Jorge Arias Tuk De corazón liceísta

El Liceo de Costa Rica se coronó campeón nacional de baloncesto, después de derrotar 89-71 al quinteto de Barva, título que le otorgó al

El Liceo de Costa Rica se coronó campeón nacional de baloncesto, después de derrotar 89-71 al quinteto de Barva, título que le otorgó al «megaexpreso» el bicampeonato, pues también ganaron ante el mismo quinteto barvareño la final del campeonato anterior.

El jugador emblemático del equipo y capitán, Jorge Arias Tuk, que ha vestido el uniforme de los monarcas durante 13 temporadas, abrió su carrera deportiva a UNIVERSIDAD y recuerda que fue en la Plaza González Víquez, donde el entrenador de baloncesto, Rigoberto Morris, fallecido en Estados Unidos el año anterior, le vio posibilidades como basquetbolista, mientras Arias jugaba mejengas de béisbol.

«Cuando estaba en el colegio me gustaba practicar ciclismo, atletismo y béisbol, este era el deporte rey de los chiquillos que nos criamos cerca de Plaza González Víquez, por la cercanía del Parque Antonio Escarré.

«Al ciclismo le di duro y luego practiqué «mountain-bike», hasta que me robaron la bici; jugaba mucho beis y fue cuando el profesor Morris me notó aptitudes para jugar al baloncesto y así empecé a practicarlo en las competencias colegiales y fui reserva del Liceo en 1983.

«Al año siguiente empecé oficialmente con el Académico y ya llevo 20 años en este oficio, que ha sido parte fundamental en mi vida. El baloncesto es todo en mi vida, porque a su alrededor y en sus entornos formé mi carácter, hice mis amigos, viajé por el mundo y adquirí la disciplina que ha llenado mi existencia», expresó el líder liceísta.

AÑOS DE LICEO

«El alumno del Liceo de Costa Rica tiene una mística por su colegio que es difícil encontrar en otro centro educativo; ser liceísta es algo mítico y aunque a veces la han perdido los alumnos, los egresados siempre la mantienen».

«Nosotros, como jugadores de baloncesto que defendemos el uniforme rojo del Liceo de Costa Rica, estamos claros que la barra que nos apoya es el jugador número seis. Hemos ganado partidos y títulos por el apoyo de nuestros seguidores», dice Arias.

Sin embargo, el capitán es consciente de que la «barra brava» del Liceo no siempre tiene un buen comportamiento y muchos de sus integrantes la han desvalorizado con conductas que no son propias de estudiantes.

«Es una barra en ocasiones indisciplinada, que nos hace falta en los partidos, porque asisten decenas de egresados aunque estos guardan otros comportamientos mucho más maduros», agrega Jorge, que empezó su carrera jugando como poste, pero que hoy le hace a todo, como alero y hasta distribuidor.

«En los dos últimos partidos contra Barva, tuve que bajar a cooperar con los distribuidores, Cristian Chavarría y Luis Castillo para ayudarles a llevar la bola al aro contrario; quizá por mi experiencia, el técnico -Alejandro Fernández-, ya no me ubica en una sola posición», expresó.

TODAS LAS SELECCIONES

Desde que debutó en la primera división y salvo para dos convocatorias, Arias Tuk ha integrado todas las selecciones nacionales.

Ha participado en Juegos Panamericanos, Centroamericanos y del Caribe, Copas Internacionales y han disfrutado de su potente juego en los tableros públicos de Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana, Cuba, Colombia, México, Panamá, toda Centroamérica y Taiwán.

¿Siempre has jugado con el número 11 en tu uniforme?, le preguntamos.

«Siempre», nos responde. «Lo pedí desde el primer partido, quizá porque nací un día 11, porque mi mamá jugaba rifas con el 11 y pegaba varias cosillas; porque el negocio de papá se llama Once Estrellas y aunque el número no juega, llegué a pelearme para que en otros equipos me lo dieran.

Solo en una ocasión tuve que rifarlo, con Víctor Miranda y le gané. Con el paso del tiempo, se va respetando la trayectoria del jugador y ya le asignan el uniforme con el 11 sin mayores problemas», indicó el campeón.

Le pedimos que escogiera un equipo ideal con jugadores de su época y respondió con estos nombres: Marlon Goulburne, Blas Martínez, Jimmy García y Víctor «Picua» Aguilar como distribuidores; Herman «Zito» Robertson, Clifford Smith y Ernold Garner como postes aleros; Jorge Arias, Nathán Scarlett y Gilberto Brown como postes.

AL PROFESIONALISMO

Al principio, los basquetbolistas llegaron a jugar gratuitamente y Jorge Arias así lo hizo en sus primeros cuatro temporadas.

«Pasé luego al Académico donde se me ofreció una beca de estudios y ¢1.500 por mes; gané el premio de novato del año y mejor jugador del campeonato y pase a ganar ¢5.000 por mes.

En 1987 con el Liceo me pagaron ¢20.000, que alcanzaba para invitar al cine a la novia. Luego subieron a ¢40.000 pero el Seminario y sobre todo la UIA, empezaron a contratar basquetbolistas de Estados Unidos y Panamá que llegaron a firmar hasta por $1.500 y alquiler de apartamento, y fue cuando algunos de los basquetbolistas criollos de más espuela se pusieron vivos y empezaron a pedir igualdad de condiciones con los extranjeros.

Vinieron jugadores gringos como Dwight Scott, Marshall Soul, Sean Paulfried y los panameños Braulio Rivas, Enrique Grenald, Pinilla, Iván Jaén, Mario Galvez y se dio una lógica inflación.

Los dirigentes de los equipos más fuertes y candidatos al título, tuvieron que «complacer» las exigencias o reclamos de los basquetbolistas costarricenses de renombre y los fichajes y salarios se dispararon hasta los ¢150.000 o ¢200.000 cada mes.

Se entró a un profesionalismo que obligó al jugador a una mayor responsabilidad; en UIA entrenábamos a las 6.30 de la mañana y 6.00 de la tarde, con multas y castigos al jugador que no cumplía e incluso se multó por no conseguir títulos u otras proyecciones y metas de la dirigencia.

Fueron épocas duras, pero que nos permitió a los canasteros de la elite nacional, adquirir bienes muebles e inmuebles que mejoró nuestra calidad de vida y la de nuestras familias», aseguró Arias Tuk.

HASTA 40

Admirador de los entrenadores Rigo Morris (el mejor para Jorge), Erwin «Wino» Knohr y José Miller, de Michael Jordan y Shaquille O’Neal, seguidor del Saprissa por perilla de radio y fanático de las fábulas y de Discovery Channel (acompaña a su hijo a mirarlas), Jorge Arias quiere jugar hasta los 40 años.

«Esa es mi meta, después me dedico al maxibasquet, porque no quiero ser entrenador. Me molesta la indisciplina y el jugador nacional es muy indisciplinado, por eso no deseo entrenarlo», dijo el bicampeón nacional de baloncesto, título logrado por Arias Tuk junto a sus compañeros de equipo, Javier Clifford, Iván Jaén, Gilberto Davis, Harry Montoya, Cristian Chavarría, Luis Castillo, Carlos Quesada, Jeipierre Davis, Libor Cohen, Carlos Moya y Michael Byfield, con Alejandro Fernández de entrenador.

EN PERSONA

Nombre: Jorge Arias Tuk

Nació: San José, 11 de agosto, 1966

Edad: 38 años

Estatura: 1.90 metros

Padre: José Arias

Madre: Carmen Tuk (fallecida)

Hermanos: William, Rolando, Mayra y Olga. Jorge es el menor.

Primaria: Escuela Católica Activa

Secundaria: Liceo de Costa Rica

Estudios superiores: Educación Física (UCR), Computación (UACA).

Esposa: Antonieta Galera.

Hijo: Jorge Antonio, 3 años, 8 meses

Una virtud: no tolero la indisciplina.

SU CARRERA

1983-84-85-86: Colegio Académico de la UACA

1987-88-89-90: Liceo de Costa Rica

1991-92-93: Universidad Internacional de Las Américas (UIA)

1994-95-96-97-98-99: Liceo de Costa Rica

2000-01: Cartago- Universidad de Costa Rica

2002-03-04: Liceo de Costa Rica

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