La autoevaluación y acreditación de carreras universitarias por áreas, en lengua franca: clusters, hace referencia a dos aspectos: por un lado, a la autoevaluación simultánea de varias carreras que se consideran afines o que están unidas por rasgos comunes y, por otra a parte, a la evaluación externa de un conjunto de carreras con miras a obtener la acreditación.
Este tipo de autoevaluación y acreditación se promueve en algunos países europeos, sobre todo en Alemania y Suiza, y ya se cuenta con algún avance en el tema en países sudamericanos como es el caso de Perú y Uruguay.
Quienes promueven la autoevaluación y acreditación por clusters argumentan que con ellas es posible bajar los costos derivados de ambas fases y simplificar y reducir, de manera significativa, los procesos.
A diferencia de la acreditación individual de una carrera, con la acreditación por clusters el procedimiento de evaluación externa que realizan los pares evaluadores in situ, se lleva a cabo para grupos de carreras afines, por ejemplo, carreras que compartan un grupo homogéneo de saberes, disciplinas que compartan las temáticas analizadas, que compartan concepciones epistemológicas y procedimientos científicos o tecnológicos, o bien carreras que se vinculen por su tipo de proyección o por el reconocimiento social que tengan.
De este modo, podemos hablar de las áreas de las Ciencias Sociales, Ingenierías, Ciencias Agrarias, Ciencias de la Salud, etc. En este caso, al menos en el modelo alemán, se emite un certificado de acreditación a cada carrera de manera individual y se aprueba un plan de mejora conjunto.
El proceso de autoevaluación por clusters implica una reducción de tiempo y esfuerzos ya que plantea que las carreras afines autoevalúen de manera conjunta un tronco común de temas, como las características de la institución, el proceso de admisión a la universidad, normativas institucionales, servicios al estudiantado, políticas de vida estudiantil, etc.
Posteriormente, cada carrera se enfoca en el análisis y valoración de sus particularidades curriculares y la atención de sus poblaciones docentes y estudiantiles. Esto supone que los equipos de autoevaluación de las carreras trabajen juntos, compartan recursos e, idealmente, que las carreras tengan relaciones en cuanto a los contenidos de sus planes de estudio, mediante cursos compartidos, o personal que colabore en varios programas.
Las carreras que se autoevalúan de esta manera pueden desarrollar una importante capacidad para encontrar soluciones comunes a los retos y necesidades que son también comunes, además, se pueden planificar inversiones tecnológicas o de equipos que, de manera conjunta, sean aprovechados por todas las carreras y también permite la puesta en marcha de prácticas innovadoras, de mejora continua y trabajar la transdisciplinariedad.
Por supuesto que son muchas las interrogantes que se pueden plantear con esta opción de autoevaluación y acreditación por clusters y esto es razonable considerando el poco desarrollo operacional que ha tenido la idea, y lo relativamente nuevos que son los procesos de acreditación en Costa Rica. Es así como surgen preguntas acerca de cuál es el objeto de evaluación en este enfoque por clusters y cuál es el nivel de profundidad de los análisis y de las interacciones; cuál es el balance en la conformación de los equipos de personas evaluadoras en cuanto a los aspectos genéricos de las áreas y los aspectos específicos de las carreras, que deben tomarse en consideración; cuál es el perfil de los/as evaluadores/as; cuáles políticas institucionales se necesitan; cuál es la flexibilidad que debería tener la agencia acreditadora; se elaborarán los criterios y estándares también de manera conjunta por las carreras del área; de qué manera son consideradas las culturas o identidades disciplinares; cómo disminuir los costos y organizar de manera óptima la implementación del plan de mejoramiento de las carreras agrupadas.
En un taller en el que participaron personas que asesoran las unidades académicas de las universidades integrantes del CSUCA, y representantes de las agencias de acreditación- realizado a finales del 2009 – se discutió acerca de las posibilidades reales de realizar acreditaciones por clusters en las universidades de la región. En esa oportunidad se reconoció que se debe trabajar en aspectos relacionados con la cultura y la gestión universitarias, incentivar las políticas que estimulen estos procesos, contar con los recursos necesarios, fomentar la vinculación con diferentes grupos de interés, capacitar, y desarrollar los mecanismos de coordinación y de cultura política necesarios.
Es claro que se requieren condiciones previas para implementar la autoevaluación y la acreditación por clusters y personalmente creo que es necesaria cierta experiencia en prácticas evaluativas, por lo que pareciera ser una opción viable para las reacreditaciones. Los equipos de autoevaluación deben trabajar juntos y coordinar el trabajo de manera muy estrecha y estos procesos deben ser liderados por las agencias de acreditación en un trabajo conjunto con las unidades asesoras.