Barrios para la gente, barrios para la vida

El Seminario-taller Barrios para la gente. Políticas locales sobre vivienda y hábitat con enfoque de género y de gestión del riesgo en Centroamérica, reflexionó

El Seminario-taller Barrios para la gente. Políticas locales sobre vivienda y hábitat con enfoque de género y de gestión del riesgo en Centroamérica, reflexionó sobre qué deberían contener los barrios para que sean para la gente, actividad organizada por el Grupo de Estudios Urbanos, con el apoyo de la Escuela de Arquitectura y la Vicerrectoría de Acción Social, que tuvo lugar del 30 de julio al 1° de agosto del presente año.

La participación de diferentes países de Centro y Latinoamérica facilitó el intercambio de multiplicidad de voces y experiencias desde comunidades, organizaciones y la academia. Las reflexiones se enfocaron en tres áreas: 1) las experiencias de género, espacio y vivienda; 2) la problematización sobre la vivienda, el hábitat inclusivo y la gestión del riesgo; y, 3) las políticas locales participativas.

Al preguntar sobre las diferencias entre las experiencias de mujeres y hombres en la construcción del barrio, se tuvo un acercamiento a la ciudad desde la cotidianidad de las mujeres, en la cual gran parte de su vida se da entre medios de transporte desfasados, rutas intersectadas por los problemas urbanos de congestionamiento y las preocupaciones sobre el cuido y los horarios de trabajo extensivos. En la experiencia de habitar hay marcadas diferencias entre los géneros masculino y femenino, que tiene implicaciones espaciales, tanto en la construcción social y como física del hábitat.

Ante la temática de prevención de los desastres sociales, se estableció la necesidad de utilizar la planificación urbana para gestionar el riesgo. Lily Caballero, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, permitió visualizar la importancia de entender la trama urbana como un bien de dominio público que debe cuidarse y protegerse; además de la centralidad que posee la organización comunitaria para prepararse ante un desastre. De ello se extrae la urgencia de propuestas para trabajar la gestión del riesgo desde las formas físicas y simbólicas utilizadas por los habitantes de los barrios, es decir, a partir de sus realidades materiales e imaginarios. En la diferenciación entre lo colectivo y lo privado, la expositora presentó una aclaración central: “si ustedes están bien yo estoy bien, no ocurre lo mismo con «si yo estoy bien, todos están bien»”.

El cambio climático nos enfrenta a situaciones de riesgo antes no conocidas e implica soluciones arquitectónicas y de organización barrial para gestionar ese riesgo, además de las medidas institucionales efectivas, co-organizadas con las comunidades.

Los barrios pueden prepararse y organizarse para evitar los desastres. Por ejemplo, un buen manejo de los desechos es responsabilidad de todas las personas que habitan un lugar, pero requiere de coordinación en el manejo, la recolección y disposición final, así como alternativas que beneficien el ambiente como programas de reciclaje y reutilización de desechos manejados por los vecinos y vecinas.

Por su parte, los barrios deben asegurar la protección de la vida y la alegría de sus vecinos. Los barrios tienen un orden, construido por sus habitantes, que debe respetarse. Su forma debe permitir la vida y el desplazamiento de personas de las diferentes edades y aquellas que tienen necesidades especiales (sillas de ruedas, coche, andadera, bastón).

Por eso, las ciudades y los barrios deben ser sensibles a las personas que las habitan, al tomar en cuenta sus edades, tamaños, formas y deseos. Las mujeres, los hombres, las niñas, los niños, las personas jóvenes, las adultas y las adultas mayores tienen necesidades en común y otras diferentes. Dentro de una visión del derecho a la ciudad, esas necesidades deben ser atendidas por las ciudades de forma inclusiva, potenciando los espacios de encuentro intergeneracional e intergénero, y los espacios particulares.

Además, las fuentes de empleo deben tener vinculación con el lugar donde se vive. Se promueven barrios en los cuales las diferencias no sean motivo de desigualdad. Se requiere que contengan lugares para capacitarse, divertirse, con vías de acceso y que le den espacio a la vegetación y a la posibilidad de sembrar alimentos. En un último escrito revisaremos a nivel de políticas locales cuáles deben ser los componentes a tomar en cuenta para construir barrios para la gente.

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