En nuestra Universidad le enseñamos a nuestros alumnos, que todos los seres humanos nos resistimos de una forma natural a cualquier proceso de cambio en nuestras vidas, y el generado al interior de la organización para la cual laboramos nos es la excepción.
No existe organización pública o privada, grande o pequeña, en la cual las personas que laboran en ellas no se resistan a los cambios que se les presentan. Las razones son de diversa índole:
* Existe el riesgo de perder la situación de confort que se ha tenido a lo largo del tiempo
* Porque no se comprende el sentido del cambio o porque no se quiere entender
* Porque no se participó en el proceso de cambio
* Porque se considera que el cambio que se está produciendo no es el más adecuado
* Por la estrategia de cambio seguida
* Porque se considera que todo lo anterior es mejor
En el caso del Ministerio de Salud habría que realizar una valoración científica que permita identificar las causas de la “natural” resistencia al cambio que se ha venido produciendo en esa institución.
Pero ante la ausencia de dicho estudio en este momento, deseo aventurarme a externar mi opinión como persona que ha “palpado” el proceso como facilitador de este. (Pretendo inscribir un proyecto de investigación que nos ayude a aclarar las cosas)
Lo primero que tendríamos que tener claro, es el antecedente histórico de los procesos de cambio en nuestro sistema de salud pública.
El Ministerio de Salud se fundó como tal en el año 1927. Es, por lo tanto, una institución que lleva a sus espaldas muchos años de trabajo en diversas esferas de la salud pública y que por lo tanto necesita revisión y un ajuste organizacional a los nuevos tiempos.
Si recordamos la historia de las instituciones del sector salud costarricense, reconoceremos que nuestro país, en el tema de la protección social, decidió consolidar un seguro social universal, solidario, unitario y equitativo, por lo que las grandes decisiones políticas, independientemente del partido político que estuviera en el poder, siempre han sido tendientes a dicha consolidación. Las diferencias han sido de matices y de profundidad de los cambios propuestos con ese objetivo.
Nuestro seguro social es parte de las grandes reformas sociales impulsadas en la década del 40 por el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia con el apoyo del Partido Comunista y la Iglesia Católica y que fueron profundizadas posteriormente por el Partido Liberación Nacional.
La historia nos enseña que es durante la década de los 70 que se consolida nuestro seguro social, proceso iniciado durante el gobierno de José Figueres Ferrer y concluido durante los gobiernos de Daniel Oduber y Luis Alberto Monge.
Técnicamente, con un rumbo como el apuntado en el campo de la protección social, era necesaria la clara delimitación de funciones entre las instituciones que formaban parte del sector salud con el propósito de no crear duplicidades con el consiguiente despilfarro de recursos.
El advenimiento de la década de los 70, nos mostró la existencia de un Ministerio de Salud prestador de servicios de salud de atención directa o atención médica para la población no asegurada o con dificultades de acceso a los servicios del seguro social, y una Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) prestando los mismos servicios para la población asegurada.
La decisión fue universalizar el seguro social y que el Ministerio cumpliera un rol esencialmente de rector de la salud en el país. Por eso se traspasaron los hospitales a la CCSS, se eliminarán los topes salariales y se asegurará por cuenta del Estado a los habitantes con limitaciones para contar con el seguro correspondiente.
La CCSS debía aprender entonces a hacer promoción de la salud y prevención de la enfermedad y el Ministerio de Salud a hacer rectoría.
Lo que es claro, es que ninguna de las dos instituciones estaba preparada para asumir esas responsabilidades, por lo que debieron aprender en el camino en un proceso de prueba y error.
Durante el gobierno de José María Figueres Olsen, se genera un primer proceso de rediseño del Ministerio de Salud, que tenía como objetivo definir con claridad el significado de hacer rectoría, generando además la separación de esta función de la de provisión de servicios de salud.