sus originales éstos venían sin despegar, es decir, que su obra ni siquiera fue leída. Decepcionado y furioso, decidió no volver a escribir, promesa que sostuvo por tres décadas, hasta que en los años 70, accedió a participar en las páginas del diario La Nación.

Como escritor y personaje las virtudes que se le pueden reconocer son muchas y son las de un intelectual de su época. Fue implacable en sus juicios, agudo en su crítica, ágil con su pluma y consecuente en todos los extremos con sus convicciones.

No cabe duda que José Marín Cañas es un figura para retomar y estudiar en las letras nacionales. En el centenario de su natalicio no podíamos hacernos cómplices de un silencio tan antiguo como injusto.

 

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